Dudas,sombras y destinos

Dudas y Distancias

Emily no me habla.

No es que sea silenciosa por naturaleza—de hecho, es todo lo contrario—, pero desde nuestro último entrenamiento con Kieran, ha estado actuando… diferente. Responde con monosílabos, evita mirarme directamente y, lo peor de todo, ya ni siquiera me sigue a escondidas cuando voy a entrenar.

Lo cual, siendo honesta, me preocupa más que su actitud usualmente explosiva.

—¿Por qué suspiras tanto? —pregunta Kieran, cruzado de brazos mientras observa cómo mi fuego violeta parpadea erráticamente en el aire.

Lo miro de reojo.

—No estoy suspirando.

—Oh, claro que lo estás —responde con esa irritante calma suya—. Cada vez que intentas concentrarte, sueltas un suspiro como si el peso del mundo estuviera sobre tus hombros.

Frunzo el ceño.

—Tal vez porque sí lo está.

Kieran rueda los ojos.

—O tal vez estás pensando en tu amiga en lugar de enfocarte en lo que estamos haciendo.

Su tono casual me hace apretar los dientes.

—No es asunto tuyo.

—Cuando interfiere con tu entrenamiento, sí lo es.

Le lanzo una mirada fulminante, pero él simplemente me sostiene la mirada con tranquilidad, como si supiera exactamente qué botones presionar para sacarme de quicio.

—¿Sabes qué? Terminemos aquí por hoy —digo, frustrada.

Apago la llama de un manotazo y me giro para irme, pero Kieran se mueve más rápido, bloqueándome el paso con una facilidad irritante.

—Oh, no. Ni lo pienses.

—Déjame pasar, Kieran.

—No hasta que me digas qué demonios está pasando contigo.

—¡Nada está pasando! —respondo, sintiendo la ira arder en mi pecho—. ¿Por qué te importa tanto?

—Porque no puedes darte el lujo de distraerte.

Su tono es más serio de lo habitual, lo que solo me molesta más.

—Oh, claro, porque para ti es tan fácil, ¿verdad? No tienes amigos que se molesten contigo. No tienes a nadie que te mire como si fueras un extraño de repente.

—Si estás esperando que me sienta culpable por eso, perderás tu tiempo —dice con una sonrisa ladeada—. Nunca he sido del tipo amistoso.

—¡Eso ya lo noté! —exclamo, exasperada.

Kieran suspira, bajando la voz.

—Mira, Daelyn… Sé que te importa Emily. Pero el hecho de que ella esté molesta contigo no significa que puedas bajar la guardia. No ahora.

Quiero discutir. Quiero decirle que Emily siempre ha estado a mi lado, que su opinión me importa más de lo que debería, pero antes de que pueda decir algo, una voz interrumpe la conversación.

—Oh, qué bonito. ¿Interrumpo algo?

Emily está de pie en la entrada del patio, con los brazos cruzados y una expresión que grita "me gustaría patear a alguien".

Kieran alza una ceja.

—Tienes una extraña habilidad para aparecer en los peores momentos.

—Y tú tienes una extraña habilidad para meterte donde no te llaman —escupe ella, sin mirarlo siquiera.

Me giro hacia ella, sintiendo una mezcla de alivio y nervios.

—Emily…

—No me des ese tono —dice, mirándome fijamente—. Sólo vine a ver si seguías viva o si tu nuevo príncipe ya te había lavado el cerebro con sus discursos de "entrena o muere".

—Qué dramática —comenta Kieran, con evidente diversión.

Emily le lanza una mirada asesina.

—Nadie te preguntó, Su Alteza.

Antes de que la situación escale aún más, levanto las manos en un intento de calmarla.

—Emily, ¿podemos hablar?

—Oh, ¿ahora sí quieres hablar? —Su voz está cargada de ironía—. Porque en los últimos días parecías muy ocupada jugando con tu nuevo mejor amigo.

Me tenso.

—No es mi mejor amigo.

—¡Pero parece que sí!

Su voz se quiebra levemente al final, y ese pequeño detalle me golpea más fuerte que todas sus palabras juntas.

Kieran observa la escena en silencio, su expresión más seria de lo normal.

—Emily… No es lo que piensas —intento explicarle—. No estoy reemplazándote ni nada por el estilo.

—Entonces, ¿qué es? —pregunta ella, con los ojos brillando de emoción contenida—. ¿Por qué todo ha cambiado de repente?

No sé qué decir.

Porque sí, todo ha cambiado.

Desde el momento en que desperté el fuego violeta, mi vida se ha salido de control. Ahora tengo un guardián, un entrenamiento y una amenaza en la sombra esperando a hacer su próximo movimiento.

Y en medio de todo eso, Emily está quedando relegada a un segundo plano.