Desaparecida

Kai, Noah y Lucius llegaron al interior del bosque, al lugar donde Mihaela había estado antes de que la Sombra se la llevara. Sin embargo, ahí se perdía su rastro. La frustración y la desesperación se apoderaron de Kai, quien se volvió hacia Noah con furia en sus ojos.

—¡Esto es tu culpa!—gritó Kai, avanzando hacia Noah con la intención de golpearlo.

Lucius, viendo la situación, reaccionó rápidamente y agarró a Kai, deteniéndolo.

—¡Basta, Kai!—ordenó Lucius, su voz firme.

Kai, desesperado, comenzó a gritarle a Noah, su voz llena de ira y dolor.

—¡Nunca te mereciste a Mihaela! ¡No la amas realmente! Eres un egoísta que solo se preocupa por sí mismo. Tenías una sola cosa que hacer: proteger a Mihaela. Eso era lo que te había mandado hacer esa estúpida presencia. Pero no eres digno de proteger a nadie—vociferó Kai, su voz resonando en el bosque.

Noah, lleno de rabia por las palabras de Kai, quiso asestarle un puñetazo. Sin embargo, Lucius, usando su poder de controlar las mentes, dejó a Noah paralizado en su lugar.

—¡Paren los dos!—gritó Lucius, su voz llena de autoridad y furia—. Lo importante ahora es encontrar a Mihaela. No tenemos tiempo para peleas inútiles.

Kai y Noah, aún llenos de tensión, se quedaron en silencio, comprendiendo la gravedad de la situación.

—Debemos volver al castillo y pedir ayuda para encontrar a Mihaela antes de que sea demasiado tarde—dijo Lucius, su voz más calmada pero firme.

Los tres se dirigieron de vuelta al castillo, sabiendo que cada segundo contaba.

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Nicolae comenzó a observar a Viktor, notando su nerviosismo y cómo miraba una de las puertas de salida. Las alarmas se encendieron en su mente, y supo que algo no andaba bien. Se acercó a Viktor, intentando mantener la calma.

—¿Todo va bien, Viktor?—preguntó Nicolae, su voz tranquila pero inquisitiva.

Antes de que Viktor pudiera responder, uno de los guardias entró corriendo, con los ojos llorosos y gritando.

—¡Han matado a Andreea! El mago no está en su habitación y todo está destrozado—dijo el guardia, su voz llena de desesperación.

El pánico se extendió entre los presentes. Nicolae, manteniendo la compostura, miró a Viktor con sospecha creciente. En ese momento, Seraphina entró con el mago a su lado. Habían creado un plan donde Seraphina materializaría y volvería invisible al mago en presencia del enemigo, que resultó ser Selene.

—¡Silencio!—ordenó Nicolae, su voz resonando en la sala—. Mago, ¿qué ha ocurrido?

El mago, con una expresión grave, explicó rápidamente.

—Cuando Selene llegó, me di cuenta de sus intenciones. No pude evitar la muerte de Andreea, pero logré protegerme volviéndome invisible y materializándome lejos del peligro—dijo el mago, su voz llena de pesar.

Seraphina asintió, confirmando las palabras del mago.

—Selene está detrás de todo esto. Intentó obtener el grimorio y la piedra de luz, pero no lo logró—dijo Seraphina, su voz firme.

Nicolae, comprendiendo la gravedad de la situación, se volvió hacia los presentes.

—Debemos mantener la calma y actuar con rapidez. Protejan el grimorio y la piedra de luz a toda costa. Y encuentren a Selene—ordenó Nicolae.

La tensión en la sala era palpable, pero todos sabían que debían mantenerse unidos para enfrentar la amenaza.

El grimorio y la piedra de luz están escondidos y protegidos por numerosas trampas. Incluso si alguien lograra encontrarlos, no podrían alcanzarlos debido a las defensas. Las trampas están diseñadas para proteger estos objetos a toda costa. Solo aquellos con el conocimiento adecuado pueden desactivarlas.

Nicolae, con una mirada de sospecha, se volvió hacia Viktor.

—Guardias, llévenlo a las mazmorras. Hay algo sospechoso en él—ordenó Nicolae, su voz firme.

Dos guardias se acercaron a Viktor, pero antes de que pudieran tocarlo, Viktor sonrió de manera enigmática y, en un instante, desapareció en una nube de humo negro. Los guardias se detuvieron, sorprendidos y confundidos.

—¡Maldita sea!—exclamó Nicolae, frustrado por la desaparición de Viktor.

El mago, observando la escena, frunció el ceño.

—Esto confirma nuestras sospechas. Viktor está aliado con la Sombra—dijo el mago, su voz grave.

Nicolae asintió, comprendiendo la gravedad de la situación.

—Debemos redoblar la seguridad y encontrar a Selene antes de que cause más daño. Y ahora también debemos estar atentos a Viktor—dijo Nicolae, su voz llena de determinación.

Mientras tanto, Lucius, Kai y Noah continuaban su búsqueda desesperada por Mihaela en el bosque. Sabían que cada segundo contaba y que debían actuar rápidamente para salvarla.

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Viktor, al escuchar que Selene había matado a Andreea, se llenó de rabia contra la vampira de cabellos dorados. Le había advertido, o más bien amenazado, que no tocara a Andreea, pero Selene no le hizo caso. Decidido a enfrentarla, Viktor fue en busca de Selene y la encontró en las catacumbas del castillo, donde estaban escondidos el grimorio y la piedra de luz.

Viktor sonrió al ver a Selene, sabiendo que las trampas la detendrían. Se escondió en las sombras, esperando ver cómo la vampira caía en una de las trampas. Para su disgusto, Selene logró vencer las dos primeras trampas con habilidad y determinación. Sin embargo, la tercera trampa, un ser creado por las brujas, logró herir a Selene. En un descuido fatal, el ser la mató, dejando su cuerpo sin vida en el suelo.

Viktor salió de su escondite, aplaudiendo con sarcasmo. Se acercó al cuerpo sin vida de Selene y, con una sonrisa fría, susurró:

—Te dije que no tocaras a Andreea. Te hubiera ayudado a vencer los obstáculos, pero tu arrogancia y ambición te consumieron. Pobre de ti, que viviste sin amor y solo sabías rogar por el amor de Noah.

Con desprecio, Viktor le dio una patada en el estómago a Selene antes de dirigirse hacia el grimorio y la piedra de luz. Justo cuando estaba a punto de alcanzarlos, las brujas y los magos llegaron al lugar. Viktor, sin perder la calma, volvió a desaparecer en una nube de humo negro, dejando a los recién llegados con la tarea de asegurar los objetos sagrados.