Falla en el infierno

23. Una mujer

La impresión fue tan grande que su aura se resintió aún más, permaneció en cama con fiebre por días. Mientras Liu se enteraba que hubo un caso muy similar hace veintitrés años atrás.

La primera víctima fue Lisandra Gurt, sí, la esposa fallecida del padre de Alexis. Eso podría explicar su reacción al ver la herida en el cadáver de la segunda víctima. Nunca pudieron pillar al asesino al que denominaron "alas de ángel" y la hija de Lisandra, con solo tres años, según informes solo pudo declarar que era un hombre de cabellos rojos y una extraña cicatriz en su cara. Pero aquella niña, Leonor Vikar, murió en un sanatorio debido a una contagiosa enfermedad.

—Mi padre más adelante supuestamente adoptó a un niño que llamó Alexis —dijo sentada en la cama aun con expresión cansada por la fiebre.—. Pero la verdad es que Leonor y Alexis somos la misma persona. Yo soy la niña que presenció el crimen, y por protección de víctimas decidieron fingir mi muerte. Mi papá después fingiría adoptar un niño para hacerle creer al asesino que la única persona que vio su rostro murió. La familia Vikar es demasiado poderosa y conocida para cambiar de país, apellidos y vida, por eso optaron por algo tan inusual como esto.

—No deberías decírmelo si estas dentro del programa de protección —le habló Liu con seriedad y preocupado que otros descubrieran esto.

Alexis lo contempló sonriendo cansada.

—No importa, confío en ti, además nunca pudieron encontrar al asesino, mis descripciones de ese entonces se limitaban a la capacidad de comunicación de una niña de tres años. Sin embargo, hoy mis recuerdos son tan borrosos que ni siquiera recuerdo lo que me dijo mi madre antes de morir, ni siquiera recordaría su rostro si no fuese por las fotografías que guarda mi padre. Por eso necesito ser parte de la investigación.

Liu movió la cabeza en forma negativa.

—Esta razón es para mantenerte más alejada de todo esto, si el asesino descubre que la niña que creyó muerta estaba viva vendrá por ti —arrugó el ceño luego se colocó de pie—. Además, el general ordenó no incluirte por los lazos familiares con una de las víctimas.

—Eso no es justo —dijo apretando los dientes y arrugando la manta bajo sus manos. Se siente tan inútil en este momento.

La contempló en silencio, y luego desvió la mirada hacia la puerta de salida, sabe lo testaruda que es pero debe entender de una vez por todas que si sigue con esto terminara por acabar con su propia vida. Y de seguro ni su madre quisiera eso, aunque significaría que su muerte seguiría siendo un enigma.

—Yo estoy de acuerdo con esa decisión, mantente lejos de todo esto —Liu le dio la espalda luego de hablarle con severidad—. Descansa, tu aura volvió a sufrir una fuerte impresión, si sigues así no duraras más de un año. Nos encargaremos nosotros de este caso, tú mantente lejos.

Y sin escuchar los reclamos de Alexis salió de la habitación.

Alexis molesta tiró hacia atrás la colcha de su cama, pero solo un intentó de levantarse la mareó y la hizo caer en su cama. Suspiró sentándose para luego intentar llamar a su espada, esta se tambaleó, se alzó en el aire, volvió a caer, para después arrastrarse en el piso. Realmente su aura sagrada está peor que antes.

—¿Cuánto me queda? —preguntó en voz alta.

—Un año y dos meses —respondió el demonio apareciendo en la escena.

—¿Tendré suficiente aura sagrada para ese entonces? —le preguntó y como respuesta el ser demoniaco solo se alzó de hombros.

Guardó silencio, esto no pasó en su vida anterior, a esta edad estaba en un punto máximo de control y capacidad de su energía considerada como uno de los caudillos tan poderosos ¿Acaso intentar hacer cosas buenas le ha hecho el camino más difícil?

"El camino al cielo está lleno de piedras puntiagudas cuando eliges el buen camino"

En cuanto a su tiempo siente que no le alcanzara, ahora no solo tiene como meta evitar la vida criminal de Adrián Makris, sino además capturar al asesino de su madre. No puede rendirse, y debe cuidar su aura sagrada si quiere resultar victoriosa antes de que el último gramo de arena caiga al otro lado.

Y tosió con fuerzas viendo como su mano se manchaba de sangre.

—Maldita... sea —masculló arrugando el ceño.

 

Por más que insistió Liu, días después al poder recuperarse, no la dejó ser parte de la investigación ni siquiera en forma indirecta. Eso la impaciento aún más. Sobre todo, cuando le dijo que si seguía insistiendo pediría su licencia indefinida si eso significaba tenerla a salvo. Y hasta Felipe, el primer caudillo, que es una persona más "moldeable" estuvo de acuerdo con Liu. Es como si esos dos fueran sus carceleros, pero en vez de tenerla encerrada en una celda la expulsan afuera de esta.

Por eso caminaba por el pasillo no con el mejor humor, y aunque es cortes y amable para responder los saludos de su grupo de policías, todos notan que esta de mal ánimo. Incluso hasta ha ignorado al demonio con su lista de ideas de como enderezar a Adrián Makris.

—Detente, si sigues insistiéndome que lo seduzca, olvídalo, ¿Te has dado cuenta como me mira? Literalmente le doy asco —refunfuñó apoyándose en la pared de un vacío pasillo—, nadie en sus cabales quisiera ser acosado por alguien que le da repugnancia. Así que si sigues insistiendo de eso voy a tener que solicitar un demonio guía que sepa hacer mejor su trabajo.

El íncubo sintiéndose sol entrecerró los ojos, ofendido, y desapareció de su vista.

Sorprendida por la actitud caprichosa del demonio Alexis abrió la boca para decir algo cuando vio a Liu atravesarse corriendo frente a ella, va tan apurado que ni siquiera pareció notarla. Sonrió con maldad, es la oportunidad precisa que tanto esperaba.

Se deslizó como cautela, y entró a la oficina de Liu Zang sin ser notada, esquivando los encuentros con los subordinados del Caudillo tercero, para revisar sus carpetas buscando algo sobre el caso del asesino Alas de ángel.




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