Sonrío al escuchar sus palabras, tenía tantas ideas en su mente con Eileen. No dudo en negarse
—Primero, no te puedo convertir en la emperatriz, es mejor ser único ¿sabes? —Se la quitó de encima y se sentó al lado de una mesa —Ven déjame explicarte
Eileen estaba ilusionada, la ayuda de Catalina sería lo mejor, tomando clases, comportándose como una noble y llamando la atención de la alta sociedad. Estaría técnicamente al nivel de Alysa; sin embargo, no todo es como parece y cada una tenía un objetivo diferente.
***
Catalina regresó en la noche para atender a Alysa. Se disculpó luego que la viera peinando su cabello, tenía una mirada seria y no parecía de un buen humor, se acercó, hizo una reverencia y espero sus órdenes, hubo silencio hasta que habló.
—¿Dónde estabas? —Inquirió
—Estaba con la Lady Eileen —Contestó
—¿Lady? —Ese término solo lo había usado cuando le intentaron mentir —Hace cuanto usan ese termino con ella —Su voz fue pesada y se notaba enojada
—Desde que me encerraron —Contestó
—¿Quién ordenó que le dijeran así? —Frunció el ceño
—Su majestad el emperador
Bajó el ceño y estaba fastidiada con lo que decían. Ahora porque le pusieron el título de "Lady" uno muy grande para una esclava
Se levantó y fue a la cama enojada, antes de acostarse escucho la voz de su dama a sus espaldas, giró su cabeza para verla y observó que tenía una carta en las manos.
Catalina se la pasó y era la lista de invitados para el banquete. Tenía varios nombres de lords, damas, nobles, príncipes, duques, pero el que más le sorprendió fue ver el nombre de Eileen en la lista y para colmo estaba escrito con la letra de Bennett.
Apretó la hoja un poco y sus nudillos dolieron; Catalina la tomó de las muñecas con suavidad para que dejara la presentación puesta en la hoja y se la quitó.
Antes de que la arrugada más y la dañara, la acostó en la cama y antes de irse su muñeca fue tomada por Alysa.
—¿Qué estabas haciendo con Eileen? —No evito preguntar
—La estaba ayudando a vestirse, tiene muy poco conocimiento y es un poco tonta al actuar —Pensó poco antes de pronunciar esas palabras
—¿Quién es su instructor de etiqueta?
—El señor Víctor y la señora Antonia —No cabía duda, al escuchar sus nombres sabía que se estaba presentando a lo que ella llamaba desde pequeña como "porte y elegancia"
La soltó y espero a que se fuera, Catalina se aseguró de dejarla en la cama, apagar la luz y cerrar la puerta, cuando hizo todo esto.
Alysa estaba pendiente de sus pasos, hasta no oírlos más
Se levantó para ir a relajarse en los jardines, conocía también el lugar que los pequeños escondites y pasajes secretos solo eran algunos pequeños escapes lujosos que se daba.
Llegó hasta la vieja torre, un edificio militar abandonado y hecho ruinas. La luz de luna era la única iluminación que tenía y se guiaba de ella, estaba tranquila, relajada y la brisa la envolvía suavemente.
Escucho los arbustos removerse y estaba pendiente de ese sonido. Prestó atención y tenía las ligeras sospechas de que la habían seguido, pero también tenía un poco de miedo por lo que podría ser.
Dentro de la oscuridad observó la profundidad de unos ojos, lo más relevante de todo era el tamaño, era mucho más alto que ella, por la altura de los ojos calculó que era la mitad de la altura de la torre.
Paso saliva y cuidando sus pasos se retiró lentamente, sin dejar el contacto visual con el ser.
Tembló al observar como la estatura del animal disminuye tras ver sus ojos mucho más bajos de lo que estaban antes, hasta que perdió su rastro.
Seguida por la curiosidad y el miedo, armó fuerzas para tener la valentía de buscar en los arbustos. Tomó las suaves hojas y las ramas, para abrirlas asomando su cabeza; para su sorpresa no había nada fuera de lo convencional, lo único que logró ver y obtener fue parte del pelaje de la criatura.
Tomó el cabello y lo guardó, se dirigió rápidamente al palacio con el fin de observar más detalladamente su tesoro.
Por otra parte, un poco más adentro del jardín se encontraba un zorro con el pelaje plateado, ojos profundos y siete colas las cuales al quedarse quieto se movían, en su frente tenía un símbolo rojo, corría con cautela y cuando la luz de la luna lo toco, se transformó en un ser humano desnudo, camino nuevamente a esa parte oscura y busco una bolsa.
En la cual traía su ropa.
—Su majestad, ¿qué estaba haciendo? —La voz enojada de Marcus se escuchó a su espalda
Se giró y se dio cuenta que su amigo está de espaldas respetando su privacidad y que tenía ligeras ropas encima.
—Nada importante, solo quise salir. ¿Alguien te siguió? —Se cambiaba rápido para dirigirle la palabra
—No —Respondió
—Qué bueno —Se puso una camisa de tela suave y liviana la cual se cerraba con botones; sin embargo, él no la abotono —Ya puedes girarte —Dijo y caminó hacia él para que fuera seguido
—Oiga, tenga cuidado, este no es nuestro imperio —Lo regaño
—¿uhm? Que tiene de malo expresarse al aire libre —Sonrió despreocupado
Marcus ya se estaba empezando a enojar, ver a Adrián como si nada, sin preocuparse, tener cuidado y lo más importante pensar que no tendrá problemas con el emperador.
Chasqueó la lengua y lo tomó del hombro atrayendo la atención de su mayor.
—Tenga más cuidado, en especial con lo que le dijo el emperador —Le recordó y la sonrisa de sus labios desapareció
—Ya, no me hará nada, solo es un pobre idiota resentido que luego de conseguir una amante piensa que la emperatriz podría hacer lo mismo —Comentó
—Sí, pero ¿por qué cree que lo señaló a usted? —Inquirió
—Por qué soy muy atractivo, además está muy convencido de que se la puedo quitar, algo estúpido si me lo preguntas. Después de todo ella se quedaría a su lado por conveniencia —Adrián no pensó mucho en sus palabras, solo recordó lo que le dijo Bennett y le pareció interesante.
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Editado: 24.01.2024