Eve's Secret. Infinity Open

PROLOGUE: AT EVE'S SHADOW

La mayoría de las veces escogemos con los ojos vendados. Si de veras tuviéramos conocimiento de la realidad no haríamos las cosas adrede o en el menor de los casos la humanidad no se lamentaría tanto de sus decisiones. Al menos ese era el pensamiento de Sophia May, mientras el coche en que se trasladaba serpenteaba con libertad sobre la húmeda carretera que conducía a Eve. 


Era obvio que la idea de empezar otro internado no le emocionaba lo más mínimo y lo peor es que fuera en el fin del mundo, con toda la literalidad que eso podía enmarcar. Sin embargo esa era la tradición de sus diecisiete años. Desde que había sido consciente de su entorno y su yo, la cantidad de instructores y colegios cambiaba como las manchas en el Sol.


No importaba mucho a qué región del país se trasladara o qué evidente fuera su progreso en las materias, no pasaba mucho tiempo en el mismo plantel. Quizás por eso la vida social no le importaba en lo más mínimo, aunque Internet fuera parte del paquete de congratulaciones que sus tutores ponían como cebo para alimentar lo que pudiera exigir su adolescencia.

Pero a ciencia cierta Sophia se aburría con mucha facilidad, prefiriendo el universo irreal de las páginas de los libros en lugar de la desnudez de un mundo cada día más superficial y vacío.


—Falta poco para que cumplas los dieciocho. Creo que este será el último internado antes de tu presentación.


Michelle, su asistente personal y quien ocupaba el otro lado del asiento del pasajero intentó sacar a colación un tema espinoso para Sophia.


—Quizás tenga un poco de suerte y encuentre un mundo paralelo en Eve. En serio exageraron esta vez. Ni siquiera aparece en el mapa.


Las cejas doradas de Sophia se alzaron en dirección a Michelle en claro gesto de molestia. No era lo que se podía considerar una chica problemática para ser confinada en un sitio como aquel.


—Es cierto que es bastante peculiar. Pero no puedes negarme que las vistas son impactantes.


—Sí, claro… un lago semejante a un ojo azul en medio de un pueblo convertido en ciudad estudiantil. Es lo más excéntrico a lo que me he enfrentado en la vida y creo que tú piensas lo mismo. Esta vez los tornillos que faltaban por soltarse en la cabeza de Nicholas estallaron de veras.


Michelle intentó camuflajear una sonrisa ante el comentario de Sophia sobre su tutor Sir. Nicholas Blair.


—Solo serán unos meses antes de los dieciocho. El tiempo pasa volando y en ello tú eres más que experta—Afirmó Michelle restándole importancia.


—El tiempo es una calamidad que nos ata a lo terrenal. Me gustaría vivir en un universo donde no existiera tal ilusión.


—Otra vez sueñas despierta Sop, ya verás que esa ilusión terrenal es lo único que nos asegura estar realmente vivos.


—Sí, claro, como digas. Mr. Derek no piensa igual.


Sophia dijo esto tocando la tapa del libro que descansaba sobre sus rodillas. La Evolución, según los elegidos por Derek Winston Mayer, con sus páginas ajadas por la manipulación, era su única conexión con los que habían sido sus progenitores y quizás el principal culpable de que ella fuera considerada todo un espécimen entre las personas de su edad.


—Como sea, ya tendrás suficiente con las actividades escolares en Eve. Si la conexión es más terrible allí tendrás que escoger los medios tradicionales. Cartas…


Eso colocó una sonrisa en el rostro de Sophia. Prefería mil veces las notas a mano que los mensajes de texto poblados de emoticones y faltas de ortografía.


—Al menos ejercitaré mi escritura, de todas formas, eres a la única que le confiaría mis días, Michi.


La aludida sonrió con nostalgia. Ver alzar el vuelo a la persona que consideras tu hermana menor tiene tintes de alegría y dolor a partes iguales.


—Será divertido. Ya lo verás—aseguró Michelle con un asentimiento de su morena cabeza.


Más allá del vehículo en el que viajaban ambas chicas, la carretera se levantaba áspera para recortar la sombra borrosa de lo que para el viajero pudiera verse como cualquier otro pueblo. La espesa neblina coronando la salida de la Luna sobre un paisaje cargado de vegetación y tejados centenarios parecía enmarcar el colegio Eve como una postal gótica en medio de la naturaleza.

 

Michelle había expuesto un punto seguro, las vistas hacia el lago Eve desde la carretera lo retrataban como una gran lágrima plateada rodeada por el complejo de edificios de puntiagudas agujas que recordaban mucho a los castillos del medioevo. 


Era impresionante y extravagante a partes iguales. No tenía nada que ver con los institutos anteriores. Es más, parecía que a partir de ahora asistiera a uno de los colegios para señoritas de la Inglaterra de Jane Austen en pleno siglo XXI. La idea no le disgustaba tanto en ese punto. Si hubiera podido escoger una época en la que reencarnar, una de las opciones habría sido esa. Lo preocupante era lo que Nicholas había acotado con la categoría de especial.


En Eve se miden habilidades peculiares, ya lo experimentarás por ti misma. Una temporada entre esas almenas te cambiará por el resto de tu vida, Sop.




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