Las horas pasaron, y la fiesta seguía con la misma energía desbordante. Al final, Lía y yo terminamos sentadas juntas en uno de los sofás de la terraza, observando cómo el último grupo de personas seguía bailando cerca de la piscina.
Ambas estábamos agotadas, pero felices.
—Ha sido una noche épica —dijo Lía, estirándose perezosamente—. No puedo creer lo bien que salió todo.
—Sí, definitivamente fue la mejor fiesta que hemos hecho —respondí, sonriendo mientras pensaba en todos los momentos vividos.
Mientras descansábamos, una sombra se deslizó frente a nosotros. Levanté la vista y ahí estaba Taehyung de nuevo, con las manos en los bolsillos y esa misma sonrisa de misterio.
—¿Te diviertes? —preguntó, su tono ligero, pero con un trasfondo de interés genuino.
—Muchísimo —respondí, devolviendo la sonrisa—. Ha sido una noche increíble.
Taehyung asintió lentamente, como si estuviera evaluando mis palabras.
—Me alegra escuchar eso. Aunque, creo que la noche aún no ha terminado —añadió, su mirada fija en mí.
Lía, notando la situación, se levantó de inmediato.
—Bueno, creo que es hora de que me retire a descansar —dijo, lanzándome una mirada cómplice antes de dirigirse hacia la casa—. No hagan mucho ruido.
Me quedé sola con Taehyung, el ambiente entre nosotros cargado de algo más que solo palabras no dichas. Él se acercó, sentándose junto a mí en el sofá, pero esta vez no hubo palabras juguetonas ni desafíos. Solo silencio, un silencio lleno de posibilidades.
—¿Qué es lo que quieres, Taehyung? —pregunté finalmente, rompiendo el silencio. Mi voz salió más suave de lo que esperaba, pero sabía que necesitaba claridad.
Él me miró, sus ojos profundos e insondables.
—Creo que lo sabes —respondió en voz baja, sus dedos rozando suavemente mi mano.
Y en ese momento, supe que la noche estaba lejos de terminar.
El roce de sus dedos en mi mano fue suficiente para que todo mi cuerpo se tensara de anticipación. La noche, con su aire fresco y la música suave de fondo, creaba un escenario perfecto, como si cada detalle estuviera diseñado para ese momento. Taehyung me observaba con una mirada intensa, pero no dijo nada más. El silencio entre nosotros hablaba por sí solo, como si ambos supiéramos lo que vendría a continuación.
—¿Segura que quieres saber lo que quiero? —murmuró, acercándose un poco más.
Su cercanía me envolvía, y aunque mi mente me gritaba que mantuviera la calma, mi cuerpo reaccionaba de manera diferente. Sentía el calor irradiando de él, la tentación de ceder ante lo que fuera que estaba por suceder. Había algo en él, una mezcla de misterio y peligro, que me hacía desear cruzar esa línea.
—Sí, lo estoy —respondí, mi voz casi un susurro.
Taehyung sonrió de lado, como si hubiera estado esperando esa respuesta todo el tiempo. Sin perder más tiempo, levantó una mano y la deslizó suavemente por mi cuello, sus dedos rozando mi piel con una delicadeza que contrastaba con la intensidad de su mirada. Mi corazón latía con fuerza, y mi respiración se volvió errática.
—Entonces no me culpes si no me detengo —dijo en voz baja, sus palabras llenas de promesas no dichas.
En ese momento, las dudas desaparecieron, reemplazadas por un impulso visceral que me arrastraba hacia él. No había vuelta atrás. Sin más preámbulos, Taehyung cerró la distancia entre nosotros, sus labios atrapando los míos en un beso firme y demandante.
El mundo a nuestro alrededor pareció desvanecerse. El contacto de sus labios era todo lo que podía sentir, y el beso, profundo y hambriento, hizo que todo dentro de mí se encendiera. Su mano, que antes estaba en mi cuello, bajó lentamente hasta mi espalda, atrayéndome más cerca de él, como si quisiera fundirnos en uno solo. Mis manos se aferraron a su camisa, tirando de él con la misma urgencia que él mostraba. No había palabras, solo el lenguaje de nuestros cuerpos.
Cuando nos separamos brevemente para tomar aire, ambos estábamos respirando con dificultad. Sus ojos oscuros me escudriñaban, como si estuviera decidiendo cuál sería su próximo movimiento. Y antes de que pudiera procesar todo lo que estaba sucediendo, sentí sus labios deslizarse por mi cuello, dejando un rastro de besos ardientes en mi piel.
Cada toque, cada beso, enviaba una descarga de electricidad a través de mi cuerpo. Estaba perdida en la sensación de sus manos explorando mi piel, de su boca marcando cada parte de mí. Era como si cada segundo que pasaba con él intensificara la necesidad, y sabía que él lo sentía también.
Taehyung se detuvo por un momento, sus labios apenas rozando los míos mientras me miraba profundamente a los ojos.
—Eres diferente —murmuró, su voz ronca—. Me haces querer quedarme.
Esas palabras, tan simples pero cargadas de significado, me sorprendieron. Había algo en su tono que sugería que no era solo un juego para él. Y eso hizo que todo se sintiera aún más real, más intenso.
Antes de que pudiera responder, él volvió a besarme, esta vez con más suavidad, pero la pasión seguía ardiendo en cada movimiento. Me dejé llevar por el momento, sin preocuparme por lo que vendría después. Todo lo que importaba era el presente, ese instante en el que los dos estábamos completamente conectados, dejándonos llevar por lo que ambos sentíamos.
El tiempo parecía volverse borroso. No sabía cuántos minutos habían pasado, o si alguien más estaba cerca, pero nada de eso importaba. La terraza, con sus luces tenues y el sonido lejano de la fiesta, se convirtió en nuestro refugio privado, un lugar donde nada más existía salvo nosotros dos.
Finalmente, nos detuvimos, ambos respirando con dificultad, nuestras frentes apoyadas una contra la otra. Taehyung sonreía, y yo también, sintiendo una mezcla de agotamiento y satisfacción que solo viene después de algo tan intenso.
—Supongo que no fue tan difícil averiguar lo que quería —dijo, bromeando suavemente.
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Editado: 20.10.2024