Experimento "Muerte"

Acto once. Mei cuenta la posible leyenda. La muerte vino al mundo.

Realmente, puede que sea una maldición.

 

 

….los sucesos y ataques volvieron a perpetuarse. Nuevas imágenes nos muestran a varios hombres y mujeres con armas. Atacándose los unos a los otros. La policía intenta detener los disturbios sin éxito alguno.

  • Aquí desde CBBB para el país intentando transmitir desde una cabina. –

¡Oh!..¡Dios!!...están viniendo hacia aquí.

  • ¡¡Cuidado!!! – Expresó un camarógrafo
  • ¡¡¡Noooo!!! – Gritó la periodista en cuando el vidrio de su bunker móvil se rompió. Un hombre con sangre en la boca y ojos rojos sin pupilas y retina entró hiriendo de muerte a uno de los integrantes. Otros ingresaron con él y comenzó allí dentro la matanza.
  • ¡¡Nooo!!!...¡¡¡Auxilio!!! …. - Fueron las últimas palabras de la periodista movilera que recibía una cortada fatal en su cuello, como herida mortal.
  • La transmisión se cortó allí mismo. Fue otro día terrible. Ya no era el barrio sino toda la ciudad. El gobierno ante ser una medida que no se expandía no decretaba medidas. Posiblemente intentaban verificar el origen de aquel desastre y de todos los otros que se iban suscitando.
  • Quedé en verme con Mei, en algún café cerca nuevamente. Ya era fin de semana. Pero ella, la dibujante tenía que hablarme y yo a ella. Luego de ver lo que el diario de mi madre decía, no pude aguantar la situación. En mi cabeza rondaban muchas preguntas. Ella no se percató de que me haya llevado el mismo conmigo. Eran notas y notas de todo tipo. Su letra era tan predecible que no podía creer lo que había escrito allí.
  • ….Octavio despertó y no recordaba nada de nada. Los médicos lo habían dado por muerto a él y la chica que estaba a su lado. Los demás estudiantes estaban fallecidos, pero sus cuerpos desaparecieron. – palabras de mi madre.

 

  • Yo no puedo ocultar lo que ocurre…
  • Y allí fue cuando me enteré de todo.

 

  • Como su tía, debo velar por lo que sucede. Nadie nos ha dicho nada y no sabemos qué ocurre. Solo se que terminé con ella y con su padre cuando el deseo me invadió al haber regresado como lo hizo Octavio. Él no es igual a Frank.. No muestra síntomas de ello. Pero a mi ese deseo me está consumiendo en cada instante. No puedo evitarlo.

¡Ja! ¡Ja! …quiero matar….y que me maten…

 

 

  • Esas fueron sus palabras…las que me asustaron…fueron escritas según los datos hace mucho tiempo atrás. Frank estaba en las mismas condiciones. No sabía cómo tratarlos. Ambos estaban tranquilos en la casa. Mi madre que decía que era mi tía ..¿Y ambos que padecían trastornos..?
  • Salí de inmediato al otro día. Era temprano. Pero debía ir. Mei al final me citó en otro lado.. a metros de mi casa. El galpón abandonado de los artistas. Temí por si ella tramaba algo.

Esperé solo un momento, cuando una puerta principal de reja se abrió con un chirrido escalofriante de óxido. Mei me invitó a pasar rápido. No quería que nadie nos observara.

  • ¡¡De prisa!! – Dijo – No es bueno que vean que hay gente en esta casa. Se supone que es un lugar abandonado. Hay demasiados fanáticos que creen en la maldición.

Asentí, e ingresé directamente. Nunca pude ver bien, como era aquel lugar. Comenzaba con un jardín con grandes pastizales, que fueran olvidados con el tiempo. La casa, o galpón, estaba EN total desvalimiento, pues se cree que los artistas la dejaron así.

Caminamos por la sala grande. Lienzos tapados con telas polvorientas. Pinceles en los suelos como así algunas temperas ya corroídas y secas. Fui hasta unas escaleras que daban con varias habitaciones. A medida que íbamos avanzando me recorría en mi interior el escalofrió del desuso y la intranquilidad. Al llegar a ese cuarto, encontrábamos los mismos elementos que en el hall central. En un bastidor con un lienzo peculiar. Era de Mei. A su lado otro, y otro. Todos y cada uno de ellos, dibujaban lo que el ojo de Mei veía. Como aquel dibujo, cuando la conocí y pregunté por ello. Lo particular fue que no advertí el hedor, y el aroma del sitio era tan calmado en la habitación. Muy diferente a la sala principal, el patio y las afueras que lindan con la calle.

  • ¡Por fin podemos conversar Octavio!
  • Si, de hecho tengo mucho que decirte. Y quizás parezca una locura.
  • ¿Qué nos conocemos desde antes?
  • ¿Eh?...¿cómo lo supiste?
  • Mi madre me lo dijo, cuando te vió la primera vez. Incluso se alegró de verte. En sus palabras me expresó: aún sigue igual, no ha cambiado, como tú.
  • Pero…¿Por qué?
  • Lo que paso ese día, hace tres años, ya era un vestigio de lo que vendría en adelante.
  • ¿No entiendo nada?..nada de nada. Mi madre dejo unas notas. Entonces le conté todo a Mei. Ella reflexionó al respecto sobre ello.
  • ¿Entonces tu madre, es tu tía?
  • Así parece. Pero no es la misma que he conocido. La que me está trayendo a mi mente la memoria. Es otra. Es como un cuerpo vacío. Lo mismo ocurre con mi hermano.
  • Quizás – Pensó Mei. Sean parte de esos a los que llamó otros
  • ¡¡No!!, ¡!no puede ser!!..Ellos no.. – Me negaba a pensar que mi hermano y esa mujer que me crio pudiesen estar en la misma vereda en la que caminan los que tienen las voces. Esos fantasmas
  • Te contaré algo – Dijo Mei, en cuanto agarraba un lápiz, y destapaba un lienzo en uno dibujo didáctico que recién estaba realizando. Comenzó cuidadosamente a trazar líneas rectas para ir armando un rostro. Un familiar mío. Hace muchos años. Vino un hombre al recinto. Aquí mismo. Una tez pálida, y una mirada robusta y arcaica. Pidió un dibujo. Algo muy particular a ese familiar. Su hedor y su cuerpo parecían estar en descomposición. Se podría decir que el hombre era un muerto …a quien la artista dibujo.
  • ¿Parecería que fuera la parca?
  • Lo era. Era ella su forma tradicional. Era la parca misma que fue descubierta. El origen de todo era un solo hombre que había muerto, y pidió regresar al mundo, allí solicitó un dibujo a mi familiar, una vez que ella lo hizo, la mató. Ese dibujo desapareció con aquel hombre. Pero, es solo una leyenda. Luego se fueron inventando historias. Y vine al mundo, con una desgracia. Un solo ojo. Al principio no era molestia, sin embargo en adelante fue aterrador ver cómo podía encontrar vestigios de muertos en vivos que no lo son. ¿Me comprendes?
  • ¿Puedes ver quién morirá?
  • No…Puedo ver quien está muerto y tu oírlos. – Al mencionarlo, trazó tal el lápiz que rompió la tela




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