Tenía una sonrisa en los labios y su expresión era más relajada, Adrián se sentía feliz de caminar a su lado, pasó mucho tiempo desde la última vez que caminaba al lado de una mujer que le tuviera un poco de confianza.
Mientras más avanzaban por los jardines, la voz de Bennett llamó su atención
—Su majestad —Se acercó a ellos y la tomó del hombro, la abrazo contra su pecho de una manera posesiva
Como si fuera poco lo fulmino con la mirada, Adrián no se quedó quieto y le devolvió aquella mirada, podía jurar que entre ambos hombres había una rivalidad la cual era vista por su forma de actuar.
No le gustó para nada la actitud que estaba tomando Bennett y tendrían que hablar de ello en un momento a solas, pero primero lo primero, calmar a las bestias.
—Gracias por esta caminata, su majestad —Fue Adrián el que agradeció
Le sorprendió bastante el cambio tan repentino de estar matando a su esposo con la mirada a estar sonriendo y agradeciendo, aun así, Bennett no dejaba esa mirada y se llevó a Alysa a otro lugar.
Observaba por encima del hombro como era que Adrián se marchaba y en un momento cortó él le devolvió la mirada, sonriendo; sin embargo, Bennett se dio cuenta y le llamó la atención con un pequeño golpe en su espalda.
Le frunció el ceño y parecía enojado, no tocaron palabra ni dijeron nada hasta llegar al despacho de Bennett donde se hizo más presente su furia.
—¿Qué hacías con ese degenerado a solas en los jardines? —Dijo con voz gruesa y una expresión intimidante
—¿Acaso ya no puede respetar a un noble? O ¿tiene algo de malo salir con ese noble? —Se mantuvo de pie y no dejó que la intimide
Se mantenía en un estado sereno, frío y serio donde todo en su cuerpo estaba controlado; sin embargo, en su interior estaba peleando para no sacarle nada en cara.
—¿No le dije que se hiciera respetar? —Inquirió
—¿Disculpe? —Recordaba perfectamente sus palabras, pero cada vez que las recordaba era un veneno para su mente y su corazón
—Emperatriz, usted y yo hicimos un juramento hace ya algunos años ¿lo olvidas? —Se acercó a ella y se quedó parado mirándola con disgusto
«Los votos»
—No los está cumpliendo, usted rompió con ese juramento —Contestó
—No me diga que vamos a iniciar nuevamente la conversación de Eileen —Sonaba aburrido, y su cara lo decía todo, no le gustaba tocar ese tema
—Usted tocó el tema del rey, cuando se supone que ya lo teníamos que haber dejado claro —Se miraron a los ojos y era evidente la falta de carisma que cada uno se tenía
Su matrimonio se estaba rompiendo poco a poco, y eso no se lo podía permitir para ninguno de los dos.
Aunque estar casada con él se estaba convirtiendo en un dulce amargo desde la llegada de Eileen, suponía que algo así podría pasar.
—Por qué se molesta tanto con una simple mujer, ¿acaso no tratamos de llevar un buen matrimonio a los ojos de los nobles? —Arqueo una ceja y levantó los brazos inconformes con lo que escuchaba
—¡Nuestro matrimonio siempre fue bueno hasta que trajo a esa mujer! Dígame que quiere ganar discutiendo conmigo cuando es usted quien busca y prefiere a otra cuando me tiene a mí —Gritó enojada y disgusta, su pecho subía y baja
Tenía el ceño fruncido mostraban su mal humor
—Sus ojos ven lo que yo nunca logré ver, entienda que lo que hago solo tiene que afectarme a mí, no a usted ni al imperio, después de todo nuestro matrimonio solo fue un acto político —Se masajeó la sien y la miró con frialdad
«¿Acto político? ¿Acaso es lo único que piensa sobre nuestro matrimonio?»
—Bien piense lo que quiera sobre esto, pero tenga en claro una cosa, yo no le pertenezco y puedo hacer lo que quiera con mi vida amorosa —Se dio la vuelta y salió dejándolo solo y con dudas respecto a sus palabras
Se sintió envenenado y tan enojado que su sangre hirvió y su garganta se secó, cayó rendido a su sofá, suspiro, chasqueo sus dedos con fuerza y al no ser escuchado tomó una campanilla, la meneo y el sonido salió, una de las sirvientas se acercó a él he hizo una ligera reverencia.
—¿Qué desea su majestad? —Inquirió
—Tráeme un vaso con agua fría —Ordenó y sus órdenes fueron obedecidas rápidamente
La sirvienta organizó todo para Bennett y estando a punto de llevarlo, Eileen apareció sonriente y con una mirada amable.
—¿Es para su majestad? —Preguntó
—Sí, Lady Eileen —Contestó un poco nerviosa, había algo en Eileen que a ella no le convencía
—¿Puedo llevárselo? —Inquirió nuevamente la pelirroja entusiasmada
—Claro —Le pasó el plato con el vaso y ella sonrío
—Eres muy amable, ¿cuál es tu nombre? —Parecía estar feliz y lucía como un rayo de sol
—Lauren —Respondió
Ella asintió con la cabeza y se fue a llevarle el mandado a Bennett, Lauren se quedó quieta y estaba nerviosa no sabía que era, pero cada vez que se asemejaba o acercaba a Eileen le daba una muy mala espina.
Bennett ya se estaba empezando a molestar y se preguntaba en dónde podía estar su agua y el por qué Lauren se tardaba tanto, pero en menos de lo que se imaginó Eileen llegó con el agua y se sorprendió al verla, pues se suponía que debía estar tomando sus clases.
—Su majestad, aquí tiene —Sonriendo se acercó a él y le pasó el vaso, sentándose a un lado de su amado
—Eileen, ¿por qué no estás tomando tus clases? ¿Acaso no quieres estar en el banquete? —Se notaba preocupado
—Me dieron un ligero descanso y quise venir a verlo —Se excuso
No le prestó atención a la acción repentina y dejó que se quedara con él, estar con ella le quitaba un poco las preocupaciones y lo alejaban rotundamente de sus responsabilidades.
Aunque sabía que estaba enojada, pensó que tal vez se le pasaría la rabia antes del banquete.
Después de todo lo que mejor que sabían hacer era fingir, ahora más que nada cuando estaba dolida porque él tenía una amante.
Eileen lo noto distraído y quiso darle un poco de cariño, acarició una de sus mejillas y atrajo su atención enseguida acercó sus labios para besarlo con pasión, dejando el vaso a un lado de la mesa y concentrándose en algo nuevo.
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Editado: 24.01.2024