Play ► SUGA's Interlude.

Una semana después de la desastrosa cita doble.

Día del lanzamiento con BTS21. Fiesta de inauguración.

Hoy volvería verlo, podría observar su rostro desde la distancia mientras me camuflaba en el bullicio de las personas allí presentes, pero él siempre conseguía encontrarme entre la multitud. Aquella sonrisa leve que se formaba en su rostro cuando cruzábamos miradas estaba haciendo que mi corazón bombeara más rápido.

Este chico mal educado, frio y enojado con el mundo, hace que mi corazón de un brinco.

— ¿Esta vez también vas a salir corriendo?— Me preguntó Yoongi susurrando en mi oído. Ni siquiera mi había dado cuenta de que se había alejado del resto para venir hasta mí. Su oscura mirada me ponía demasiado nerviosa, así que decidí no darme la vuelta y seguir dándole la espalda.

—No salí corriendo, tenía cosas que hacer.

—Mmm… ya claro…

Empecé a notar una mano en mi espalda baja, era un agarre suave, como una pequeña caricia producida por una brisa de primavera. El chico azucarado pegó su torso a mi espalda de una manera muy sutil, notaba su tranquilidad, en cambio la mía estaba empezando a agitarse. Notaba el vaho de su exhalación en mi cuello.

—Ven conmigo, tengo que enseñarte algo.

Jamás pensé que este ser volvería a hablarme, mucho menos que se acercara a mí, pero aquí esta, pidiéndome que vaya con él porque tiene que enseñarme algo. Espero que no sea una chica y que me diga; ¨—Te presento a mi novia.¨

Caminé entre la multitud con la mirada clavada en el chico de pelo azabache con andares de mafioso.

Salimos del edificio donde se celebraba el evento, este daba a un enorme jardín decorado con farolillos luminosos y algún que otro banco. Miré a mí alrededor, había perdido de vista a Yoongi, andaba demasiado rápido para ser una persona que siempre está cansada.

Casi me muero del susto cuando alguien me agarro del brazo y tiro de mí hasta lo que parecía ser una casita de madera. Todo estaba oscuro en el interior de aquellas paredes, mi corazón latía con fuerza, estaba algo agitada.

—Ahora no podrás poner ninguna excusa barata. —Aquella voz firme junto a su colonia, era él. Sin ninguna duda.

—No eran excusas Yoongi… De verdad que tenía que irme.

—Venus… Ambos sabemos que no fue así.

Sus manos se posaron en mi cintura, me pegaba a él, aunque no podía ver su rostro sabía que me estaba mirando. Aquellos labios carnosos rozaban los míos, ambos estábamos ansiosos por lanzarnos, pero nos daba miedo hacernos daño.

Éramos personas muy diferentes, como agua y aceite, la luz y la oscuridad, invierno y verano, blanco y negro. Pero ambos sentíamos algo por el otro, sentimientos que no éramos capaces de explicar, pero que estaban ahí, ardiendo como el mismo fuego.

—Deberíamos volver a la fiesta…—Comenté casi en un susurro.

—Sí, deberíamos volver.

Ninguno de los dos nos movíamos, nos mirábamos entre la oscuridad, acariciábamos nuestros rostros con pequeñas caricias. Me acerqué a él, pues sabía que si yo no daba un paso él no se iba a lanzar.

—Deberías saber que esto nos va a traer problem…—Intenté explicar lo que estaba sintiendo pero sus labios sellaron mi boca con un dulce beso que yo seguí.

Aquel beso fue la pizca de pólvora que prendió el fuego que llevábamos reprimiendo durante mucho tiempo.

Nuestros cuerpos estaban calientes, ansiosos, muertos por la necesidad de poseernos el uno al otro. Aquel intenso deseo hizo que Yoongi se deshiciera de mi precioso vestido de seda roja, dejándome en ropa interior, expuesta a mis mayores inseguridades.

—Eres preciosa Venus…

Una tímida sonrisa se dibujó en mi rostro, el pego sus labios a los míos para poder notar mi sonrisa, ya que estábamos a oscura. Pase mi mano por su torso aun vestido, buscando el primer botón para empezar a desabrocharlo, su piel desnuda era tan suave y firme, parecía haber sido esculpida por los mismos dioses.

Posé un húmedo beso en el lateral de su cuello dejando una marca roja por el pintalabios. Su piel se erizo ante esta caricia sutil, creo que he descubierto su punto débil.

Nos devorábamos los labios con pasión, una que jamás había imaginado, parecíamos auténticos animales deseosos por encontrar más y más placer. Su cuerpo desprendía demasiado calor, mis mejillas empezaron a sonrojarse.

Suga encendió la luz de aquella cabaña para poder buscar algún objeto donde sentarnos, apoyarnos o tumbarnos. Mis manos cubrían mi cuerpo algo avergonzado. No era la primera vez que un chico me veía desnuda, pero si era la primera vez que él lo hacía.

Un par de minutos removiendo todas las cajas que había allí encontró una manta de picnic y unas luces blancas de navidad. Extendió la tela de cuadros rojos y blancos en el suelo, encendió las pequeñas bombillas y las colocó sobre una de las cajas, apagó la luz y todo quedo iluminado por la tenue luz de aquellas pequeñas bombillas.

Ahora podíamos vernos las caras y eso empezó a ponerme más nerviosa.

Su mandíbula estaba tensa, su mirada tenía dibujada una pizca de oscuridad mezclada con pasión. Su respiración estaba tan o igual de agitada que la mía.

—Ven aquí, pequeña.

Su voz estaba más grave de lo normal, eso me provoco un escalofrió por todo mi cuerpo. Camine hasta él y agarré su mano. Ambos nos tumbamos sobre la fina tela.

Yoongi acaricio mi rostro con aquellas enormes y suaves manos, marcadas por alguna que otra vena. Sonreí después de darnos un cálido beso.

Me puse de rodillas a su lado y le desabroche el botón del pantalón, con su ayuda me deshice de ellos. Puse ambas piernas a ambos lados de sus costados, quedándome sentada a horcajadas sobre él.

Empecé a rozarme contra él, al principio se sorprendió pero luego agarro mis caderas haciendo que él movimiento fuera más intenso, me dejé llevar por la lujuria. Las manos del chico azúcar bajaron hasta mi trasero aun vestido con las suaves bragas de encaje y lo apretó con fuerza, no pude evitar jadear ante tal provocación.