Los continuos golpes dirigidos hacia Potodes debilitó su postura, pero ganó el suficiente tiempo para recuperarse de su conmoción e inmediatamente marcó distancia de Grugnil.
El Verdugo había subestimado a su oponente, sin embargo, tenía una responsabilidad y no podía dejarse vencer. Él debía recobrar el Honor del Clan y eliminar la sombra que se alzaba desafiante ante él.
Esta vez Potodes se tomó en serio a Grugnil. El combate entre berserkers generalmente consistía en quién tiene el puño más grande, pero como había sido repelido por su oponente Potodes eligió el camino más sensato, atacar hasta que tu oponente exponga su debilidad.
La pelea fue intensa, intercambios de golpes que hacían resonar el suelo sucedían periódicamente, Potodes barría la plataforma haciendo un corte diagonal desde el suelo y Grugnil contrarrestaba con un corte transversal dese arriba. La durabilidad de las hojas de sus armas era comprobada y entre los forcejeos aparecían chispas y chirridos.
Los intercambios de golpes siguieron, ninguno retrocedía. Los dos buscaban las debilidades del otro y sus voluntades se enfrentaban directamente con el acero de sus armas. Después de lo que parecía una eternidad, los dos oponentes dieron un salto hacia atrás, en la plataforma había vestigios de cortes y polvo. Grugnil estaba sudando por todo su cuerpo, su vestimenta y armadura de cuero estaban rasgadas, exhalaba forzadamente. Para poder llegar a la fuerza de Potodes, Grugnil había estado utilizando Gas Espiritual para fortalecer su cuerpo y sus ataques, sin embargo, aún no era suficiente para dominar a su oponente, haciendo evidente la colosal fuerza del Verdugo. Sin embargo, su oponente estaba igual, el esfuerzo físico de alzar continuamente su hacha con toda su fuerza y esquivar los ataques de su rival habían agotado en extremo a Potodes. Originalmente iba vestido con una armadura de cuero y una falda que le permitía movilidad en batalla, sin embargo, su armadura era prácticamente inexistente debido al uso completo de su fuerza titánica que había desgarrado la armadura, mostrando sus increíbles pectorales a todo el mundo.
Grugnil y Potodes estaban extremadamente cansados, pero sus voluntades férreas les permitían aún con toda esa fatiga muscular, mantenerse de pie.
Eh, de admitir que eres bueno peleando – dijo Potodes, tomando respiraciones rápidas.
Y yo tengo que decir que eres alguien fuerte – dijo Grugnil, agregando, además:
“Me gustaría que fueras un amigo mío”
¡No! Eres una mancha para el clan – dijo Potodes protestando.
¡¿Y por qué lo sería?! ¡¡Yo soy un guerrero y forjaré con mis manos mi honor!! ¡¡No dejaré que me insultes de esa manera!! ¡¡Si tú no lo quieres aceptar, entonces tendré que golpearte hasta que lo aceptes!! ¡¡¡AGHH!! – gritó Grugnil, volviéndose a lanzar hacia Potodes.
Las dos armas chocaron y resonaron entre sí, lo cual Grugnil aprovechó para patear las manos de Potodes, haciendo que soltase su hacha.
Viéndose desarmado comenzó a lanzar golpes y patadas a Grugnil, sin embargo, este era mucho más ágil que Potodes pudiendo esquivarlo con facilidad y lanzándole un potente golpe que derrumbó al gigante, quien cayó como un árbol seco al suelo.
¡POW!
El polvo se asentó y se podía ver a un Potodes tendido en el suelo, mientras un Grugnil serio le apuntaba con su espada.
¡¡Reconócelo!! – exigió Grugnil.
Esto… no cambiará nada – dijo Potodes.
¡¡Reconócelo!! – volvió a exigir Grugnil.
Yo… - pronunció Potodes.
¡¡Reconóceme!! – gritó más fuerte Grugnil.
A Potodes, todo este esfuerzo de Grugnil le parecía una pérdida de tiempo. Aunque lograra tallar su nombre en la piedra del clan, él seguía siendo el hijo de un traidor. Sin embargo, en la mirada de Grugnil existía una voluntad de hierro, que le exigía que lo reconociera como un igual, como un guerrero. Para Potodes esos sentimientos de ser un guerrero y ser reconocido como tal, conmovió algo dentro de él. Su honor, el que su abuelo le habían inculcado no podía dejar desapercibido la enorme voluntad de reconocimiento de Grugnil.
Fue entonces que dejó de dudar y le salió una sonrisa burlona.
Yo te acepto – dijo Potodes.
Grugnil apartó su espada y le tendió una mano a Potodes.
Potodes se sorprendió por la amabilidad de Grugnil, pero rápidamente sonrió y agarró su brazo.
¡Agohra! Un honor ser compañero de un formidable guerrero – presentó su gratitud Potodes.
¡Agohra! El honor es todo mío – dijo sonriendo Grugnil.
La palabra “Agohra” es una expresión del idioma humales, utilizada al inicio de las oraciones, generalmente utilizada para expresar admiración o reconocimiento. En la cultura humalena, es utilizada entre los guerreros como un gesto cordial al unirte a un grupo o al hacer un camarada.
Potodes recogió su hacha y se paró junto a Grugnil, ahora eran un equipo.
Aunque la prueba estaba diseñada para que permaneciera solo una persona en el círculo, había casos en las que los participantes unían fuerzas con otros y compartían un mismo circulo. Afortunadamente el circulo en donde estaba Grugnil era suficientemente grande para que Potodes estuviera en él.