Sombras, misterios y celos

🌑 Sombras y Juramentos 🌑

Nunca he sido fanática de las sorpresas.

Especialmente cuando involucran a mis padres sentados frente a mí con expresiones demasiado serias.

—Daelyn —empieza mi madre, apoyando las manos sobre la mesa con calma—, hay algo que debemos discutir contigo.

Emily y yo intercambiamos una mirada. Después de lo que pasó con la magia de sangre y el fuego violeta, esperaba un largo sermón sobre responsabilidad y peligro. Pero esto… esto es diferente.

—Tu padre y yo hemos decidido asignarte un guardián.

Mi mente se queda en blanco por un segundo.

—¿Perdón?

—Alguien que te proteja y te ayude a entender lo que despertaste —aclara mi padre—. Hasta que sepamos con certeza qué significa esta magia, no podemos arriesgarnos a que algo—o alguien—intente aprovecharse de ti.

Frunzo el ceño.

—Puedo protegerme sola.

Mi madre suspira.

—Sabemos que eres fuerte, Daelyn. Pero esta magia no es común. Y la familia real de los Luminaristas—

—¿La familia real? —interrumpo, sintiendo el estómago hundirse.

—Sí. Han sido informados de lo que ocurrió.

Un nudo de ansiedad se aprieta en mi pecho.

Los Luminaristas no son cualquier grupo de magos. Son la facción que controla la magia de luz, los eternos enemigos de los Sombristas, aquellos que manejan la oscuridad. Y yo, con mi fuego violeta—algo que no pertenece ni a un lado ni al otro—me encuentro en una posición peligrosa.

—Por eso, como medida de seguridad, hemos aceptado la oferta del príncipe Ezra para que uno de sus guardianes se convierta en el tuyo —continúa mi madre.

Mi piel se enfría.

—¿El príncipe Kieran?

—Lo conoces, ¿no? —pregunta mi padre—. Cuando eras niña, trabajó para ti.

Mis recuerdos se revuelven en mi cabeza, pero antes de que pueda encontrar algo sólido a lo que aferrarme, una presencia interrumpe la conversación.

Un hombre se para en la entrada de la sala, alto y envuelto en un abrigo oscuro. Su cabello es negro, revuelto por el viento, y sus ojos, de un azul tan profundo que parecen reflejar la noche misma, se posan en mí con un reconocimiento que yo no comparto.

—Es un placer verte de nuevo, Daelyn —dice con una inclinación de cabeza.

Mi estómago se retuerce.

—¿Quién eres?

Él alza una ceja, como si esperara esa pregunta.

—Soy Kieran. Y, al parecer, soy tu nuevo guardián.

✨ Curiosidad y Misterios ✨

—¡¿Cómo que un guardián?!

Emily apenas puede contener su emoción mientras caminamos por los pasillos de la casa, su voz baja solo porque mi madre le lanzó una mirada asesina antes de que saliéramos.

—No es un guardián cualquiera —mascullo—. Es alguien que supuestamente trabajó para mí cuando era niña.

Emily frunce el ceño.

—Eso es… raro. ¿Recuerdas algo de él?

Sacudo la cabeza.

—Nada. Cero.

—¿Y si te borraron la memoria?

Me detengo en seco y la miro.

—Emily…

—¡No me mires así! Es una posibilidad. Si tenías algún tipo de conexión con este tipo antes y no lo recuerdas, tal vez alguien lo hizo a propósito.

No quiero admitirlo, pero la idea me inquieta.

—¿Y si simplemente no era importante y por eso lo olvidé?

Emily entrecierra los ojos.

—Mmm… no lo sé. Déjame verlo bien y te diré si es olvidable o no.

Justo en ese momento, Kieran aparece en el pasillo, apoyado contra la pared con los brazos cruzados. Sus ojos azules se posan en nosotras con una expresión que podría pasar por diversión si no fuera porque, de alguna manera, su presencia es… intensa.

—¿Hablando de mí, chicas?

Emily sonríe con descaro.

—Tal vez.

Kieran se gira hacia mí.

—Tu madre quiere que empiece tu entrenamiento cuanto antes.

Siento un escalofrío.

—¿Entrenamiento para qué?

—Para que aprendas a controlar tu magia. —Su tono es sereno, pero firme—. No puedes andar por ahí encendiendo fuegos prohibidos sin saber qué estás haciendo.

Emily me codea con disimulo.

—¿Cómo dices que se llama? ¿Kieran? —pregunta ella con una sonrisa juguetona.

Kieran asiente.

—Kieran D’Lorien.

Emily abre mucho los ojos.

—Espera… ¿D’Lorien? ¿Como la familia noble de los Luminaristas?

—Sí.

Emily me mira como si hubiera ganado la lotería.