Falsa emperatriz

La rebeldía de Eileen

Se quedaron solas y un silencio incómodo inundó la habitación hasta dejarla completamente en un limbo de arrepentimiento.

Eileen se acercó con duda a la emperatriz, abrió su vestido y se inclinó, tenía la cara tensa como si algo no la dejara estar cómoda ante la presencia de la emperatriz. 

Puso sus manos detrás de la espalda y trato de relajar su expresión, pero algo no se lo permitía, Alysa se relajó y se acomodó en el espaldar dejando sus manos en el apoyador de la silla, esperó que hablara; sin embargo, ningún sonido salía de su boca y eso la estaba volviendo impaciente.

—Podrías hablar de una vez, me estas volviendo impaciente y estas quemando mi tiempo —dijo y levantó la cabeza

—¿Quiero preguntarle, si le gustaría tomar té conmigo? —preguntó tímida 

—No puedo, mi agenda está llena —contestó

—Pero usted es la emperatriz, ¿no puede hacer un espacio?

—Exacto soy la emperatriz, tengo trabajo, Eileen

La chica asintió con la cabeza y suspiró hondo, sólo quedaba aceptar, pero antes de irse sus dudas debían quedar resueltas, tomó valor y se dirigió a ella de la mejor manera.

—¿Qué pasó con el guardia en la prisión? —decidió hablar por fin

Alysa estaba un poco curiosa, para que la amante haya ido a verla solamente para saber que paso con un preso que ella pensó que moriría solo incriminarlo, eso significaba una sola cosa.

Bennett no tenía la fuerza para decirle que escapó. 

No era su deber decirle.

—No es mi deber decirte que paso con él, ahora si no tienes nada de qué hablar, te recomiendo retirarte —comentó y la muchacha no pareció entender esas palabras

Pues negándose, tomó una silla y se sentó cruzando los brazos.

—¿Puede decirme qué pasó con el guardia?

—¿Qué estás haciendo? Te dije que te fueras —hablo de forma autoritaria para intimidarla, pero la mujer solo frunció el ceño —¡Eileen fuera!

—¡No me trate como si fuera una niña pequeña!

—¡Entonces deja de actuar como una, ya eres una mujer adulta y actúa como tal!—su voz fue severa y gruesa

Nunca le había hablado así a alguien, no esperaba que Eileen actuara tan infantil e inmadura, apenas llevaba unas semanas y se comportaba como una niña pequeña.

Los meses con ella serían eternos y agotadores, que fastidio, de solo pensar cómo serían los próximos meses estaba segura que vivirían en un infierno total.

—No me iré hasta que me diga que paso con el guardia —Reto Eileen

Estaba colmando la paciencia, no respetaba a nadie y no actuaba como aparentaba frente a los nobles. Era realmente insoportable, pero al ser una de las posesiones más sagradas de Bennett tenía que saber utilizarla, y no hacerle daño.

No deseaba más peleas, no quería más roces, no quería más barreras, ella lo quería devuelta como era antes. 

Ja' fácil de decirlo difícil de hacerlo.

—Vete, es una orden de tu emperatriz —. Ordenó esta vez un tomó más severo

La pelirroja se molestó, y como acto de orgullo se quedó sentada allí, no se movería hasta obtener respuesta.

Hasta llegar a una parte donde Alysa se canse de ella y le cuente todo con detalles.

Para su desgracia.

Alysa se concentró en unos documentos mientras la chica la observaba detalladamente, su sola presencia era fastidiosa por eso, todo llegó a causar un poco de controversia.

La ignoró todo el tiempo mientras terminaba de leer y firmar, observaba discretamente el reloj para llegar a la hora de verse con Bennett y Adrián. 

Pasó el tiempo estimado y Eileen tenía una cara de aburrimiento en lo absoluto.

Quería irse, pero su orgullo no se lo permitía, solo se concentraba en el sonido incesante del tic tac del reloj; faltaban cinco minutos y ella se levantó a punto de irse.

Organizó su vestido y salió, Eileen fue detrás suyo y se paró igual que ella.

Aún tenía esa mirada, pero no le puso atención a eso, dejó que Eileen saliera primero y luego cerró su oficina.

Se acercó a la pelirroja y se quedó quieta ante su presencia, se acercó a su oído y su cálido aliento activó sus sentidos.

—Eileen, el orgullo hace a las personas poderosas, la desobediencia las vuelve rebeldes y la ignorancia las vuelve bobas. Evita esto y te ganaras un buen lugar; sin embargo, piensa primero tus acciones, hay gente más lista que tú y eso puede causarte problemas —terminó de hablar y se dirigió al salón comercial

Dejando a la chica con confusión. Su consejo fue algo que no esperaba, y eso le pareció un acto de suma paciencia.

Ella que dependía de poca, si fuera alguien como la emperatriz hubiera echado a la persona de inmediato, o la sacaría a la fuerza, así fuera del cabello 

***

Bennett en el salón comercial estaba acompañado de varios mercaderes, matemáticos y magos especializados en facilitar el trabajo del campo. 




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