Extras de: El mago del color... [bl]

3. Ganímedes

—¡Patricio! —Lucio habló desde el exterior de la carpa. Ambos hombres dentro se miraron en silencio. Patricio se hizo hacia atrás y de inmediato se puso de pie, se observó y acomodó el gambesón, alisó las mangas y cerró el botón. Dio los pasos que lo acercaron al exterior— Iremos a patrullar. Me llevaré a tu soldadito.

—No. Deja a Félix…

—¿Por qué?

—Es que… herí demasiado al sirviente.

—¡Jajaja! Bien, bien, lo dejaré… Cuando regrese me gustaría golpearlo también…

Patricio apretó los puños pero los ocultó tras la espalda. Clavó la mirada en Lucio: —¿Cuándo regresarás?

—Regresaremos mañana.

—Hmm —El general asintió y miró en la distancia a Félix, luego le dio una palmada en el hombro a Lucio despidiéndolo así. Regresó al interior de la carpa. Fray estaba de pie muy cerca observando la alta figura del hombre.

—¿Qué?

—Nos vamos.

—¿Con Félix?

—Hmm —Fue la respuesta del general y de inmediato se encaminó hacia un baúl del que retiró una bolsa de tela y comenzó a rellenarlo con algunas prendas de ropa y mantas.

—¿Necesitas ayuda? —dijo Fray obteniendo una respuesta negativa.

De repente, la tela de la carpa se sacudió dejando pasar a un agitado Félix: —General, Ganímedes está listo.

—Hmm.

—¿Fray irá con usted en…

—Por supuesto que iré.

—Sí —Fue la respuesta dada por el general a Félix.

Fray no acabó de entender, pero no preguntó. El general estaba atareado completando con prisa las bolsas, luego de cerrar la primera comenzó a cargar la segunda con alimento seco y algunas manzanas, sostuvo un carcaj con flechas y se cruzó un arco. Luego se acercó a un gancho en el puntal y descolgó un cinturón.

—Eso es mío —dijo Fray acercándose y recibiéndolo en sus manos. Luego de ajustárselo recibió una de las bolsas que el general le dio y se la colgó al hombro. De inmediato, el general le sostuvo la mano.

—Vamos, Fray.

El pecho de Fray se agitó y suspiró.

—S-s-sí, vamos, Patricio.

Con calma, pero no con lentitud se acercaron al caballo del general, Fray miró al hombre y luego a Félix, que se montaba a un caballo negro.

—¿Montaré ese? —Fray señaló adelante, a un caballo blanco moteado de negro.

Patricio le soltó la mano y dijo: —No —Enseguida le quitó la bolsa para colocarla en las alforjas del caballo, hizo lo mismo con la propia y también con el carcaj—. Sube —fue lo siguiente que dijo y deslizó ambas manos por la cintura de Fray—. Pisa ahí —Le indicó el estribo de Ganímedes.

«Dioses, cómo me habla, me habla tan serio. Debería sentirme ofendido, pero eso no es lo que está ocurriendo. ¿Qué es lo que tengo? Ay, no. ¡Otra vez montará tras de mí!» Fue el emocionado pensamiento de Fray.

Subiré, mi general —Posó el pie derecho en el estribo.

Dime Ellis.

¿Ellis?

Ese es mi nombre.

Fray pisó el estribo y alzó la pierna para acabar de montarse al animal, se sostuvo del borrén y posó el otro pie en el estribo izquierdo. Miró a un lado.

—Mmm, Ellis —dijo y se estremeció cuando con brusquedad y prisa le apartó el pie del estribo con la mano y colocó el propio—. ¿Puedes ser más amable?

—Mh —gruñó Ellis posando la mano sobre la de Fray para darse impulso y subir tras él. Con la pierna izquierda movió la de Fray hacia atrás quitándole el pie del estribo en un rápido movimiento—. Apóyate en mí. Equilibra el peso.

—Puedes pedirlo amablemente, no ladrando órdenes. Si me quieres tan cerca…

—Ganímedes necesita equilibrio, es por eso… —dijo justificando la cercanía de sus cuerpos, era la verdad pero no podía admitirle que realmente adoraba sentirlo apoyarse en su pecho. No lo diría tan rápido, no tan abiertamente cuando hacía tan solo un día que se conocían. Tal vez en dos o tres días podría hacerlo.

No hubo necesidad de mover las riendas, Patricio hizo un leve movimiento de pelvis y su caballo comenzó a andar, Fray se sostuvo cuando el paso de Ganímedes fue en aumento, hasta que del trote pasó al galope. Félix no perdía pisada tampoco, con su soberbio caballo negro cabalgaba a la par.

—Entonces… ¿estamos huyendo de un ejército de soldados sanguinarios? —dijo Fray.

—Sí. Finalmente —dijo Félix respondiendo también por el general, ex general desde ese instante. Se adelantó para evaluar el camino y alertar acerca de posibles peligros.

Al quedarse solos, Fray le habló a Ellis: —¿Cuál es el plan? —Miró su severo rostro, Ellis miraba el camino que tenía por delante pero había oído la pregunta y luego de unos momentos respondió.

—Ser libre —dijo percatándose en ese instante de lo que estaban haciendo—. Como tú, Fray.

Fray sonrió: —A cada instante me gustas más, Ellis.



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Editado: 10.02.2024

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