Capítulo 12

 Mientras avanzan por el denso bosque el ambiente entre ellas es tenso, por un lado, Tamara esta estresada y cansada de la situación, y Jacinda no sabía que decir; pero aun así se animó a hablar ya que tenía que decirle a su hermana de la nota de su madre.

—Tam, mamá dejo una nota.

Tamara se detuvo abruptamente y Jacinda que iba detrás de ella casi choca con ella.

—¿Qué dice? —Tamara se mostró ansiosa y un poco alegre, sabía que su madre no se rendiría.

—“Recuerda la palmera.” Es lo que decía, decidí destruirla para no correr el riesgo de que la descubrieran. —Le dijo Jacinda tranquila de que el ambiente entre ellas fuera menos denso

—Recuerda la palmera… no me recuerda a nada. —Jacinda se decepciono un poco; creía que si le contaba a su hermana ella le daría respuestas.

—No importa, al menos ya lo sabes, deberíamos darnos prisa. —Tamara reacciono, y continuo junto con Jacinda.

El ambiente volvía a ponerse tenso Jacinda sospechaba porque, pero no quería admitirlo ni siquiera en sus propios pensamientos, esperaba que su hermana comprendiera la situación. Pues bien dicen que las cosas se arreglan hablando.

—No me rendiré, daré pelea no sé cómo, pero… —Comenzó Jacinda.

—Mmm… y mientras tanto seguirás viviendo con Cassian. ¿O cuál es tu plan? 

Fue un golpe bajo para Jacinda, más que nada porque no quería admitir lo poco o mucho que sentía por Cassian, y mucho menos quería pensar en las cosas sucias que ya habían hecho, no cuando a su hermana aún le gustaba.

—Como sea, fíjate bien por donde caminas. Ya casi llegamos.

Jacinda se impactó, conocía bien el bosque en el que vivía y había pocos lugares que ella no conocía y este era uno de ellos. Los árboles en esta zona eran densos. Un poco mas grandes y largos de lo que estaba acostumbrada. Pese a que ya estaba claro con el sol de la mañana esta parte estaba un poco oscura con las sombras que proyectaban los árboles; también empezaba hacer un poco más difícil caminar entre sus raíces enormes.

Llegaron a una pequeña laguna con una cascada igual de pequeña y del otro lado de la laguna escondido entre algunas ramas estaba un draki, uno que jamás Jacinda había visto en su vida. Este en cuanto las vio se alzó en toda su estatura y paso a su lado con un salto.

Tamara se quedó dónde estaba justo enfrente de dicho draki y Jacinda se hizo un poco hacia atrás cayendo con una rama sin dejar de mirar. Las escamas reflejaban la luz del sol, parecía como si estuviera todo cubierto de una armadura.

Tamara se volvió a ver a Jacinda con una mirada preocupada y decidida le dijo.

—Él es Deghan, huyo de los enkros. Te traje aquí para que me ayudaras a esconderlo o tratar de ayudarlo a que se transforme en un humano de nuevo. Estar en la intemperie así ya que tarde o temprano los cazadores podrían encontrarlo y…

Tamara se quedó callada esperando a ver que decía Jacinda. Pero esta aún seguía impactada con el draki frente a ella. Tardo algún tiempo en despabilar y finalmente miro a su hermana. Aún no se acostumbraba a ver ese rostro tan parecido al suyo y tan diferente ahora.

—Claro que te ayudare, pero la transformación depende más que nada de él Tam, aunque se dónde podríamos esconderlo de una forma más segura.

Jacinda no tenía claro como le iba a explicar a Tam sobre la cueva donde la llevo Cassian y aún peor como ocultaría de Cassian el hecho de tener un draki escondido ahí.

—Está bien. —dice Tamara un poco decepcionada ya que esperaba más.

—Además a transformarse eres de más ayuda tu Tam, hace poco tu pasaste prácticamente por lo mismo, solo que al revés supongo.

Tamara se puso a pensar que era cierto, ella apenas hace poco logro manifestarse gracias a que se encontraba en peligro, o al menos eso sentía ella. Definitivamente Ella podía ayudarle, pero por el momento lo importante era buscarle un lugar en donde estuviera seguro.

—Bien entonces llévanos a donde pueda estar seguro Deghan, ahí un poco más tranquilos podré ayudarle.

Jacinda suspiro y comenzó a llevarlos hacia la cueva, aunque no sabía cómo iba a explicar lo bien equipada que estaba, pero algo se le ocurriría… Eso esperaba.

*****

Cassian había despertado poco después de la partida de Jacinda; se pasó una mano por el cabello. Se había dejado crecer el cabello mientras busco a Jacinda hasta chaparral. Le gusto la forma que había tomado, a su padre no muy le agradaba su nuevo estilo, aunque a él no le importa su opinión; para ser sincero consigo mismo no le importaba nada. Quería estar más tiempo encerrado con Jacinda, pese a que solía ser un poco incomodo, la otra noche… definitivamente no era monótono o aburrido.

Él sabía que Jacinda ya se había retirado a ver a su hermana. Tenían que arreglar lo que pasaba entre los tres, aunque a Jacinda no le gustara ya eran una familia. Suspiro y finalmente se levantó; se estiro un poco y continuo con su día, no solo tenía que arreglar las cosas con su nueva familia, también tenía que ocuparse de su primo, este se traía algo entre manos y no le gustaba nadita.

Cassian más que nada se ocupaba junto a su padre en los deberes del clan, que todo fluyera bien. Las provisiones, la pesca, etc. Aunque a Cassian no le gustaba que aún se mantuviera el toque de queda, finalmente Jacinda había vuelto al clan sana y salva al igual que su hermana no había razón para más restricciones.

Mientras iba de camino hacia el edificio en el centro del clan, el que se ocupaba para reuniones; si fuera un poco más grande podría considerado como una oficina; vio a su primo inmediatamente su humor se volvió un poco más oscuro, observo como este se encontraba un poco enrojecido del rostro, Cassian inmediatamente supo que era por su encuentro por Jacinda conocía muy bien la marca.

—Buenos días joven príncipe veo que ya termino su luna de miel. ¿Qué tal la paso? ¿Tendremos la noticia pronto de que habrá futuros herederos escupe-fuego por ahí?