JAYDEN
Di un sorbo a mi café, aún seguíamos en la cafetería ya que el tiempo parece que se había congelado.
Brina después de quince minutos se fue a su casillero a no se que cosa buscar.
—Hablando de trabajo creo que tengo que hablar con Sevan sobre aquello.
Lo busqué con la miraba para ver si estaba en la cafetería, pero para mí mala suerte no se encontraba aquí.
—Hablando de eso. ¿Como que vino muy misterioso no crees? No ha hablado con nadie el día de hoy.
—Es primer día Landon, se entiende su silencio.
—Yo no me confiaría.
Aquí es donde entra la desconfianza de él. Ante cualquier circunstancia Landon me dice que me mantenga al margen de todo lo que sucede alrededor de nosotros. No valla a ser que ante el más mínimo descuido todo suceda.
—Estaré lo más atenta posible, castaño —le guiñe un ojo— gracias por tu recomendación.
—Espero que sea así. Acuérdate que estás bajo mi cuidado.
Rodee los ojos.
—Soy lo suficiente grande como para cuidarme.
—Lo sé, Jayden. No hay duda de eso.
Bueno, iré a buscarlo para ver como haremos el trabajo.
Él asintió.
—Cuídate —me dijo— cualquier cosa no dudes que aquí estoy.
Le dedique una sonrisa cálida.
Le pregunte a su hermana si es que ella sabía dónde podría encontrarlo y solo me dijo que donde haya libros estaría él, claro, y como el único lugar que tiene libros en esta preparatoria es la gran biblioteca me dirigí hacia allá.
Había completo silencio en este lugar, mis pasos eran lo que más se podían escuchar, las personas estaban sumergidas en las maravillas de los libros, unos con audífonos y otros resolviendo cualquier tema matemático. Los estantes estaban completamente limpios sin ningún rastro de polvo, y claro, los colores de aquellos eran los más llamativos.
Giré a la derecha subiendo por una escalera, y justo como pensé ahí estaba él, le podía ver con un libro de historia, pero no cualquier historia, ese era uno de los pocos que leían.
—Así que, Historia de Denver, he —le dije captando su atención— pueblo de Los Estados Unidos. Muy pocos leen aquel libro, ¿sabes?
Él solo me miró extrañado como diciendo para él mismo «¿qué demonios haces aquí?»
—¿Puedo? —señalé el asiento.
—Si —contestó —ya estás aquí, ni modo que te eche ¿no?
Valla que genio.
Solo me digné a mostrarle una sonrisa forzosa.
—Ni creas que he querido ver tu cara, solo he venido para que hablásemos del trabajo que haremos.
Dio una sonrisa de lado y también se le formó un hoyuelo igual que su hermana solo que es esta vez en el lado izquierdo.
Valla.
—Ya —respondió.
Siguió leyendo las cosas importantes según él, miré hacia donde estaba su vista dirigida y justo en el subtema de Habitantes, no estaba queriendo saber cuántas personas vivían aquí, o… ¿sí?
Lo observé. Cada vez que leía lo hacía de manera seria, su mirada en ese momento no transmitía nada, fruncía el ceño en algunos datos y todo eso, me parecía raro que el estuviese leyendo aquel libro, normalmente lo demás chicos leen cualquier tipo de género excepto este.
—Deja de mirarme —habló minutos después.
—Estoy observando el libro —me cruce de brazos— y no a ti, no sé por qué piensas eso. Hablemos rápido de lo que he venido.
Volvió a sonreír de lado, pero es que es guapo como no lo voy a estar mirando, aquellos ojos grises que nunca he visto en mi vida, no como los de él.
—En la biblioteca diría que está bien, pero por lo que me dijeron, hoy cierran temprano, así que… —hizo un gesto de estar pensando y fijo su mirada en un punto específico— en mi casa entonces, no conozco mucho este lugar, a menos que tú —me miró— me des un tour.
No, definitivamente.
—No tengo tiempo.
—Lo suponía, pero sé que en el fondo si quieres. —curvó una sonrisa en sus labios y se recostó en la silla.
—En tu casa está bien —ignoré lo que dijo— ¿estará tu hermana en la tarde?
—Si, ¿por qué? ¿Acaso piensas que te haré algo? —lo dijo con curiosidad.
Mi silencio lo tomó como un sí.
—No muerdo Jayden, no sería capaz de hacerle algo a una mujer. A menos que quieran.
Parecía sincero.
—Bien —solo dije— entonces en la tarde será.
Me paré de aquel sitio y me dirigí a la salida. Ya había pasado varios minutos desde que estuve con él, seguía intrigada por lo que había estado leyendo. Su semblante me llamaba la atención, soy de esas personas curiosas que no se quedan de brazos cruzados dejando que todo pase por el frente. Me gusta investigar y saber hasta dónde me pude llevar cada suceso que pasa.