El miércoles por la tarde iba con Alina en mi auto. Había salido de trabajar y la pasé a buscar porque su auto estaba en el taller hasta alguna fecha indeterminada, por lo que me veía en posición de hacer de chófer. Mi amiga se encontraba hablando sobre un viaje que quería hacer mientras buscaba alguna canción que le gustara en la radio. Yo me mantenía en silencio concentrada en el tráfico porque avanzábamos muy despacio debido a un embotellamiento. Odiaba cuando estas cosas sucedían porque podías llegar a estar hasta más de una hora aquí trancada.
Empecé a avanzar lentamente unos cuantos metros hasta volver a detenerme y suspirar. Apoyé mi codo en la ventanilla, dejé una mano en el volante y recosté mi cabeza en el asiento cerrando los ojos. Solo quería silencio, pero me olvidé que estaba con terremoto en el auto. Alina no dejaba de bailar sentada y cantar a toda voz todas las canciones que sonaban en la radio.
Volví a avanzar un poco más que antes con el auto y tuve que volver a detenerme. En la radio empezó a sonar la canción City of Stars de la película La La Land. Amaba los musicales y las canciones por lo que no pude evitar cantar, por lo bajo, la parte de Emma Stone. Sin lugar a dudas me parecía que esa era una canción hermosa y que en cierto sentido, todos, en algún momento de la vida aspiran a encontrar el amor, de la forma que sea. ¿Quién no querría un amor único, inigualable, con una conexión especial con esa persona? Durante mucho tiempo creí que el amor era lo único que nos podía sostener y que podría llegar a salvar, a quien así lo quisiera. En mi caso, dejé de creer en el amor con la primera gran desilusión que una niña podría llevarse de su gran héroe, su padre.
El tráfico se había aligerado un poco y me puse en marcha para salir de allí lo antes posible. Continué conduciendo hasta que llegamos a mi casa. Habíamos acordado encontrarnos con Jordan en el parque donde fuimos la semana pasada. Ellos no querían que continuara con mi vida de ermitaña. Tanto Alina como Jordan solían quedarse a veces a dormir en alguna de la habitaciones de invitados, que a esta altura ya les pertenecían. Ella había dejado un bolso, con ropa y demás hace unos días en casa. Solíamos vernos más seguido porque nos juntábamos para mirar películas, salir o hacer nuestras sesiones de spa. En mi casa siempre había cosas de los chicos.
Me dirigí a mi dormitorio donde me cambié de ropa y me duché. Una vez estuve lista salí a buscar a Alina, a quien encontré en su habitación maquillándose. Otra diferencia entre nosotras era que ella siempre estaba perfectamente maquillada en todo momento, incluso por más sutil que fuera. Por mi parte, evitaba usar maquillaje la mayoría de las ocasiones. Salí de la habitación y la esperé en el recibidor para poder irnos. Mi celular comenzó a sonar de forma incesante y lo tomé viendo que eran todos mensajes de Jordan. Ya estaba en el parque, solo y aburrido. No hizo falta llamar a Alina cuando escuché sus pasos acercarse, luego le envié un mensaje a nuestro impaciente amigo avisándole que íbamos en camino.
En el camino al parque noté que Alina iba mirando el celular y con una sonrisa boba en su cara. Estuvo a punto de chocar con otra persona por no prestar atención y tuve que tomarla del brazo para apartarla.
—Mira el camino y deja de hablar con Carter. — La regañé.
Me miró sonrojada y me hizo caso guardando su celular.
—¿Cómo sabes que es con él con quien hablo? —preguntó queriendo saber qué la había delatado.
La miré sonriendo porque me encantaba avergonzarla.
—Solo hace falta ver la sonrisa de boba que traes en tu cara para saberlo.
Enrojeció aún más y siguió caminando en silencio durante unos minutos más. Sabía que ella me quería preguntar algo, pero que no se animaba a hacerlo. No le pregunté, insistí o presioné solo esperé a que estuviera segura porque al final sabría que me preguntaría cuando estuviera lista. Por suerte, para mi curiosidad, no se tardó demasiado.
—¿Se me nota mucho? —preguntó apenada.
—¿Que te gusta? —le repregunté de forma automática.
De acuerdo, ser sutil no era lo mio.
—Sí. —respondió bajito mirando el suelo. Verla así me confundió. Alina no solía ser insegura ella era la extrovertida y más segura de las dos.
—Para mí sí, pero eso es porque te conozco. — Me encogí de hombros como si no fuera algo importante. La miré ante la ausencia de respuesta y parecía en otro mundo. Entonces decidí volver a hablar.
—Alina, no tiene nada de malo que te guste. —hablé sin saber si era eso lo que la traía mal. — Yo creo que hacen linda pareja. He visto sus fotos, los chats que me muestras y cuando fuimos al bar pude percibir que le gustas. La forma en que te mira… — Pensé recordando la adoración en el rostro de Carter cada vez que la tiene en frente. A él también ella le gustaba mucho — es única. —concluí. — Te mira como si fueras lo más preciado para él. Y sé qué te hace feliz, ¿por qué estás dudando?
—Si te soy sincera, no lo sé. —contestó suspirando. Caminaba mirando el suelo con las manos en los bolsillos de su chaqueta.— Supongo que detrás de todo lo que demuestro de mi seguridad, la alegría, la confianza, la espontaneidad… muy dentro mio tengo miedo a ser rechazada. A que él no sienta lo mismo, nunca estuve en una relación seria antes y ahora… solo quiero todo con él. Estoy apostando todas mis fichas a Carter, sería mi primera relación de verdad y… No lo sé. — Negó con su cabeza abrumada por sus pensamientos. — En momentos así me gustaría ser más valiente.
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Editado: 10.03.2022