🌌 Revelaciones y Consecuencias 🌌
El eco de mis pasos resonaba en los vastos pasillos del castillo mientras me dirigía al salón principal. Había llegado el momento de enfrentar las consecuencias de mis decisiones, y el peso de la culpa oprimía mi pecho.
Al entrar, encontré a la familia real reunida: el rey Aldric, la reina Seraphina, el príncipe Eamon, la princesa Liora y Kieran. Sus rostros reflejaban una mezcla de preocupación y expectación. Kieran me dedicó una mirada de apoyo, pero la tensión era palpable.
—Daelyn —comenzó el rey Aldric con voz firme—, hemos sido informados de que Emily, la humana vinculada a Kieran, fue secuestrada por los Dominios. ¿Es esto cierto?
Asentí, sintiendo el peso de sus miradas.
—Sí, majestad. Es cierto.
La reina Seraphina frunció el ceño, su mirada penetrante.
—¿Por qué no nos informaste de inmediato? Este es un asunto grave que afecta a toda nuestra familia y reino.
Tomé aire profundamente, intentando mantener la compostura.
—Creí que podía manejarlo sola, sin causar alarma. No quería que se vieran involucrados en un conflicto innecesario.
El príncipe Eamon golpeó la mesa con el puño, su rostro rojo de indignación.
—¡Tu imprudencia ha puesto en peligro a todos! Los Dominios no son enemigos menores que puedan ser subestimados.
La princesa Liora, aunque más calmada, no ocultaba su desaprobación.
—Además, tu vínculo con un humano ya es motivo de preocupación. Ahora, con este incidente, nuestra posición se debilita aún más.
Sentí las lágrimas acumularse en mis ojos, pero me negué a dejarlas caer.
—Lo siento profundamente. Nunca fue mi intención ponerlos en peligro. Solo quería proteger a Emily y a todos ustedes.
Kieran dio un paso adelante, colocándose a mi lado.
—Padre, madre, Daelyn actuó con el corazón, intentando protegernos. Aunque su decisión fue equivocada, sus intenciones fueron nobles.
El rey Aldric suspiró, masajeando sus sienes.
—Las intenciones no siempre justifican las acciones, Kieran. Este incidente ha puesto de manifiesto la fragilidad de nuestros lazos y la necesidad de unidad y transparencia.
La reina Seraphina asintió, su expresión suavizándose ligeramente.
—Debemos enfrentar esta situación juntos. Los Dominios son una amenaza real, y no podemos permitir que nuestras diferencias internas nos debiliten.
El príncipe Eamon y la princesa Liora intercambiaron miradas antes de asentir en silencio.
Kieran apretó suavemente mi mano, transmitiéndome su apoyo incondicional.
—Estamos dispuestos a enmendar nuestros errores y luchar por la seguridad de nuestro reino y de aquellos que amamos.
El rey Aldric se levantó, su presencia imponente llenando la sala.
—Entonces, preparémonos. La batalla que se avecina requerirá de toda nuestra fuerza y unidad. No permitiremos que los Dominios destruyan lo que hemos construido.
Con renovada determinación, nos dispusimos a enfrentar juntos las adversidades, conscientes de que solo unidos podríamos superar los desafíos que el destino nos tenía preparados.
🌌 Encuentros Inesperados y Destinos Entretejidos 🌌
El sol de la tarde bañaba el jardín del castillo con una luz dorada, creando un ambiente cálido y acogedor. Habíamos organizado una reunión para que Ethan y su hermana menor, Rosete, conocieran a la familia de Kieran. Para ellos, la familia real era simplemente una familia de alta alcurnia, sin conocimiento de nuestra verdadera naturaleza como hechiceros.
Ethan, con su porte confiado y sonrisa amable, parecía encajar perfectamente en este entorno elegante. A su lado, Rosete, una joven de cabellos rubios y ojos brillantes, observaba todo con curiosidad y cierta timidez.
—Es un honor conocerlos —dijo Ethan, inclinando ligeramente la cabeza en señal de respeto.
La reina Seraphina y el rey Aldric respondieron con cortesía, ocultando con maestría cualquier indicio de su verdadera identidad. El príncipe Eamon, el mayor de los hermanos, mantenía su habitual semblante serio, pero sus ojos se suavizaron al posarse en Rosete.
Mientras la conversación fluía, noté que Eamon y Rosete intercambiaban miradas furtivas. Había una conexión sutil, casi imperceptible, que solo alguien familiarizado con los lazos de impregnación podría reconocer. Rosete, ajena a la profundidad de lo que estaba ocurriendo, parecía simplemente intrigada por el príncipe.
Decidí intervenir para aliviar cualquier tensión.
—Rosete, ¿te gustaría que te mostrara los jardines? Son especialmente hermosos al atardecer.
Ella asintió con entusiasmo, y Eamon se ofreció a acompañarnos. Mientras caminábamos entre los rosales y fuentes, la conversación se centró en temas triviales, pero la química entre ellos era innegable.
Al regresar al salón principal, noté que Kieran observaba la escena con una sonrisa cómplice. Él también había reconocido los signos.
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Editado: 05.03.2025