A la mañana siguiente la niebla de Nidia se disipo un poco, para permitirle a Tamara entrenar con su propia niebla. Se encontraban fuera del clan un poco hacia el bosque; Nidia dejo un poco a la intemperie a Tamara para que se conectara con el bosque mismo, con su ser para concentrar la niebla alrededor del distrito cuando sintió un viento extraño, conocía los vientos del bosque y este venía de arriba, se trataba de un draki sin duda. A Tamara se le dijo que iba a estar sola pero vigilada, entendía que probablemente algún ónix del clan estaría rondando, pero esta vez sus instintos le advirtieron que se trataba de algo más.
Cuando un draki enorme gris y de unos ojos enloquecidos le apareció desde el cielo ella se coloco a la defensiva, nunca había visto un draki igual a este.
—¿Quién eres? —Dijo ella.
El draki simplemente la miro intensamente, de él salieron gruñidos y palabras en el idioma antiguo que no entendió. Era extraño como que el tipo no sabía o no recordaba el hablar de forma correcta. Ella lentamente se empezó a hacer para atrás, esta concentrada, por si cualquier cosa pasa ella pueda transformarse rápidamente.
Pero no fue necesario, el draki en cuestión agacho la cabeza y rio paso a un leve gruñido, como si de ronronear se tratase, ella se calmo y observó con atención, estaba definitivamente era una prueba, pero no sabía si Nidia o alguien más la mandaba, o la misma vida. Se acerco lentamente mientras el draki agachaba la cabeza lentamente. Tamara le acaricio. Era fría, se sentía como el acero mismo.
Se escucho una rama romperse, pasos acercándose sin duda. Nidia. Tamara se volvió hacia el ruido y cuando volvió a voltear hacia el draki el ya no se encontraba. Era peligroso estar fuera del clan, podían venir cazadores. Por su salvajismo Tamara no dudo en que les hiciera frente pero aun así se preocupó.
—¿Pasa algo? —Pregunto Nidia. Tamara no sabía si decirle o no acerca del encuentro. Se dijo que probablemente no le creería.
—No, solo me desconcentre. Perdón.
—Esta bien poco a poco te iras acostumbrando. —Nidia le sonrío con singular alegría desde que se supo que Tamara era un shader. No era la única de su categoría.
—En la tarde volaremos un poco. Lamento mucho que no este tu hermana para volar junto a ti.
—Si. —Forzó una sonrisa, ella no lamentaba que su hermana no estuviera, porque significaba que también estaría Cassian y que probablemente no estarían juntas por que ellos están vinculados…
Se detuvo, no quería pensar en eso. Culpar a Jacinda siempre de lo malo que pasó no resolvía nada.
Volvieron al distrito sin ningún problema, aunque Tamara se quedo preocupada por aquel draki, seguía sin saber que tipo de draki era. Tenía que ir a la biblioteca a investigar un poco acerca del tema, al igual que Jacinda era un caso especial, antes eran mas drakis y mas tipos como los respira-fuego y los shader. Ahora mismo Nidia y Tamara eran las únicas dos en el clan; ¿Qué pasa si no solo esos dos tipos de drakis están casi extintos? Probablemente haya mas tipos afuera que no los conocía. Ella no recuerda en sus clases hablar de otros tipos de drakis que no existieran en el clan. Eso seguro era por Severin, según él después de la gran guerra la raza de los drakis se desintegro en clanes que ahora no mantenían ninguna comunicación entre ellas. Tamra empezaba a dudar de eso. Y de mucho más.
—Por cierto, aprovechando que volaremos hoy, te enseñare algunos trucos en el aire. Servirá para tu entrenamiento. —Dijo Nidia alegre.
Tamara se impresiono, eran muy pocas veces que vio a Nidia convertirse, y aun mas pocas las veces que volaba.
Este día se hacía cada vez más interesante.
*****
Mientras tanto en los pies del sofá, Jacinda y Cassian dormían; estaban cómodamente unidos, abrazados. Ella estaba con la cabeza relajada sobre el hombro de él, habían dormido plácidamente, aunque al despertar no iban a aceptarlo en voz alta.
Jacinda fue la que despertó primero, miro hacia alrededor recordando lo que había pasado a noche ellos se habían besado, bastante hasta llegar a segunda base. Nunca llego a segunda base con Will, y con Cassian fue tan… natural.
Ella recordó todo lo que hicieron a noche… todo.
Desde que la callo besándola, y como se acoplaron, sin darse cuenta empezó a moverse enzima de él. Jadearon los dos por la fricción que se provocaban el uno al otro. En algún momento durante los movimientos frenéticos acabaron en el suelo. Ahora Cassian se encontraba enzima de ella, se dejaron de besar por un momento. Ambos se miraron con ojos en rendijas de gatos, exactamente como cuando son drakis, de hecho, había partes de sus cuerpos en los cuales podían verse su piel draki aflorando. Lo que ocurría cuando tenían emociones muy fuertes.
—¿Estas bien? ¿Te golpeaste fuerte?
—No, estoy bien.
Volvieron a besarse. Si Jacinda se había golpeado no sintió nada, ella estaba más concentrada en seguir sintiendo y besando a Cassian, eran tan extraño; pero aún más extraño era lo bien que se sentía las manos de él por su cuerpo, por sus pechos bajando hacia su cadera provocando que la fricción de ambos entre sus piernas fuera tan placentera, sentía un extraño nudo en su vientre hasta que de alguna manera exploto, lo que casi hace que grite. Mientras Cassian se detiene, ella se sintió en el cielo, como cuando volaba.
—Si aquí me detengo. —dijo Cassian. —Si continuo tendré que ir a limpiarme y no quiero moverme de donde estoy.
Jacinda le sonrío soñolienta acariciándole el rostro.
—Pero no podemos dejarte así, ¿verdad?
Ella le desabrocho el pantalón metiendo su mano encontró lo que buscaba; era caliente, suave y grande. Los ónix eran grandes por que tenían que ser grandes, son los guerreros de los drakis, pero Jacinda nunca se detuvo a pensar que algún otro lugar pudiera ser grande, tan grande; no es que hubiera sentido uno antes pero no podía cerrar su mano entorno a Cassian.