5. Justo a tiempo
En la travesía al palacio, en el rescate del favorito y el médico, no hacía otra cosa que pensar en Fray y en volverlo a ver. Fingí no notar la unión del par al que rescaté. Sé que el favorito no haría nada contra la reina, no tiene el temple ni la inteligencia de un traidor, y el otro es el rechazado, tampoco se confabularía para derrocarla, es un fiel seguidor de la reina y el reino. Aunque, admito que son buenos luchando juntos, fueron capaces de deshacerse de varios atacantes, además, el favorito recibió la ayuda de un extraño.
Ahora estamos arribando al castillo Coral. Llevo a Ganímedes al establo esperando encontrarme con Fray, temo lo que Bonduelle puede haberle hecho, fui de lo más tonto al dejarlos juntos, espero que no…
No pensaré o pronunciaré mis temores, camino con prisa hacia el recinto de las habitaciones en busca de alguno de los dos. El que halle primero será quien me notificará lo ocurrido.
Llego a tiempo… eso creo.
Veo a Bonduelle, está golpeando a alguien, o a punto de hacerlo, espero que sea lo último.
Le grito para detenerlo: —¿¡Bonduelle!?
—¿Patricio?
Fray me habla, pero no puedo verlo con claridad: —¡General!
Ellos se me acercan.
—¿Fray, por qué estás aquí? —Le digo.
—Yo… yo…
—Él es un mal sirviente, arruinó mis botas y lo castigué para que aprenda, ahora estaba robando… —dice Bonduelle y lo sostiene, comienza a arrastrarlo.
—¿Castigo? ¿Qué le has hecho? ¡Suelta su brazo! —Es lo que le grito sin poder controlarme. Le golpeo el brazo y Fray se queja. Debo sostenerlo y contenerlo, no sé qué le ocurre. Me interpongo entre ellos, defendiendo a Fray— ¿Qué le haces? ¿Fui poco claro al marcharme? —Bonduelle se niega a responderme.
Fray se aferra a mi gambesón desde atrás y habla para defenderse: —General, yo… no estaba robando…
—Lo sé. Vamos —Me encamino a la puerta de salida—. ¡Abran!
Fray camina tras de mí. No es hasta que salimos a la luz que puedo verle el rostro.
—¿General? ¿Dónde está Dorian? —Es lo que Fray me está preguntando con insistencia, pero ahora en lo único que pienso es en devolverle los golpes a Bonduelle.
—¡Lo golpearé hasta que no pueda hablar! —Finalmente respondo a la pregunta de Fray, y para que no sea testigo de lo que haré prefiero que esté con su querido amigo— Ellos están en la capilla.
Intercambiamos unas palabras más y luego observo a Bonduelle, que permaneció escuchándonos todo el tiempo.
—¿Ya no me sirve? Ese inútil…
—¡No! Fray le sirve a la reina, y tú, sigues mis órdenes.
—¡Arruinó mis botas!
—Te daré unas nuevas —Es lo que le digo fingiendo y hasta le sonrío, pero con odio. Me acerco a él.
—Sabía que entend…
Le cierro la boca con mi puño. Comienzo a golpearlo en el rostro. La sangre lo ensucia y se tambalea. Se tropieza y camina hacia atrás. Estoy dándole una reprimenda y para que sirva de ejemplo a los otros soldados, que sepan que deben respetar lo que es mío. Noto la sorpresa en Bonduelle, porque siempre creyó que podía decirme o hacerme lo que quisiera, pero esos tiempos se acaban ahora. Hay límites que no puedo permitir que cruce. Lo golpeo otra vez, ahora en el estómago. Le pateo las piernas y provoco que se tambalee nuevamente. Cae al suelo y lo golpeo con mi puño. Bonduelle ya no habla, pero no está muerto, jamás llegaría a eso, es tan solo una reprimenda por sus actos deshonestos con Fray. Desenfundo mi daga y la balanceo entre mis dedos mientras observo la reacción de Bonduelle.
Le digo: —Él ya no te sirve…
—Espera, Patricio, somos amigos hace años, en unos días un extraño arruinó nuestra amistad, ¿cómo endulzó tus oídos? Es un ser maligno… —Él tose sangre. No es grave, se recuperará pronto.
Me inclino y me acerco a su rostro, entierro mi daga en su brazo. Ahora sí grita y patalea debajo de mí. Me aseguro de intimidarlo apropiadamente y de dejarle en claro lo que jamás puede volver a hacer.
—No puedo matarte, pero sí hacerte sufrir. No vuelvas a tocarlo —Retiro la daga de su piel y la limpio en su gambesón. Me alejo hacia el establo.
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6. Celos
Fray y el favorito son muy apegados, es difícil interponerme entre ellos, es difícil poder ocupar un lugar en la vida de Fray, somos de mundos diferentes y no sé si pueda… Olvidaré mis temores. Haré mi movimiento, iré a buscarlo ahora.
Entro a la capilla y los oigo hablar y reír. Me acerco a ellos cuando caminan juntos. Fray se está alejando, digo su nombre, llamándolo. Se detienen y Fray me mira. El favorito me teme, busca refugio en Fray, que es más pequeño que él. Fray comienza a observarme con esa mirada que me provoca, me está observando la pierna herida, me observa por completo.
—General, ¿me necesita para algo? Llevaba a Dorian a darse un baño.
—Lo oí muy bien… —Los observo a uno y al otro sin poder llegar a entender el tipo de relación que tienen, Bonduelle y yo nunca fuimos así como amigos— ¿Se bañarán… los dos… juntos?