El lago de Everlake, ahora teñido de un púrpura profundo, parecía respirar como si tuviera vida propia. Emma y Nate estaban de pie en la orilla, con las manos temblorosas y los símbolos en sus brazos pulsando de manera irregular. El aire era pesado, como si algo colosal estuviera a punto de revelarse.
-¿Crees que funcionó? -preguntó Nate, mirando los restos del espejo esparcidos por el suelo.
Emma no respondió. Sus ojos estaban fijos en el agua, donde un nuevo reflejo comenzaba a formarse: uno que no les pertenecía.
Del agua surgió una figura encapuchada. Era la misma que los había observado desde las sombras, con ojos dorados que brillaban como antorchas. La capucha cayó hacia atrás, revelando el rostro de una mujer idéntica a Emma, pero más vieja. Sus ojos eran más oscuros, llenos de cicatrices de tiempo y sufrimiento.
-¿Quién eres? -susurró Emma, dando un paso atrás.
La mujer la miró con una mezcla de tristeza y determinación.
-Soy tú. Pero también no lo soy. Soy lo que serás si este ciclo no termina.
El Verdadero Rostro del Ojo
Antes de que pudieran procesar sus palabras, el cielo comenzó a fracturarse, como un cristal golpeado desde el interior. Una energía negra y densa se filtró por las grietas, envolviendo el lago y extendiéndose hacia el bosque.
La figura de Emma del futuro levantó una mano, y el símbolo en su brazo brilló intensamente, proyectando una luz dorada hacia el cielo.
-No hay tiempo. El Ojo se está despertando, y lo que ustedes creen que han detenido no es más que el comienzo.
-¿Qué quieres decir? -gritó Nate, tratando de mantenerse firme mientras el suelo temblaba bajo sus pies.
La mujer lo miró directamente.
-El sacrificio fue solo un retardo. El Ojo nunca fue contenido realmente. Está aquí, entre nosotros, y cada uno de ustedes lo ha alimentado con sus decisiones.
De repente, el lago comenzó a elevarse, el agua formando una espiral hacia el cielo. Dentro de la espiral, una figura gigante comenzó a materializarse: un ojo colosal, rodeado de anillos que giraban lentamente, cada uno mostrando escenas de diferentes versiones de Everlake, cada una más caótica y destruida que la anterior.
El Último Sacrificio
-Esto no puede estar pasando... -susurró Emma, sintiendo cómo el aire se volvía irrespirable.
La figura del futuro avanzó hacia el lago, volviendo a mirarlos.
-Ustedes no pueden detenerlo. Solo alguien fuera de este tiempo puede cerrar el ciclo, y esa soy yo.
Nate sacudió la cabeza.
-No. ¡No puedes hacerlo sola!
La mujer sonrió, un gesto que era tanto triste como resignado.
-No es una cuestión de elección. Ustedes deben sobrevivir para lo que viene después.
Sin darles tiempo a responder, la mujer levantó ambas manos y comenzó a recitar palabras en un idioma que ninguno de ellos reconoció. Los fragmentos del espejo en el suelo se elevaron, rodeándola, mientras el ojo colosal fijaba su mirada en ella.
El Portal del Infinito
La espiral de agua se detuvo abruptamente, formando un vórtice en el centro del lago. Dentro de él, se podían ver destellos de realidades alternas, cada una mostrando diferentes versiones de Emma, Nate, Clara y Liam.
-Este es el portal al núcleo del ciclo -dijo la mujer-. Una vez que entre, cerraré el ciclo desde adentro. Pero... habrá consecuencias.
-¿Qué tipo de consecuencias? -preguntó Emma, sintiendo un nudo en la garganta.
La mujer la miró con una intensidad que la hizo retroceder.
-El ciclo no será destruido. Solo cambiará. Las reglas serán diferentes, y ustedes estarán atrapados en un mundo donde nada será lo que parece.
Antes de que pudieran detenerla, la mujer corrió hacia el vórtice. Pero justo cuando estaba a punto de entrar, el ojo colosal disparó un rayo de energía oscura hacia ella. El impacto la detuvo en seco, y el símbolo en su brazo comenzó a arder, mientras sus gritos resonaban por todo Everlake.
La Decisión Inesperada
Emma no pudo soportarlo más. Con lágrimas en los ojos, corrió hacia la mujer y la agarró por el brazo.
-No. Si alguien debe hacerlo, seré yo.
La mujer la miró, sorprendida.
-No puedes. No estás lista.
-Nadie lo está -respondió Emma, con determinación.
Nate intentó detenerla, pero Emma ya había saltado al vórtice. La luz dorada la envolvió, y el símbolo en su brazo comenzó a expandirse, cubriendo su cuerpo con un resplandor cegador.
El ojo colosal se detuvo, observando cómo Emma desaparecía dentro del vórtice. La espiral de agua colapsó, llevándose consigo al ojo y a la figura del futuro. El lago volvió a su estado normal, pero el aire aún estaba cargado de tensión.
Nate cayó de rodillas en la orilla, mirando fijamente el lugar donde Emma había desaparecido.
-¿Emma? -susurró, su voz quebrada.
De repente, un susurro resonó a su alrededor, tan bajo que apenas podía oírlo.
-Nate... esto no ha terminado.
El agua del lago comenzó a moverse nuevamente, formando un pequeño espejo en el centro. En él, apareció el rostro de Emma, pero algo en ella era diferente. Sus ojos brillaban con un color dorado, y una marca nueva adornaba su frente.
-El ciclo ha cambiado... y ahora yo soy el Guardián.
Antes de que Nate pudiera responder, el espejo se desvaneció, dejando el lago en silencio. En el bosque, las sombras comenzaron a moverse, y una figura encapuchada apareció, observándolo desde la distancia.
-El equilibrio es una ilusión -susurró la figura, antes de desaparecer entre los árboles.
Editado: 09.01.2025