Falsa emperatriz

Respuesta

Bennett caminaba por los pasillos del palacio, quienes lo veían hacían una pequeña reverencia; sabía perfectamente el poder que tenía al ser el emperador de un gran imperio como era el suyo. Se sentía orgulloso al tener a una mujer como Alysa a su lado, aunque no la amara como antes ella manejaba de manera excelente el imperio.

Llegó a una habitación la cual estaba custodiada por un guardia que cuando miro a Bennett se hizo a un lado y se puso de rodillas.

—Puedes levantarte ¿Ella está despierta?

—Sí su majestad —Respondió

—No quiero que nadie entre a esta habitación si yo no lo autorizo ¿entendido? —Puso su mano en la perilla y la bajo, la puerta se abrió un poco observando al guardia con seriedad

—Sí, su majestad

Cuando entró a la habitación, una hermosa mujer pelirroja, con ojos verdes, alta y con una mirada dulce y tierna lo recibió.

—¡Bennett! —Los ojos de la chica brillaron

Ella corrió hacía él y lo abrazó fuerte, Bennett respondió al abrazo cargándola en su brazo, dejó un pequeño beso en su frente y la bajó con cuidado.

—Parece que te encuentras mejor —Dijo con una sonrisa

—Gracias a ti —Respondió dulcemente la chica

La chica puso sus brazos en la nuca de Bennett y se acercó a él dejando un suave beso en sus labios, Bennett reaccionó de buena manera devolviéndo el beso con más pasión y amor. Las mejillas de la chica se pusieron rosadas. Cuando terminó el beso ella lo abrazó como si fuera la última vez que lo fuera a ver.

Bennett acariciaba su cabello entrelazando los dedos en los sus mechones, se separó de ella un poco y se sentó en el sofá, extendió su mano para que la pelirroja la tomara, su mano fue besaba con suavidad mientras se sentaba al lado de Bennett, se acomodó un poco recostando su cabeza en el pecho del hombre, la respiración de Bennett era calmada y ella pudo escuchar el latido de su corazón.

—Tú corazón late fuerte ¿Es por mí? —Lo miro con una sonrisa

—Es correcto —Sonrío

—Bennett, hace un año que nos conocimos y me has hecho feliz. Me salvaste y liberaste, me has dado lo que nadie nunca me dio simplemente por ser una esclava ¿dime cómo puedo agradecerte y pagarte?

Bennett le beso la sien y la hizo sentarse en sus piernas

—Haría cualquier cosa por la persona que amo —Dijo

La chica se acomodó y se acostó en su pecho nuevamente, cerró los ojos y pegó su nariz en la ropa de Bennett, el olor que desprendía era embriagante para su nariz. Al lado de Bennett ella se sentía protegida.

—Eileen —Susurro

—¿Mmm?

—Eileen, ese será tu nombre de ahora en adelante ¿Te gusta?

—Eileen —Pronunció

Lágrimas empezaron a salir de sus ojos, se tapó la cara para que Bennett no la viera así; sin embargo, él se preocupó y la abrazo.

—¿Qué pasa? ¿Por qué lloras? —Preguntó con voz suave

—Yo, nunca tuve un nombre. Cuando nací ni siquiera me quisieron dar un nombre, me llamaban "sirvienta" o "esclava"

Bennett se sintió conmovido, le secó las lágrimas con un pañuelo y la abrazo, fue cálido y su corazón latió fuerte

—Tengo un regalo para ti —Le susurró al oído

Ella se separó de él. Bennett sacó de su bolsillo una pequeña caja con un forro rojo, se lo pasó y ella la abrió, dentro de la caja había un anillo con un diamante como joya principal, estaba hecho de oro he incrustado tenía pequeñas piedras. Sus ojos brillaron, un anillo así debía costar bastante.

—¡Bennett es hermoso! —Abrazo con fuerza a Bennett al punto de casi ahogarlo

—Eileen no puedo respirar —Dijo con dificultad

Eileen al escuchar esas palabras se separó de él y lo dejó tomar aire.

—Lo siento mucho

—Tranquila —Tomó el anillo —Pásame tu mano derecha —Ella accedió, Bennett le puso el anillo en el dedo anular —Con este anillo te declaró a ti. Eileen mi nueva concubina, estaré contigo en todo momento y prometo llenarte de lujos como lo mereces —Dijo y luego la beso

***

Pasaron dos horas y Alysa esperaba a Bennett para continuar con el trabajo, estaba impaciente por verlo, con tanto trabajo, y su esposo aún no se aparecía.

Reviso el reloj, 2:00 p. m. aún podía esperarlo un poco, aunque lo estuviera esperando por casi dos horas, podía seguir esperando por él.

Una hora y media pasó, y Bennett nunca llegó, Alysa chasqueó la lengua continuando con el trabajo ella sola, vio la carta encima de unos papeles y la tomó para responder, agarró una pluma y empezó a escribir.

—Siguiendo el solicitado del rey el día x, del mes xx, del año xxxx. Yo Alysa de Edevane emperatriz del imperio de Melione junto con mi esposo Bennett Edevane emperador del mismo. Aceptamos su solicitud para la negociación entre los imperios —Al final firmó la carta. La guardó en un sobre y vertió una cantidad pequeña de lacre, tomó un sello y lo puso sobre este.

Llamó al mensajero de la corte y lo enviaría al imperio enemigo con dos o tres guardias para que lo cuidarán, el viaje tardaría unos tres o cuatro días dependiendo el clima, por ende, también debería enviar comida.

La puerta de la oficina fue tocada tres veces. Alysa se sentó derecha con la carta en la mano y con una mirada seria.

—Adelante

—Su majestad —El mensajero hizo una reverencia y se acercó a ella —¿Qué puedo hacer por usted?

—Quiero que lleves esta carta al imperio de las bestias divinas, diles que es la respuesta de la solicitud enviada, una vez sea entregada la carta quiero que te devuelvas inmediatamente, no puedes quedarte mucho tiempo —Le pasó la carta y él la tomó con cuidado

El mensajero trago en seco y una gota de sudor bajó por su mejilla, todos los imperios sabían cómo era el imperio de las bestias divinas; y la sola idea de tocar territorio enemigo lo espantaba.

—Sal, un carruaje te está esperando junto con tres guardias —Tomó unos papeles y le dio una ojeada

—¿Su majestad, está segura que quiere que vaya? —Preguntó nervioso




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