[Documento c3P J15o – Contra el Culto de la Ciencia 1]

Jueves 15 de octubre – Tercer Distrito – Campus Atenas –Academia Zygmunt.

Estaba saliendo del edificio de ciencias naturales donde había tenido lugar mi última clase por el día de hoy, pero al salir no me encontraba solo, ya que alguien (exceptuando a las dos estúpidas) varios años mayor a mí y con un mechón de cabello gris me acompañaba. Podía sentir como estaba atrayendo más miradas de lo usual ¿En serio era tan extraño que yo caminara y charlara con alguien más? Que estúpidos eran mis compañeros de la academia.

-Repíteme que haces aquí –le ordene a ese perro faldero.

Una sonrisa incomoda surgió en su rostro –Ya te lo dije, hoy vamos a divertirnos.

-Te creería si fuera viernes o fin de semana, pero es jueves. Tengo tarea para hacer y clases mañana –conteste con una expresión seria.

-Vamos, vamos no me salgas con esas excusas. Sé que en el fondo te hace falta diversión, ese laboratorio es muy aburrido.

El sentimiento de seriedad que expresaba mi cara fue reemplazado por uno de repulsión, la peor parte es que lo que me decía era cierto, aunque no iba a darle el gusto de tener razón. Pero no había muchas cosas más que pudiera hacer, ya que ambos teníamos una comprensión mutua y profunda sobre el otro.

No obstante, si él iba a jugar con esas cartas yo también podía hacerlo –Y yo sé que en el fondo solo haces esto por pena –moví mis manos de un lado a otro para exagerar lo que decía –Ay pobrecito ese niño con un pasado trágico, atravesado por la tragedia de crueles experimentos que marcaron su vida.  Necesita diversión para que se olvide de todo lo malo –Observe directamente a Constantine a los ojos -¿Eso es lo que piensas verdad? Lamentablemente yo no puedo ocultarte mis sentimientos, aunque tú tampoco puedes hacerlo conmigo.

El alto joven caminando a mi lado se quedó callado unos segundos antes de volver a hablar –Hmmm casi le aciertas, solo que la realidad es que no puedes solamente divertirte jugando ese juego de internet donde siempre te enojas. Más que diversión parece que solo tienes frustración al jugarlo, hay más formas de divertirse y te las enseñare.

-¡EY! The Leyends es un juego muy divertido, solo que la mitad de las personas que lo juegan son unos estúpidos inútiles que no saben qué hacer. Disfruto mucho el juego cuando el sistema me empareja con gente a mi nivel.

El maldito perro ese levanto una de sus cejas y me observo con una sonrisa fanfarrona –Iván…todavía no puedes salir de la liga más baja ¿También es culpa de todas esas personas y no tuya?

Claramente ese era el caso, pero decidí no contestarle y cruzar mis brazos molesto –De todas formas, yo tengo 17 años y tú 24, creo que las formas de divertirnos son diferentes.

-¡EY! No me trates como un anciano, solo porque la mitad de las personas dividan la diversión por edades no significa que sea así. Créeme que ir a un bar a jugar al billar o al póker con amigos y unas cervezas es más divertido que insultar a un monitor.

Estaba en desacuerdo con esas palabras, pero para mi sorpresa cambio el tema de conversación de un segundo a otro –Por cierto… ¿Es necesario que todavía tengas puesto todo el día el activador?

-Así es –conteste todavía molesto por lo anterior –Es la costumbre que tengo, y también es para ser precavido, voy a una academia de Elite por lo que tengo que estar siempre listo para mostrar mi talento –antes de que ese perro faldero pudiera decir algo más continúe hablando, la comprensión que obtuve sobre él me hacía darme una idea de lo que estaba por decir, así que le ahorre las palabras –No te preocupes que está apagado ¿No ves que no están los cables conectados? Además, aunque estuviera encendido al ya no ser de capacidad uno no me lastima casi nada, y para eso también estoy tomando los medicamentos de Charlotte…si de eso querías asegurarte.

Ese perro faldero no dijo nada, aunque al escucharme decir que si estaba tomando ese medicamente la expresión de su rostro se relajó como si le sacaran un peso de encima –Regresando al tema principal, voy a enseñarte a divertirte de verdad. Y por eso traje a unos amigos para que me ayuden.

Toda la charla que estábamos teniendo desde que salimos del edificio de ciencias naturales se desarrollaba mientras los dos caminábamos hasta la salida de la Academia Zygmunt, y al acercarnos a la puerta del jardín él dijo esas palabras y pude notar a dos personas más esperándonos afuera de la academia. Se trataba de una mujer que parecía tener la misma edad de Constantine y otro muchacho algo más joven, aunque todavía mayor a mí.

Al verlos camine más lento hasta casi detenerme, el joven de piel morena y un mechón gris me observo y comprendió al instante lo que sucedía –No te preocupes, son mis compañeros de trabajo. Son amigos de confianza.

-Ya no estoy tan seguro de querer hacer esto, si éramos nosotros dos me parecía bien. Pero con más personas…no sé.

-Confía en mi Iván, tú piensas que no eres digno de la presencia de los demás. Pero estas equivocado, les vas a agradar mucho a ellos. Ya no tienes que ser ese capacidad uno solitario y ajeno a la relaciones.

Como los dos nos detuvimos antes de llegar a la salida, esas dos personas nos reconocieron y se acercaron a nosotros. Rápidamente llevé mi dedo al botón del anillo metálico alrededor de mi frente y encendí el activador, varios cables negros aparecieron como por arte de magia y se conectaban al activador para luego caer al suelo donde desaparecían <Si ibas a traer más personas al menos hubieras traído a Isaac y Charlotte> mis pensamientos rápidamente fueron enviados por telepatía a la mente de Constantine.

Cuando era un capacidad uno llamaba a mi habilidad estrella simplemente como AMC (Absolute mental control) por el obvio control mental absoluto que tenía sobro todo ser pensante, pero ahora era un capacidad tres y ese control mental ya no era tan absoluto ni mucho menos como antes. Creo que tendría que dejar de llamar a mi poder de esa manera y referirme a él por el nombre original que le dieron los científicos cuando aún era usado por aquella chica, Above Being.