Falsa emperatriz

Muestras de cariño

Caminando por otros sectores del jardín, encontraron a Eileen y al emperador, ambos estaban disfrutando la tarde de igual manera como lo hacía Alysa con Adrián.

Un aliento cálido rozó su oído

—No se preocupe, parece que ella solo le fastidia su presencia, vámonos de aquí —Pidió

Alysa lo miró sorprendida, y él simplemente sonrío, Bennett parecía aún no notar su presencia y aprovecharon esto para dirigirse al tercer jardín. Adrián la vio aburrida, quería tocar el tema, pero no sabía cómo hacerlo, no tenían la suficiente confianza como para brindarle consuelo acerca de su matrimonio.

—Alysa, ¿sabe por qué es importante para mí realizar esta alianza? —Preguntó sonriente

Negó con la cabeza, poniendo atención a sus palabras; así ella contestaría de la misma forma. Antes de que su respuesta fuera oída. Alysa escuchó su título a la distancia, uno de los guardias se acercó a ellos haciendo una reverencia.

—Lamento la interrupción su majestad —Aquel soldado se caracterizaba por tener una cicatriz en la nariz —Su majestad el emperador, necesita verla lo antes posible; mi señora — se paró derecho con las manos en la espalda esperando a Alysa para escoltarla

Ella asintió con la cabeza y caminó delante del guardia junto con Adrián, ya que le había pedido que lo acompañaran. Se excusó diciendo:

—Me perdería, el palacio es muy grande y aun no tengo confianza con los sirvientes.

***

Dejó a Adrián con el guardia y fue a los aposentos de Bennett, era extraño que la llamara y aún más extraño era que lo viera en su habitación.

Hubiera escogido otro lugar, pero no, sus aposentos tenían que ser. Golpeó la puerta y desde adentro escucho el "adelante". Siguió y se acercó a él. Encontrándose con una caja, Bennett la recibió con cariño y besó su sien.

—Qué bueno que llega, su majestad —Bennett parecía de un buen humor y eso le agrado

—Parece feliz, ¿pasó algo? —Comentó

—No hay motivo de celebración para que yo esté feliz; siéntese por favor —Señaló la silla a su lado

Accedió con su petición. Y discutieron algunos asuntos, cuando habían terminado, Bennett le entregó una caja de música y le pidió que la abriera en ese mismo momento, ella aceptó y al abrirla sus ojos sé maravillaron.

—¿Le gusta? —Preguntó

—Su majestad —Sacó un papel en el cual estaba escrita la melodía de la canción y la puso a rodar

La canción que estaba tocando le trajo recuerdos, era la melodía de su primer baile como esposos; la canción que ella había solicitado a los músicos poner el día de sus cumpleaños.

—Me concede esta pieza — Extendió su mano sonriente

Ella lo tomó y empezaron a bailar al son de la música, se sentía como aquella primera vez en su boda; donde los ojos de los nobles los observaban con cuidado. 

Era un baile suave con algo de movimiento, vueltas, acercamientos y pasos entrelazados. Los habían hecho practicar desde que eran niños, y nunca la aprendieron hasta que se casaron.

Cuando la melodía paró, el baile finalizó con un beso; el cual al momento de ser dado Alysa lo rechazó. Bennett extrañado la miró confuso; ella se alejó de él y fue a tomar la caja.

Bennett la detuvo y la trajo hacia él, le acarició la mejilla con suavidad y levantó su rostro para que lo mirara.

—Emperatriz... ¿Pasa algo? —Parecía preocupado

—Solo estoy un poco cansada —Mencionó

Bennett la cargó en sus brazos y esto la puso nerviosa, la llevó a la cama y la acostó allí.

—Descanse, me aseguraré de llamarla en la noche —Dijo para luego irse

El golpe de la puerta al cerrarse la hizo sentir culpable, pero qué podía hacer, solo recordaba el momento que había pasado con Eileen; el darle regalos no la hacía feliz. Su felicidad se basaba en sus muestras de cariño, las cuales estaba compartiendo con otra.

***

Acomodaba su cabello después de dormir dos horas, Bennett le puso un accesorio en él, era un liga color rojo con rosas como decoración. Le quedaba bastante bien. Salieron los dos a cenar bajo la luz de la luna, nunca se lo esperó; estaba diferente, él había tomado muy bien su carta.

Cenaron y conversaron agradablemente; sin embargo, la felicidad no puede durar mucho y Eileen los observaba a la distancia.

Ellos parecían tan enamorados, que pensó que solo era casualidad y solo era por conveniencia. Después de todo la carta mencionaba que ella era un problema.

Fue a su habitación y allí dejaron su cena; se sintió sola al no estar con alguien a su lado y mandó a llamar a unas damas de la emperatriz; a alguien en específico de hecho. Solicito estar con Catalina en una cena que ella pagaría.

—Sra. María, podría traer a la señorita Catalina, por favor —Pidió con una sonrisa, su belleza y amabilidad, provocaron gran atracción ante los sirvientes

—Sí señora —Contestó

María fue la dama que se le asignó a Eileen, ella obedecerá cualquier orden que le dé. Salió de la habitación y fue a buscar a Catalina.

***

Catalina y Elizabeth estaban preparando la habitación para la llegada de Alysa, ambas estaban realmente felices y más cuando se enteraron de la cena.

—Alysa engatusara al emperador y hará que se aleje de la bruja de Eileen —Comentó dando saltitos de aquí para allá.

—Catalina, tu vocabulario —Regaño Elizabeth

—Lo siento, pero después de que llegara la odio —Catalina la miro con seriedad y acomodo una almohada para luego escuchar la puerta

Miro a su tía y ella asintió con la cabeza, pensaron que era Alysa hasta que vieron a María, estaba sería y a la vez preocupada.

—Lady Eileen, solicita su presencia en sus aposentos —Dijo temblorosa

Se quedó en silencio, y procesando lo que le habían dicho, solo tenía una opción, aquí era donde dudaba. ¿Ahora que quería la culpable de su encierro?




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