Falsa emperatriz

Juicio injusto

Su rostro estaba tenso, su labio inferior lo mordió, su ceño estaba fruncido y el enojo que sentía en ese momento aumentó, no le interesaba Eileen, lo que verdaderamente le importaba era el líder, nunca había escuchado que aquel hombre sintiera deseos por ella o impulsos por abusar de una mujer. 

Además, fue ella quien le coqueteó según el guardia que tenía enfrente.

El guardia suspiró, apretó sus manos y dio respuesta siguiendo la petición de Alysa.

—Su majestad, Lady Eileen manifiesta ser besada contra su voluntad, seguido de esto, tactos en su pierna llegando a su sexo —Explico

Mordido fuerte, y salió de la habitación el guardia la siguió con una gota de sudor bajando por su frente, la mirada de ira, su sangre hirviendo con esa preocupación y enojo que sentía en ese momento, reflejaron problemas.

Bennett que estaba con Eileen y un ligero grupo de ministros y consejeros, observaban al guardia con desprecio. 

Su rostro estaba pálido, con golpes y sangre saliendo de su nariz y boca. 

Eileen se miraba preocupada y asustada ante él, Bennett está enojado con el ceño fruncido y sosteniendo a su amante de la cadera. 

Con cada acercamiento que Alysa daba, lograba escuchar las voces de cada uno de ellos peleando.

Bennett ahora tenía los ojos puestos en una persona y esa era el testigo de Eileen, la persona que había visto todo lo sucedido y que estuvo ahí en el momento de dar la queja con el emperador.

—Cuenta lo sucedido —Ordenó Bennett

—Su majestad, el líder de la formación LMB estaba hablando con la señorita Eileen en el campo de entrenamiento, no los deje en ningún momento, pero fui llamando con por uno de mis colegas un segundo, cuando desvié mi mirada se habían ido; busque por todo el campo y cuando los encontré, estaban escondidos en un ligero callejón —Señaló al hombre en la celda —Este hombre estaba besando a Lady Eileen, los forcejeos por poder salir de su agarre casi fueron nulos, hasta que él empezó a tocar más parte de su cuerpo y en un acto de valentía, ella logró soltarse de su agarre y corrió rápidamente a pedir ayuda, y fui a socorrerla, lo golpee y llame la atención de más guardias y así fue como llegamos a este punto —Su tono de voz fue dramático como su actuación, exagero un poco y la verdad solo fue como un cuento, relatando como una mujer se salvó del abuso de un hombre.

Lo único que le faltó fue sacarle dramatismo.

Los ministros estaban sonrientes, uno de los consejeros escribía en una libreta el hecho, estaba maravillado por la historia que no tardaría en escribir un ligero cuento, o bueno, solo era imaginación.

El hombre en la celda estaba sudando frío, las cadenas en sus muñecas que unían sus manos lo fastidiaban, su mirada llena de confusión y sin brillo. 

Grullo y se abalanzó a los barrotes metálicos, se sostuvo sobre ellos y observó al emperador con el ceño doblado y lágrimas en los ojos. 

—Su majestad, debe creerme, yo no le hice nada a Eileen, ella fue la que me estuvo coqueteando desde un tiempo; ¡¡¡POR FAVOR, DEBE CREERME!!! —Suplicó entre lágrimas, mientras que Alysa se acercaba a la celda

Al notar la presencia de la emperatriz, los ministros, concejales y los guardias se inclinaron ante ella. 

Bennett no esperaba más ni menos de la emperatriz, era natural que se hubiera enterado; sin embargo, no era para que mostrara presencia en un tribunal; que no tuviera nada que ver con ella.

—¿Tú abusaste de ella? —Inquirió con voz seria

—No, no, no —Respondió negando con la cabeza

—¿Sabes cuál será tu castigo? —Volvió a preguntar, y la respuesta que le dio el hombre fue un "sí" pues asintió con la cabeza, llorando

Ella suspiró, miró a Bennett y le devolvió la mirada al guardia, no estaba segura si le estaba mintiendo. Pero de lo que sí estaba segura era que Eileen estaba mintiendo, todos ellos saben la pena de meterse con mujer ajena, en especial sí sé trataba de la mujer del emperador.

—Su majestad deje que yo me encargue de esto, no es asunto suyo —Soltó a Eileen, y se acercó a ella y la tomó por la espalda para guiarla a la salida 

Evito su tacto con el brazo, esquivando que la tocara y la sacara a la fuerza o le diera indicaciones. 

Lo fulmino con la mirada dando tensión en el ambiente, pues Bennett le devolvió esa mirada con un poco más de ira que la que ella estaba usando en ese momento; Eileen observó con cuidado cada expresión de la emperatriz, estaba segura que a Bennett no le gustaba eso, y que el enojo que sentía en ese momento era por el hombre en la celda.

—Vete, no se preocupe por esto —Le susurró al oído

Alysa frunció el ceño, su nariz se arrugó un poco y apretó los dientes; Bennett supo en ese momento que no se iría por lo que suspiro profundo, y esperaba que no se alzara en su contra después de la decisión que había tomado.

—¿Qué decisión tomó? —Preguntó, esperando que la respuesta que le dieran no fuera tan grave como ella lo pensaba

—La muerte, será ejecutado el día de mañana a las 10:00 a.m. —Respondió serio, con voz gruesa y grave

Lo sabía, era lo que más temía, su miedo se hizo real, no permitiría eso. 

Estaba segura que ninguno de sus hombres sería capaz de dañar a una mujer ajena, sabiendo el castigo al que se enfrentarían, pero los impulsos de un hombre pueden llegar a ser fuertes, teniendo como debilidad a una mujer.

—Considere su decisión, y si está mintiendo, ¿hay alguna prueba que demuestre lo que este hombre hizo? —Hablo fuerte, y con sus palabras atrajo la atención de todos, incluyendo la de Eileen

Bennett miró a la pelirroja con el ceño fruncido, ella tenía los ojos aguados, se llevó las manos a los ojos y empezó a llorar delante de todos, sintiendo poca vergüenza.

—¿Por qué piensa eso de mí? ¿acaso he hecho algo para que desconfíe de mis actos? —preguntó entre lamentos, Bennett la abrazo contra su pecho y sobaba su cabeza brindándole consuelo. 




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