Falsa emperatriz

Amante

Alysa se levantó de su asiento después de comer y le dirigió la mirada a Bennett, se acercó a él y le susurró al oído, sus palabras lo congelaron por completo, ella camino a la salida; sin embargo, su nombre fue escuchado a sus espaldas.

—Emperatriz, podemos hablar en mi oficina —Se levantó con el ceño fruncido

Alysa asintió con la cabeza, sus palabras causaron efecto.

***

Estando en la oficina, Bennett se sentó en un sofá con forro rojo y pequeños detalles dorados. La habitación estaba decorada con un tapiz color azul oscuro, las ventanas iluminaban toda la habitación y como decoración en las paredes había pinturas de paisajes y algunas explícitas como era el caso de una corona de emperatriz dorada que debajo tenía un charco de sangre. Era una de las más extrañas, el origen de aquella pintura sólo la sabía el artista y un noble anónimo ya que fue un regalo para Bennett tiempo después de comprometerse con Alysa.

—¿Por qué desea hablar conmigo su majestad? —Preguntó con seriedad

—Se puede saber porque hiciste eso —Le frunció el ceño

—Hacer que su majestad, le importaría ser más claro — Su tono fue sombrío

—Emperatriz dígame cuáles son sus sospechas, además lo que me dijo en el almuerzo no fue para nada agradable —Cruzó los brazos

—Su majestad ya me había dicho que tenía una amante, solo me decepciona que me haga almorzar con ella. Acaso se rebajó a tanto para cambiarme así de fácil con una esclava, sus mentiras no son las mejores, debería mejorarlas —Con cada palabra Bennett maldecía en su mente

—¿CÓMO SE ATREVE A LLAMARLA ESCLAVA? —Le gritó —Acaso sabe algo de ella para tratarla así, no me diga que es capaz de caer tan bajo solo por alguien inferior

La mirada de Alysa cambió, un iris negro se posó en sus ojos y tras cada palabra que soltó Bennett solo la enojaron

—Caer bajo, emperador fui yo o usted él que consiguió a alguien más, la metió al palacio y la hizo pasar de la nobleza, no le podemos dar títulos a alguien que no los tiene —Mantuvo su postura firme al hablar así, sentía lástima al tratar a alguien de su imperio de esa manera, pero en su corazón sabía que era lo correcto

—Está hablando de más, aunque creo que es lo normal para alguien que tiene sentimientos propios, debe ser difícil el hecho de ver a la persona que ama en brazos de otra. Supongo que Eileen es algo así como su enemigo, me decepcionará tanto si se compara con ella —Extendió sus brazos y su mirada se posiciona en ella.

Alysa sintió ira al verlo así ¿qué se creía? Pensó en callar, pero la palabra "enemigo" retumbó en su mente, ¿acaso él creía que por amarlo aguantaría sus niñerías estúpidas?

—¿Enemiga de qué? Usted y yo solo fuimos unidos con un fin —Se dio la vuelta para salir

—Ya le dije que era para mí, no hay necesidad de que se preocupe, aun así, podrías perderme si sigues actuando de esa forma —se carcajeó a voz baja —Incluso en un futuro usted podría terminar copiando a Eileen.

«¿Quiere que me comporte como su amante? Que estupidez»

Lo fulmino con la mirada y salió de su oficina, Bennett tenía una sonrisa en sus labios le encantó molestar a Alysa de esa manera, aunque ella estuviera enojada él estaba tranquilo ya que estaba seguro de que su corazón siempre estaría guardado para él y para ningún otro hombre.

***

Cuando salió de la habitación soltó un gran suspiro, debía descansar y tomar aire fresco para que sus pensamientos se organizarán, llamó a Catalina y a otra dama para que la siguieran, sacó un libro de su biblioteca que tenía como título "Bestias divinas" el cual había sido escrito con el fin de contar la leyenda de las bestias y la bendición que les otorgó la deidad suprema. No se sabía con destreza si el libro era cierto; sin embargo, la entretenía.

La brisa fresca al salir la relajaron, busco el árbol frondoso en donde siempre se sentaba, pero para su sorpresa quien estaba ahí era Eileen quien al ver a Alysa se acercó a ella con una gran sonrisa e intentó abrazarla.

Como emperatriz al no estar acostumbrada a que la abrazaran sin su consentimiento, evitó que la tocara tomándola de los brazos y empujándola sin tanta fuerza.

—Emperatriz... —Dijo confundida, apenas en el almuerzo le pareció una mujer ejemplar, pero ahora le parecía una mujer de un feo carácter

—Eileen, no me puedes abrazar sin mi consentimiento —Su tono fue frío y sus damas de compañía temblaron

—Pe...ro —Apenas y pudo hablar

Se quedó en silencio y agacho la cabeza. Alysa pasó a un lado de ella y se sentó en un columpio blanco, Eileen giró su cabeza y vio a la emperatriz y se sintió menos que ella, no entendía porque la trataba así cuando en el almuerzo la hizo sentir especial, sus emociones eran verdaderas y no parecía alguien de mal genio.

«Será posible que ella ya se haya enterado»

—Emperatriz —La llamó atrayendo la atención de Alysa —No quiero mentirle, me gustaría que de ahora en adelante nos llevemos bien —Se acercó a ella quedando frente a frente

—¿Qué quieres decir? —Se sentó derecha y la observaba de pies a cabeza

«Sí va a decirme que es la amante de Bennett, tiene más agallas que él»

—Bue...no usted y yo compartimos el mismo hombre por lo que no quiero tener algún problema con la emperatriz —Sus mejillas se pusieron rosadas y apenas sí pudo pensar en sus palabras

Alysa se levantó del columpio, la miró sería y aburrida, dejó el libro con una de sus damas de compañía y solo observaba a la mujer en frente suyo.

—El que su majestad te haya escogido como amante no significa que usted y yo tengamos un vínculo cercano —Cruzó los brazos

—Pe...ro usted y yo somos nobles ¿No tendríamos que llevarnos bien?

—Error, yo soy noble y tú una concubina, además un noble no comete el tonto error de decir "padre difunto" —Le susurró al oído —Nunca olvides esto Eileen, por el hecho de usar un vestido lujoso, joyas preciosas y zapatillas de princesa. No te convierte en un noble —La miró de forma fría y sin brillo en sus ojos




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