Falsa emperatriz

Siguiendo a la emperatriz

Al día siguiente, no se comentó nada del tema, aún parecía estar enojado y todos los presentes temían. Marcus que tenía que estar pegado a él durante mucho tiempo sentía esa vibra mala y espantosa; organizó su horario y se dio cuenta que tenía una pequeña reunión a solas con el emperador.

—Su majestad, tiene una reunión con su majestad el emperador en la tarde, ahora tiene está libre y aún no hemos preparado el regalo para el cumpleaños del emperador —Le mostró el horario y quería posponer todo, tanto papeleo

Se echó para atrás en la silla y suspiró, pensando en el regalo ideal para un hombre de su porte; su único pensamiento en ese momento era lo fuerte que era la emperatriz al ver como la engañan a sus ojos y lo débil que era Bennett ante una tentación pasajera. ¿Qué regalo queda excelente con un infiel? ¿Otra infidelidad?

***

Durante toda la mañana estuvo organizado el banquete para la celebración de cumpleaños de Bennett, asistirán varios nobles, gente importante y su familia; no le gustaba presumir, pero en eventos era la mejor. 

Le mencionaban cosas y ella afirmaba con la cabeza, si había algo malo ella se opondría. Varios sirvientes le acercaban y daban su visto bueno.

Luego, fue a un salón donde harían nuevas prendas para ella; al parecer Bennett había pedido que hicieran un traje combinado y necesitaban la presencia de Alysa para tomar medidas y hacer su vestido. 

Tenía un vestido en tela delgada que apenas la cubría, rodearon su cintura con el metro, luego midieron el largo de sus brazos, el ancho de su espalda y le pidieron que escogiera un diseño de su agrado.

—Estos son los diseños que tenemos para usted, su majestad —Le paso un libro con múltiples vestidos y observaba el de Bennett para tener una pequeña idea

Le hecho una ojeada a todos los bocetos y ninguno le agrado. Eran horribles a su parecer.

—Disculpe, pero podría hacerme un vestido; no quiero ninguno de los que están en este libro —Los ojos de la mujer brillaron

—Quiere... quiere... quiere... que yo le haga su vestido —Estaba tan maravillada con sus palabras que apenas y pudo mantenerse en pie, en realidad casi se cae

—Señora Melodie, ¿está bien? —Su joven ayudante la ayudó a levantarse

—¡¡Su majestad, prometo hacerle el vestido más hermoso y elegante!! Le juro que será el centro de atención en la ceremonia —Corrió a buscar papel y lápiz

Se sentó en la mesa y empezó a dibujar, hizo tres diseños para ella y solo hubo uno que le gustó, aquel boceto tenía una falda larga ligera, la parte superior estaba un poco escotada, será cubierta con una tela transparente y mangas largas, tenía un accesorio en la cabeza, una flor hermosa y los colores del vestido serían tonos fríos pues así lo pidió Bennett.

Estaba tranquila al saber que obtendría un vestido, era complicado escoger algo que le gustará por lo que tendrían que tener paciencia con ella; aun así, no les molestaba.

Mientras iba a la cocina a escoger lo del banquete se sintió observaba por Eileen que estaba en uno de los pilares observando su forma de caminar. 

Ignoró su presencia ya que no podía perder el tiempo.

«Qué está haciendo, ¿por qué me sigue? ¿Está buscando algo? Es realmente incómodo y su manera de esconderse no es muy buena; creo que es peor de lo que imaginaba» giró su cabeza y la observo sería

Eileen tomó su vestido, lo abrió, se inclinó y volvió a subir, maravillada por lo que veía se sintió atraída por su belleza y su forma tan elegante de vestir, tan distraída estaba que olvidó por completo a que iba.

—Sí tienes algo que decir, dilo ahora —Rompió todo rastro de distracción

—Su majestad, ¿Cree que yo pueda asistir al banquete de su majestad el emperador? —Su voz fue suave y delicada

—¿? —Su cara de confusión lo decía todo —¿Quién te dijo que podías asistir?

—Nadie, yo solo lo pensé, después de todo el emperador también me pertenece. Las dos lo compartimos, porque al usted ser su esposa y yo su amante, nos convierte en las mujeres de su majestad —Sus palabras la dejaron atónita

—No puedes, las amantes nunca se mezclan con los nobles —Dijo de manera seria, su mirada estaba fría y con sus palabras destruyó cada pequeña esperanza que tenía de entrar como la amante de su majestad

Trago en seco y se quedó sola en el pasillo observando por una ventana y más allá, su cuerpo tembló y todo en ella cambió.

«Ser la amante de su majestad no me proporciona seguridad, hasta la emperatriz es mala, ¿esta sentida? No debería estarlo; ella lo tiene todo yo no tengo nada. Aun así, me quiero acercar a ella para complacer a Bennett en lo que desea» Pensó la pelirroja con el ceño doblado

Durante todo el día se escondió en todos los lugares y la observaba en lo que hacía, todas se dieron cuenta de esto y empezaron a murmurar.

Catalina que era la más cercana decidió acudir a su auxilio y no permitir que se humillara más de lo que lo hacía. 

Fue a donde estaba de forma sigilosa y la encontró agachada en un arbusto y mirando por encima de este.

—Lady Eileen, podría dejar de hacer eso —Su voz la sobresaltaron y giró su rostro tan rápido como pudo

Su vestido tenía tierra y su bello hojas, sería un problema para sacarla sin que los demás la observarán.

—Catalina —Se levantó y la miró con el ceño arqueado —Yo, solo estoy siguiendo su consejo

—¿De qué forma? —Inquirió

No sabía responder. Era complicado, Catalina la tomó de la muñeca y se llevó, estaba en lo más profundo del jardín y la luz apenas se asomaba, trago en seco al no saber a donde era llevada hasta que vio una torre y llegaron al palacio. Se sorprendió al ver las puertas de cristal y algunos sirvientes paseándose.

—Cómo es posible, nosotras estábamos apartadas del palacio y ahora...

—El jardín estaba conectado con el palacio, es algo así como un atajo. No puedo dejar que la vean así, como concubina usted debe verse bien; sigamos —Le indicó




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