Exterminación Mundial 1 (naturaleza)

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⸺Y en el día de ayer, hemos sido informados sobre el nuevo tipo de rueda creada por un niño en Japón; la cual se empezará a comercializar a mediados del próximo año. —informa la periodista en las noticias.

⸺¡La cena está lista! —escucho a mi madre desde la cocina gritar.

⸺¡Ya voy! —contesto.

Apago el televisor, me levanto del sofá y me quito la cobija de encima, camino hacia el comedor y corro la silla para poder sentarme.

⸺Eres una idiota. —me insulta mi hermano.

⸺¿Te pregunté? —inquiero con aburrimiento.

⸺No, pero igual te lo recuerdo. —guiña uno de sus ojos.

⸺Eres un idiota. —sonrío imitándolo.

⸺Lo sé. —devuelve la sonrisa.

⸺Esa es una mala palabra. —ríe y se tapa la boca Ally, mi hermanita menor.

Mi madre sale de la cocina y me hace señas para que vaya hasta dónde está ella.

Hago mala cara, me levanto de nuevo y entro a la cocina.

⸺Ayúdame con esos platos. —ordena.

⸺Debería hacerlo Danniel. —reclamo cruzada de brazos contra el marco de la puerta.

Mi mamá deja de servir la comida y me mira inexpresiva. “Lo hiciste de nuevo Gabriella, felicitaciones” me digo mentalmente.

La relación con mi madre nunca ha sido la mejor; no soy la hija que tiene las buenas calificaciones, la que se destaca en algún deporte, idioma o materia y mucho menos la que tiene un comportamiento intachable. A diferencia de mi hermano mayor: Danniel Hoffmann, que además de ser el mejor de su clase, es uno de los mejores jugadores de hockey que hay en su escuela y a pesar de que no es fútbol americano, también es un deporte respetable.

⸺Bien, lo haré. —digo de mala gana.

Agarro tres platos con ayuda de mis manos y brazos, los llevo hasta la mesa y los pongo con su respectivo comensal, corro la silla de nuevo y me acomodo en ella.

⸺Iré a llevarle la cena a su padre, ya vuelvo. —habla mi madre mientras sube las escaleras.

Hace dos años mi papá sufrió un accidente automovilístico que desencadenó en paraplejia, desde entonces su participación como miembro de la familia se ha vuelto nula y nuestras vidas se han tornado algo grises, al igual que nuestra economía, si puedo decirlo así.

⸺¿Cómo les fue hoy? —pregunta mi hermano.

⸺Thomas no me quería prestar su color amarillo para colorearle el cuerno al unicornio que nos había puesto la señorita Rose, —Ally frunce el ceño con enojo. —es un mal amigo. —se cruza de brazos y mira hacia otro lado ofendida.

Se escucha una risa proveniente de la garganta de Danniel. —Comprendo. —agarra su bebida y toma un sorbo.

⸺Le dije que era un idiota. —mi hermanita sonríe, dejando ver uno de los espacios en sus encías por la falta de dientes.

Danniel tose y se tapa la boca. —No deberías decirle eso.

⸺Pero tú y Gabriella se lo dicen siempre.

⸺Gabriella es una “chica mala” y a mí de vez en cuando se me pega. —me mira con una sonrisita de burla. —Pero eso no quiere decir que tú lo seas.

⸺Mi meta es ser como ustedes. —declara la niña.

⸺Ally, no somos el mejor ejemplo a seguir. —vuelve a poner su atención en mi rostro esperando que diga algo.

⸺¿Qué? —enarco una de mis cejas.

⸺Di algo. —dice entre dientes para que mi hermanita no se de cuenta.

⸺Sí, —dejo de mirar a mi hermano para pasar a la niña que tengo al frente. —“no seas como Gabriella o serás una drogadicta sin metas en la vida, llena de problemas, mejor se como tú hermano.” —repito las palabras que una vez escuché decir a mi madre.

⸺¡Gabriella! —reclama Danniel.

⸺¿Qué?

⸺No le digas eso.

⸺Es lo que todos piensan. —me encojo de hombros y vuelvo a mirar sin ánimo la comida.

⸺Es solo una niña.

⸺Que sea una niña no quiere decir que sea estúpida.

⸺¡Los puedo escuchar! —grita mi hermanita.

⸺Ally… ¿Quieres traerme un poco de azúcar?

⸺¿Por qué yo? —reniega.

⸺Porque tienes más energía y juventud que nosotros juntos. —explica.

⸺No quiero. —sentencia.

Suspiro y paso mi mano por toda mi cara. —Te daré diez dólares si lo haces. —propongo.

⸺Enseguida. —acepta la niña y corre la silla para salir corriendo hacia la cocina.

Sonrío al verla correr y tomo un poco de espaguetis con mi tenedor. Mi atención en la comida se ve disuelta al sentir el tacto de una mano sobre la dorsal de la mano que tengo libre.

⸺¿Estás bien? —inquiere Danniel.

⸺Sí, supongo. —respondo sin ánimo de nuevo.

⸺¿Segura?

⸺Agh… ¿Qué quieres?

⸺Que me digas cuál es la razón por la que estás molesta.

Llevo mi mano hasta el vaso con jugo que tengo al frente del plato y tomo un poco del líquido.

⸺La actitud de Alicia. —escupo.

⸺Alicia nuestra mamá. —me corrige.

⸺Mamá, Alicia, señora Hoffmann, madre, me da igual.

⸺¿Qué te dijo?

⸺No me dijo nada, solo me miró como si estuviera cansada de mí o algo.

⸺¿Qué le dijiste antes? —me observa como si ya supiera la respuesta.

⸺Me pidió que trajera los platos y le dije que deberías hacerlo tú.

⸺Yo lo hice ayer.

⸺Es cierto, pero sé que ella disfruta más tu compañía que la mía; hasta para traer o llevar los platos.

Suspira. ⸺Mamá ha pasado por mucho.

⸺Nosotros también.

⸺Lo sé, pero la familia ahora recae sobre ella.

Dejo de mirar a mi hermano y continúo jugando con la comida.

⸺Sabes que puedes contar conmigo para lo que sea. —interrumpe.

⸺Dann, —me quedo en silencio unos segundos antes de continuar. —que el año pasado me drogara y que casi muriera por sobredosis, no quiere decir que lo volveré hacer.

⸺No me refería a eso.

⸺Dime entonces.

⸺¿Sigues viendo a Louis?

⸺Basta. —lanzo una mirada amenazadora.

⸺¿Qué tiene de malo?

⸺Ya sé a dónde quieres llegar con esto.

⸺Solo… Quiero que estés bien, y Louis no está bien para ti.



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En el texto hay: adolescentes, armas

Editado: 15.04.2022

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