Ethan, Te amó

DI QUE ME AMAS (CAPITULO UNICO)

Di Que Me Amas

JuneJung

     En la mesa de un café recordaba con nostalgia el pasado, la vez que te amé por vez primera. Dibujé en una servilleta tu sonrisa, mientras veía el caer de la lluvia. El día en que te conocí...Yo seguiré siendo aquel tonto que te negaba amor.

Ethan Brown 

    ¿Alguna vez...me miraste? Solía preguntármelo una y otra vez. Hice cosas ridículas, tratando de llamar tu atención, pero, aun así, siempre desviabas tu mirada. Eras tan frío conmigo. Quizá... ¿No te gusté jamás? ¿Qué es lo que te desagradaba de mí?

Shirley.

 Esta es mi historia, una historia de un amor...

     Solía caminar por los pasillos siendo el centro de atención, me encantaba la sensación de estar en la cima. Ethan Brown , escuchar ese nombre, me hacía sentir, alguien con características perfectas, y por supuesto era de imaginarse, proveniente de una familia adinerada. Todas las chicas querían estar a mi alrededor. Ostentaba con orgullo el prestigio de mis padres y mi gran apellido, estaba convencido de que era notable. Hasta que un día ocurrió lo que tenía que suceder...

—Debemos irnos, ya no hay nada que hacer aquí. Tendrás una vida más prestigiosa, hijo… esto ya no es una opción.

—Padre, no quiero, me niego —supliqué desesperado, intentando pedir clemencia de mi padre.

—¡Tú subirás a ese avión y serás felicidad! —exclamó el hombre de mayor edad exaltado.

—Pero...nunca he sido feliz —susurré, mientras era dominado por la fuerza de mi padre.

    «¿Mi felicidad?, esta familia no era feliz. ¿Cuándo lo entenderá mi padre?, ¿México ? ¿Enserio viajaré a ese lugar?». Medité mientras trascurría el viaje, me encontraba de mal humor y a la vez dolido por la actitud tan radical de mi padre.

     Las horas vinieron y se marcharon. Llegue a México . Pisar este lugar me hacía dar perfecta cuenta, de que realmente no había nada interesante, las calles estaban en pésimas condiciones, y ¿esto sería mejor que Suiza?

—¿Escuela pública? ¿De verdad? Soy ¡Ethan Brown ! ¡No voy a ir!

—Joven es una orden del señor Brown . Lo siento mucho —lo pronunció un hombre delgado, mientras me conducía contra mis fuerzas a la institución.

     No necesitaba pasearme por los alrededores para hacer un veredicto de la escuela. Era la más horrorosa que había visto, «¿que planeaba mi padre? ¿Acaso seré más prestigioso en esta escuela? Bah… ¡esto es basura!»

—No quiero que entrar —mencioné enojado.

—Tengo que asegurarme joven amo, de que llegue a su destino sin escapar —replicó el hombre uniformado.

     Sin duda, ese día fue el más ridículo, podía oír como todos susurraban sobre mí. Al llegar al salón, mi primera impresión había sido esa. «Díganme si esto es una escuela o un asilo de pobres».

—Uyy…miren el niño mimado trajo a su guardaespaldas —habló alguien en tono burlón, que no alcancé a divisar, a lo que todos inmediatamente se partieron en risa.

    Seguía observando el lado negativo de todo este cambio en mi vida. Al cabo de tres meses pasé de ser el centro de atención, a ser el chico solitario que se sentaba al fondo del salón. Mi frase favorita era "nadie está a mi nivel, nadie".

    Antes solía vivir en una mansión, pero luego pasé a vivir en una casa común, más bien, diría en una pocilga. Estaba harto de todo.

—¡Padre quiero regresar! —grité al teléfono.

—No será posible. No podrás hacerlo.

—Pero...Mi vida es peor de lo que era.

—Hijo… tu no saldrás de ese país hasta que aprendas la lección, no me vuelvas a llamar hasta que seas un humano de verdad —se escuchó un sonido cortante tras la línea.

   "¿Un humano de verdad?" era muy joven para comprender esas palabras de mi padre, puesto que no entendía que me había convertido en un monstruo.

Adopté en mi defensa, el hecho de dejar de hablarle, después de todo tenía tarjetas y parte de su dinero.

   Traté aquel día de dormir, mas fue en vano, las palabras "ser humano de verdad" no me dejaban en paz. Luego, sonó la alarma a las cinco y media, por lo que me levanté. Me vestí con lo primero que encontré dentro del armario. Mi aspecto era terrible, así que lo único que hice, fue tomar una bufanda para cubrir mi rostro...por primera vez no quería que me observaran.

   No quise comer nada y solo tomé el transporte público, como otras tantas veces. Al llegar al colegio, caminé por aquellos pasillos sombríos, que me ponían muy pensativo y deprimido. Cuando llegué no había nadie aún.

   Ubiqué mis cosas dentro del salón de clase y decidí caminar por los alrededores. Aquel silencio no se comparaba en nada con la bulliciosa ciudad de Seúl y mucho menos con la atención, a la cual estaba acostumbrado.

Me senté debajo de un árbol seco y tan solo cerré mis ojos y respiré profundamente.

—No es hermoso. —Aquella voz femenina me sacó de mi letargo.

—Se han apagado sus colores, son muchos ya los años que refleja en sus tallos, el paso de los años que lentamente lo han secado. Y al lado del camino fallece este viejo amigo olvidado por sus hojas. Seco de tristeza, al ver que todos tienen hojas perfectas, él no tiene hojas que presumir, pero aun así sigue en pie. No necesita ser perfecto para llamar la atención, porque sabe muy bien las cualidades que lo embellecen. Vive aislado de los demás, pero a pesar de que lo hacen sufrir, su corazón no deja de latir. Al pasar el tiempo llegará su hora de brillar y destacará entre todos los árboles. Este árbol es muy hermoso. —Concluyó con voz potente la chica.

—Ve a decir cosas tontas a otro lado, trato de estar en paz —dije mientras me ponía en pie para luego alejarme.

—«No hay lugar donde nadie me moleste, nunca entablaré una amistad con alguien de aquí» —pensé.— «Todos son pobres y nunca entenderán a alguien de mi estatus». Cuando llegó la hora de clase, solo me limité a escuchar, porque siempre enseñaban conocimientos que yo ya sabía.



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En el texto hay: polosopuestos, millonario, jovenadulto

Editado: 17.01.2022

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