Falla en el infierno

39. Estaré a tu lado

Su mirada se perdió luego de escuchar la respuesta del doctor. Llevó sus manos a la cabeza ¿Es que acaso en verdad carga con la vida de otro ser en su vientre? Si ni siquiera puede con la suya ¿Cómo podrá con la de alguien más?

—¿Y él padre? —preguntó el doctor terminando de recetarle algunas vitaminas y aconsejarle que debe comer de ahora en adelante.

—Solo... fue un encuentro casual —musitó desviando la mirada.

No está de ánimos de responder más, tampoco del dichoso examen que suelen aplicar con la sangre del padre y madre para saber si un niño saldrá beneficiado como un Akuni antes de vivir. Que sus padres lo sean no asegura que su hijo también lo sea.

Salió del lugar dirigiéndose a su trabajo. Como de costumbre se sirvió una taza de café y sacó dos pasteles de la caja de empleados. Pero detuvo sus manos devolviéndose a botar el café y prepararse una leche y a cambiar los pasteles por un yogurt con frutas. Ni siquiera sabe si ese pobre bebé alcanzará a vivir antes de que ella deba morir. Es todo más complicado.

Adrián la contempló de lejos, la ve tan desanimada que no sabe si acaso los resultados fueron negativos o no. Aun así no se acerca a preguntarle, bebe su café con una mirada indiferente que ha levantado nuevos rumores sobre una ruptura de ambos.

No puede dejar de pensar la forma amigable y alegre como recibió a Liu Zang en su casa cuando aquel fue a verla, invitándolo además a cenar, y eso le molesta.

Cuando horas más tardes Alexis bajó al estacionamiento a buscar su auto sintió que alguien venía siguiéndola, avanzó con cautela por el vacío lugar tanteando la empuñadura de su espada, el ajado de cuarzo que cuelga de su cuello ha acumulado suficiente aura para espantar a quien sea que intenta vigilarla.

Por ello al sentir la proximidad se giró sacando su espada Runronbi siendo detenida justo por la oscura Kalesdo, la arma de Adrián. La respiración cortada del caudillo se enfocó en su enemigo, y por un segundo tuvo la idea de que él ahora venía a matarla, antes de tiempo. Pero viendo a aquel hombre guardar su espada su mirada se detuvo en él buscando explicaciones.

Sinceramente no tiene las ganas de iniciar otra discusión.

—Hoy te dieron el resultado —habló con seriedad.

—Sí, salió positivo —respondió sin mirarlo con su bolso en la mano y sacando las llaves de su auto le desactivo el seguro—. Pero no te preocupes, no te haré responsable de esto.

Adrián avanzó y cerró la puerta del auto antes de que Alexis se subiera. Aquella volteó molesta ¿Es que acaso ahora se va a molestar porque no quiere obligarlo a ser responsable? Bufó de mala gana antes de dejar caer su bolso y acercarse colocando un dedo sobre el duro pectoral del hombre.

—Si tienes un problema con esto, entonces...

—Te llevaré a tu casa —le dijo recogiendo su bolso del piso ante la mirada impávida de Alexis.

Aquella quiso reclamar al no poder entender sus acciones, Pero solo suspiró siguiéndolo. Se subió al auto de Adrián y sintió que se está comportando obedientemente como un cordero que va al matadero sin reclamar.

El silencio dentro del auto es incomodo para ambos. Adrián conduce y mira de reojo a Alexis que tiene su mirada enfocada en el exterior y su ceño arrugado como si algo le molestara, creyendo que es porque le molesta su compañía prefirió callar, al fin de cuenta una persona como ella, hija de la familia Vikar, descendientes directo de un dios, debe sentirse arrepentida de llevar a su hijo en su vientre.

Sin embargo, pronto se dio cuenta de su error, Alexis cabeceó y despertó de golpe aun arrugando más el ceño, no es molestia por lo que hace eso, es sueño. No pudo evitar echarse a reir asustando a la mujer.

—Si tienes sueño puedes dormir, te despertaré cuando lleguemos —exclamó.

—Estoy bien —respondió molesta.

Pero luego de cinco minutos se encontraba durmiendo. Había escuchado que las embarazadas mientras más avanzan los meses más cansadas se sienten. Aprovecho verla dormida para acariciarle la mejilla ¿Qué voy a hacer contigo de verdad me estas volviendo loco? musitó antes de besarla.

Cuando Alexis despertó se dio cuenta que estaba en su cama y se sentó confundida mirando a su alrededor. Luego recordó que se quedó dormida mientras Adrián conducía, se llevó una mano a la frente lamentando su descuido, pero el agradable olor a comida impregno su nariz y su estomago gruño en ese momento.

—Has despertado —dijo Adrián secándose las manos—, la cena ya está lista, levántate a comer.

Le dijo en un tono amigable que la confundió aun más.

"He muerto y estoy alucinando" pensó mientras se colocaba un abrigo y se dirigía a la cocina.

El humeante plato de sopa la hizo babear, últimamente pasa todo el día con hambre y no siempre tiene el tiempo de llegar a casa y preparar algo de comer.

—No habías tocado nada de la mercadería que te envíe —exclamó Adrián sentándose a su lado.

—¿La mercadería? —preguntó confundida y luego recordó que el día que fue Liu Zang a visitarla había bolsas con alimentos para ella.

Liu no supo explicar quien la dejó ahí por lo que ella simplemente lo guardó sin tocarlo.

—Debido a las competencias y conflictos con otras familias importantes nos exponemos incluso a que nos quieran envenenar, es gracioso, pensar que la paz que se empeñaron tanto en firmar nuestros antepasados solo se quedaron eso, una firma que ya nadie le toma peso —dijo sonriendo con ironía—. Pero... algo me decía que esto me lo habías dejado tu... por eso no lo boté.

Desvió la mirada avergonzada de haber dicho eso. Adrián se quedó en silencio, ella podría haber perfectamente botado todo a la basura por el peligro que representaba y sin embargo lo guardó solo porque pensaba que él lo había comprado.

No pudo evitar echarse a reír ante la confusión de Alexis.




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