Falsa emperatriz

Cartas

Alysa pensó en las diferentes formas del beneficio, el imperio que solicitó la alianza era un imperio un poco más pequeño que el suyo, pero con una alta producción de armas, joyas y piedras preciosas, junto que en ese imperio en la parte política estaban grandes monarcas, podría asegurar esa parte de su alianza. Sin embargo, lo otro dependería de las consecuencias.

Ese imperio tenía una fuerte alianza con la deidad suprema, aquella divinidad les otorgó una bendición, convertirlos en grandes y fuertes bestias salvajes para que protegieran el imperio, pero también les otorgó magia, las personas que vivían en aquel lugar nacían con ciertas habilidades especiales que se usaban a beneficios de la familia real.

—La única consecuencia es que ambos imperios entren en guerra —Se dijo

Una persona entró a la oficina y se acercó a Alysa, ella prestó toda su atención en el invitado.

—Su majestad —Inclinó su cabeza y un poco su cuerpo —Su majestad el emperador desea verla en la en su habitación —Dijo

—Entiendo.

Se levantó de su asiento y fue a ver a Bennett, aunque era un poco extraño ya que él debería estar descansando en ese momento.

Cuando entró a su habitación, vio a Bennett sentado en una mesa, con un paquete sobre la mesa y con una sonrisa en sus labios la recibió.

—Emperatriz —Corrió hacia ella y la abrazó, pasó su nariz por su cuello y lo besó.

Alysa se estremeció un poco, Bennett se retiró de ella y la beso mientras acariciaba su espalda e intentó quitarle el vestido, pero antes de quitárselo Alysa lo empujó hacia atrás y evitó eso; sin embargo, Bennett tomó uno de sus brazos y la atrajo hacia él besando nuevamente su cuello y dejando algunas marcas en él.

—No sabes cuánto tiempo espere para tenerte nuevamente en mis brazos —Le Susurró al oído

«Mentira, entonces quien es la mujer con la que regreso»

Bennett siguió besando a Alysa, pero ella se sentía incómoda, no supera la idea de ver a su marido con otra aún no sabía que planeaba Bennett, pero la idea de que él buscara una amante era la más segura.

—No... para... para por favor —Decía mientras las manos de Bennett tocaban su cintura y la acercaban a él

Bennett pareció ignorar las palabras de su esposa, junto con los sentimientos que ella sentía en ese momento, no noto que estaba incómoda y que no quería ser tocada.

—Su majestad deténgase en este momento —Su voz era amenazante

Bennett la miró y la expresión que se dibujaba en el rostro de Alysa era una de enojo que fue reflejada junto con un suave golpecito en su mejilla.

—Bennett, no estoy de humor para hacer esto.

La cara de Bennett reflejaba aburrimiento, él tenía otros planes con la emperatriz, pero sus planes debieron cancelarse.

—Lamento no haberla considerado

—Su majestad por favor vaya a descansar ha tenido un viaje muy largo y estoy segura que debe estar agotado —Su rostro estaba serio

Bennett asintió con la cabeza y se retiró, Alysa miro las cosas que había sobre la mesa y se sentó a revisarlas. En aquel sobre había un hermoso collar con piedras preciosas que hacían juego con el par de aretes con esmeraldas incrustadas que llevaba en ese momento.

—Es hermoso... ¿Y si le pido una explicación de la chica que trajo al palacio? —Se preguntó

Salió al balcón para mirar el atardecer, ese cielo anaranjado con morado que anunciaban que la oscura noche se estaba acercando, después de una mañana fría por la lluvia la tarde fue cálida; la suave brisa la envolvió liberando algunos cabellos rebeldes, sonrío un poco al saber que su imperio estaba sano y salvo.

***

Al día siguiente, Alysa y Bennett decidieron encargarse de su trabajo. Uno tomó los papeles económicos y el otro los políticos, por lo general era Bennett quien se encargaba de los políticos, pero esta vez fue Alysa quien se encargó de ellos y Bennett de los económicos.

—¿Durante el tiempo que estuve fuera, pasó algo? —Preguntó

—Algo como que.

Bennett la miró con lástima y acarició su hombro.

—Algo como que estabas embarazada y que perdiste al bebé un mes después —Su tono de voz y su expresión eran deprimentes

Alysa bajó la mirada y apretó el vestido que llevaba puesto, una lágrima bajó por su mejilla, la pérdida aún no la superaba, de sólo recordar el momento, cuando su estómago dolió y unas gotas de sangre bajaban de su entrepierna. Cuando ni siquiera podía caminar bien y los gritos de ayuda era lo único que se oía en el palacio. Toda la pesadilla acabó en el momento que se dio la pérdida del bebé.

«lo más triste de todo es cuando la persona que amo no estuvo conmigo»

Bennett al darse cuenta giro el rostro de Alysa con sus manos, dejando una en su mejilla y acariciándola; la miró, limpio la lágrima que bajaba con su dedo, y besó su frente.

—¿Por qué no me enviaste una carta diciéndome que estabas embarazada? ¿Tanto que costaba contarme? —Preguntó con insistencia

—Sí te enviaba cartas, bastantes cartas, pero jamás recibí respuesta de estas ¿No entiendo por qué dices que jamás te escribí? —Respondió

—Yo no recibí ninguna carta —Mintió

—Ya no importa, dime ¿Cómo te enteraste del embarazo si no recibiste ninguna carta?

—Me dijeron esta mañana, no imagine despertar con una noticia así —Su rostro estaba serio

Alysa giró su rostro y se concentró en los papeles que tenía en sus manos.

«Es increíble que durante todo este tiempo con la pérdida del bebé siga pendiente del imperio como si fuera lo único importante que tiene, por cosas como el trabajo la estoy perdiendo y mi corazón ya no siento las mismas cosas por ella que antes» Pensó Bennett

—Tenemos la solicitud de un imperio enemigo quiere formar una alianza con nosotros, pero el rey solicitó nuestra aprobación para poder entra al imperio —Mientras hablaba le pasó la carta a Bennett

Al leer cada pequeño detalle quedó estupefacto, era una solicitud fácil de responder difícil de aceptar, pero sólo había una opción era decir sí o no.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.