Falsa emperatriz

Fiesta de té

A la mañana siguiente se dio la noticia de la fuga del reverendo y los soldados, Bennett estaba furioso por los hechos y mandó a una tropa de veinte caballeros para ir tras los fugitivos. 

También envió a un pequeño grupo a la casa de los soldados para hacer una pequeña requisa.

Así fue toda la mañana, la noticia aún no caía a los oídos de Eileen por lo que se mantenía serena y feliz, en su mente imaginaba aquel hombre en la horca. 

Su cabello era arreglado por sus damas, su atuendo estaba siendo alistado y su piel era hidratada; le gustaba verse bien para Bennett, como fuente base a su rutina se basaba en la emperatriz. 

A Lo lejos su piel se veía suave, su cabello brillaba y sus peinados eran sueltos, sus vestidos conformaban bien su figura y no usaba atuendos tan esponjosos, las joyas que llevaba puestas las sabían combinar y la mantenían neutra, su estilo al caminar, al sonreír y al expresarse lo estaba aprendiendo con Víctor, su maestro de etiqueta.

Fuentes fundamentales que usó para destacar, en el poco tiempo que llevaba en el palacio sabía como actuar gracias a ella. 

Una de las chicas ponía sobre sus labios un ligero tinte para que sus labios tomarán un color más rojo, ellas se apartaron al poco tiempo de haber terminado. 

Cuando vio su reflejo en el espejo sonrió.

—Se ve hermosa lady Eileen —Comentó una

—¡Digna de ser la amante de su majestad! —Contestó otra 

—¿Creen qué me parezco a la emperatriz con este atuendo? —Sonrió al hacer la pregunta 

—¡¡¡Por supuesto!!! —Respondieron todas al tiempo

Eileen volvió al verse en el espejo, orgullosa de su belleza y su mente al basarse en la emperatriz; sin embargo, antes de salir Bennett entró a la habitación con una mala cara.

—Su majestad —Su sonrisa aumentó al verlo

Bennett al verla vestida arqueo una ceja y la observó con confusión mientras la chica que se acercaba a él, las damas salieron antes de sentirse incómodas o que se los ordenarse.

Rodeó su cuello y lo sujetó con fuerza provocando que sus cuerpos se pegaran, ella tenía brillos en sus ojos y él un abismo de preocupación. 

No se veía feliz y eso la preocupó.

Se separó de él y dobló su ceño, su mirada ahora era más tierna y severa, sostuvo el brazo de Bennett, se lo llevó a la mejilla, su calor provocó que su corazón latiera y se llenara de muchas ilusiones. 

Bennett acaricio su mejilla con suavidad y una leve sonrisa se posicionó en sus labios, pero desapareció rápido.

«Debería decirle»

—Su majestad, gracias, sé que fue difícil para usted acabar con uno de sus hombres por mí, y quisiera agradecerle de la mejor manera posible; sin embargo, no puedo conseguir algo para usted y pido humildemente que acepte mis agradecimientos —Su voz fue suave y llena de tranquilidad

En ese momento supo que era mejor dejar las cosas como estaban, sin comentar o hacer mención de nada.

—No te preocupes, haría cualquier cosa por las personas que amo 

Lo abrazó nuevamente y él aceptó el abrazo, sujetándola con fuerza contra él.

«Mencionó "las personas que amo" ¿también se refiere a la emperatriz?» pegó su nariz a su cuello y olfateo su aroma, mientras pensaba esa ligera posibilidad

***

En la tarde Alysa bebía té con Marie en los jardines, estaba rodeada de otras damas de la nobleza, amigas de la duquesa las cuales habían visto crecer al emperador. 

Al lado derecho de Alysa había un lugar vacío, al principio le pareció extraño, aun así, no le prestó importancia ignorándolo y prestó su atención en Marie y las nobles que eran sus súbditas.

La tarde era maravillosa, el ambiente, la conversación y todo, simplemente perfecto; sin embargo, en un segundo todo cambió, los ojos de todas pasaron a ver a Eileen quien tenía un extraño parecido al estilo que tenía Alysa; todas quedaron maravilladas con su belleza y en poco tiempo la empezaron a comparar con la de la emperatriz, distinguiendo y deduciendo que ambas eran hermosas.

Fue guiada por una dama, su asiento era el que estaba libre al lado de Alysa, los lugares no los había escogido ella, sino Marie quien era la organizadora de esta pequeña reunión.

Eileen a su lado se sintió incómoda y apretó su vestido con fuerza, Alysa desvió su mirada a sus manos, luego a su rostro y noto la tensión.

La incomodidad que sentía la invitada sorpresa, tal vez se debía a que la emperatriz estuviera a su lado o tal vez, todas las mujeres que estaban con ella en ese momento.

La baronesa Victoria una mujer robusta y con una lengua venenosa estaba sentada al lado de Eileen, la observaba de arriba abajo, ya la conocía y distinguía gracias a los rumores del palacio que llegaron a ella como una carta escrita, la analizo y luego la juzgo, con su mirar.

—Baronesa Victoria, ¿sucede algo? —Inquirió Alysa al notar su mirada

—No es nada su majestad, por favor compartamos en familia —Respondió con un tono fino

Todas tomaron sus tasas de Té y bebieron, Eileen al no estar acostumbrada a un ambiente tan fino copio cada una de sus acciones para no verse mal.

Victoria no era la única que analizaba a Eileen, sino también la duquesa Carlota, prima de Bennett.

Carlota venía de una rama exiliada de los Edevane que volvió a ser recordada gracias a ella, al casarse con un duque cortesano amigo de Bennett y dueño de varias tierras. Al obtener nuevamente semejanza con los Edevane se descubrió que pertenecían a lasos sanguíneos con el hermano de Rodolfo II, convirtiéndola en posible sucesora del trono si algo llegase a pasar con el emperador y la emperatriz; Carlota era una mujer impulsiva y orgullosa, por lo que no pensaba muy bien las cosas, también era fría de mente e increíblemente doble cara.

Había llegado al imperio solo por la celebración de los cumpleaños de Bennett, no había razones de intermedio y al estar en un palacio donde las paredes tienen oídos, se enteró de lo sucedió en las mazmorras y no esperaba para comentar sobre el tema.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.