Falla en el infierno

46. A punto de ser descubierta

Alexis bebía un poco de leche caliente, no es que le guste, preferiría tomar café, cargado y amargo. Pero el doctor le dijo que nada de café mientras este embarazada, además tampoco alcohol. Debe alimentarse sanamente. No pudo evitar chasquear la lengua al recordarlo mirando el insípido liquido blanco de su taza. De todas formas, el doctor le prometió de que si su salud decae mucho hará lo posible por adelantar su parto, si todo sale bien su bebé nacerá sin problemas.

No pudo evitar colocar su mano sobre su vientre y sentir un calor que no había sentido antes mientras su corazón se agita. Le es difícil aun creer que lleva una vida en su vientre, aun muy pequeña pero ahí está.

En eso sintió unos brazos que la rodeaban y una ligera humedad en su cuello. Dio un salto y sus orejas se pusieron coloradas mientras Adrián movía su cabello hacia el otro lado y así poder besarle el cuello con más libertad.

—¡Capitán Makris! —lo reprendió en el acto, aunque no hizo el intento de soltarse de sus brazos—. Estamos en la cocina de la oficina, no deberías hacer eso, nos pueden ver...

No pudo continuar, ya que Adrián le sostuvo el rostro besándola en los labios. Se quedó en silencio perdiéndose en los brazos de aquel hombre, hasta que reaccionó y lo separó de golpe.

—Si nos ven, solo diré la verdad, somos novios y ya —le susurró al oído antes de sonreírle con malicia.

Alexis miró a ambos lados asegurándose que no hay nadie que pueda verlos.

—Aun así, debes ser cauteloso, no se ha visto hasta ahora que dos altos mandos estén saliendo y no sabemos que repercusiones podría tener para tu carrera y...

La volvió a besar para callarla. La verdad es que eso no le interesa ahora, solo le basta con tenerla a su lado y a su hijo, además mejor para él que todos sepan que ella es su novia y así se dejan de andar mirando al Caudillo segundo de maneras indebidas. Es claro que Alexis es muy distraída para darse cuenta, a diferencia de él que si puede notarlo. Pero entre todos quien más le preocupa es ese tal Eric, el hijo del general. Ese tipo parece ser más peligroso de lo que aparenta y últimamente se queda mirando demasiado quieto a Alexis, incluso como si intentara devorársela con la mirada.

—¿Podrías dejar de interrumpirme de esa forma? —reclamó Alexis y aunque su tono parece molesto su rostro dice lo contrario, su rostro luce sonrojado y su mirada parece un cachorro suplicando cariño.

—¿Por qué tienes un sabor más dulce que otras veces? —le preguntó cambiando el tema.

Alexis bufó y alzó su vaso de leche.

—Estaba bebiendo esto —le dijo.

—¿Me dejas probar más? —señaló Adrián con malicia.

Alexis no respondió, pero si lo apartó. ¿Está loco? No ha escuchado nada de lo que le ha dicho hasta ahora. Retrocedió de espalda indicándole con gestos que debe comportarse. Adrián apenas contiene la risa, las muecas exageradas de Alexis son muy graciosa. Pero aquellas se da vueltas para salir de la cocina casi chocó de frente con Eric. Aquel a tiempo sostuvo el vaso de leche, pero al hacerlo sus dedos rozaron la mano de Alexis.

El pelirrojo se sintió paralizado, ese leve contacto le produjo más efecto de lo esperado. Las yemas de los dedos de Alexis se sienten tibias, pero de una forma que solo lo había sentido con esa mujer. Alzó su mirada deteniéndose en los ojos del Caudillo, que abiertos de par en par por casi el golpe mutuo que se hubieran dado, lo mira sin decir palabras. Sus pestañas son largas y sus facciones suaves y afinadas. "Demasiado bonito" masculló para sus adentros, levantó sus manos con intenciones de tocar ese rostro cuando Adrián se adelantó y lo sostuvo de la muñeca impidiéndoselo.

—Capitán Makris —señaló Eric más aun al sentir la dolorosa opresión.

—Oficial ¿No debería estar en su puesto de trabajo? —le preguntó arrugando el ceño.

Eric desvió la mirada en el momento en que Adrián lo soltó. Maldijo entre sus adentros "¿Qué le pasa al capitán? Cualquiera se daría cuenta que esta celoso, no quiere que nadie toque al caudillo segundo ¿Acaso ellos dos...?" No ocultó su mueca, aunque las relaciones entre personas del mismo genero es habitual en el mundo, no es algo que a él le agraden. Sobre todo, porque no deja de pensar en el desperdició de que Alexis sea hombre, fuese una chica sería tan igual a ella... aquella maldita infame...

—Lo siento, solo vine por un café, no quería interrumpirlos...

—¿Interrumpirnos? —habló Alexis de inmediato sonriendo nerviosa—. No nos interrumpió en nada, nosotros no...

Pero Adrián la acercó a su lado tomándola entre sus brazos y besándola frente al pelirrojo. Anonadada abrió los ojos sin saber como reaccionar ¿Qué mierda hace? ¿Besarse frente al hijo del mismo general de policías? ¿Por qué arriesgar su futuro de esa forma? Sin embargo, mientras más quiso apartarse más la besaba.

Eric se quedó paralizado, su homofobia podría despertarle mayor "asco" pero en vez de eso su corazón se agitó pensando por un momento como se siente tener los labios de Alexis de esa forma, al darse cuenta de eso apretó los dientes llevándose la mano al pecho. Tal vez solo tal vez en el caso de caudillo segundo, podría darle lo mismo si es hombre, comienza a sentir una ansiedad que no sentía hace mucho y sus manos comienzan a temblar.

—¡¿Qué le pasa, Capitán?! —exclamó Alexis alejándolo de golpe.

Luce molesta, y es que en verdad no entiende que pasa por la cabeza de Adrián, si son novios, pero se supone que iban a mantenerlo en reserva aún. Además, besarse de esa forma frente a otra persona la hace sentirse aun más avergonzada.

—Lo siento, Caudillo segundo —habló Adrián sin borrar su sonrisa, pero arrugando el ceño al dirigirse a Eric—, solo quería jugarle una broma al oficial, de que por andar de fisgón podría encontrarse con cosas como esas. Perdóneme por haberlo usado para eso.

Alexis lo miró descolocada, luego desvió la mirada.




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