Falsa emperatriz

Actos de adulterio

Se aferró a su muñeca y pegando sus labios con los suyos detuvo al rey, se besaron con pasión, sus lenguas enrolladas, sus labios carnosos juntándose en una pieza perfecta de cada uno, el cuerpo de Adrián siendo tocado por las manos de Alysa. 

Apretando cada centímetro del rey, divirtiéndose con sus pectorales los cuales eran como dos jugosas frutas.

Separó sus labios con lentitud, mientras un hilo de salida los unía. 

—No quiero regresar, no quiero que te vayas —su voz suave y profunda crearon en Adrián un sin fin de pensamientos 

Pensamientos que no eran dignos de un monarca o hasta donde imaginaba como su sangre y carne se lo dictaba. 

—¿Qué quieres hacer, entonces?

Se sobresaltó al sentir las manos de Alysa tomar su pene 

—Algo que no está permitido entre la nobleza, en especial para una mujer —movió su mano de arriba abajo dando un masaje ligero —acuéstate, lo disfrutaremos más de esa manera —su voz profunda, su sonrisa y la manera como agarraba su extremidad lo estaban preocupando 

Acostado sobre la capucha de Alysa, trataba de contener sus gemidos, pero sin lograrlo, estaba siendo llevado a la locura, por la emperatriz. 

Una hermosa locura.

Su masaje era abrumador, le gustaba lo que hacía, pero había algo que volvía loco, y esa era la idea de que lo que sus manos estaban tocando, de lo que estaba haciendo, ya lo había forjado con otro hombre. 

Quería detenerla, aún así, amaba su tacto, su definición de aquello que estaba recibiendo, ese pequeño estímulo que ya lo había puesto duro, se llamaba excitación.

Un sentimiento que sólo puedes tener si estás casado. Pero al ser viudo y estar con una mujer casada ya había roto las leyes religiosas 

Pero no estaba en su imperio y la región que practicaban no era la suya, pero Alysa, ella más que nadie debía respetarla. 

—Alysa basta —se levantó tomando su muñeca apoyándose de su mano libre —no quiero que hagas esto 

—¿Por qué no? 

—No me gusta que hagas lo mismo conmigo y con otro hombre, ¿además que pasara si alguien se entera que estás cometiendo adulterio? No te matarían por tu pecado —respondió Adrián sin ganar nada 

Alysa se abalanzó a él pegando su cuerpo con el suyo acostándose encima de él, su cabello cayó a un lado de su cabeza, sus ojos eran hermosos pero estaban serios, sus labios deseaba besarlos, su cuerpo  quería tocarlo. 

La camisa de la emperatriz estaba ligeramente suelta, lo que le ayudaba a ver sus pechos.

Quería tocarlos, estar con ella durmiendo a su lado y hacerla sentir lo que Bennett no era capaz de hacer. 

Satisfacer su necesidad.

—Yo no he hecho esto con ningún hombre, eres el primero con el que experimentó —contestó Alysa sonriendo 

Su mirada era superior a la de Ardían, algo que le gustó ver en ella, una iniciativa. 

Trago en seco mientras se cuestionaba así mismo. 

Su posición viéndose perjudicada por una mujer, estaba cayendo él sólo al no poder contenerse, y todo empeoró cuando Alysa se quitó la camisa, dejando ver sus redondos senos. 

La tensión aumentó, su temperatura cambió. 

Alysa tomó una de sus manos, para deslizarse por su torso desnudo, los dedos de Adrián se aferraban bien en su piel, su tacto era enriquecedor. 

Llevó aquella mano a uno de sus senos para que lo tocase, era suave y grande, su piel blanca y ese pezón rosado y redondo que deseaba chupar.

—Toca con confianza, no pienses en títulos, no pienses en religión y solo disfrutemos el momento —Alysa se acercó a él besándolo mientras las grandes manos de Adrián jugaban con su torso y pechos 

Se terminó desnudando para el rey, analizó su miembro observando con deseo, lo sujetó rozando con su intimidad, no estaba segura si podía meterlo o si podía entrar, pero la mirada de Adrián estaba atenta. 

—Déjame prepararte —pidió 

Se dejó guiar por el rey quien tenía más experiencia, cambiaron de posición, ella estaba acostada en el suelo sobre la capa, Adrián tenía dos de sus dedos dentro, nomas movía mientras su boca chupaba el seno de Alysa.

Lo mojado en su entrepierna se estaba escurriendo, mordía con cuidado el pezón de Alyza disfrutando de él, tocando con fuerza su vagina hasta que estuviera bien lubricada.

Ella ya lo había masturbado, era su turno de hacer lo mismo.

Sentía algo extraño en su interior, nunca se había preparado de esa manera, un cosquilleo allí abajo, una calentura, junto con un deseo de tener al rey dentro.

Su interior húmedo y apretado le daban la indicacion de que no había tenido sexo hace mucho, algo que lo alegro. 

—Haremos lo siguiente, estás algo preparada por lo que voy a meterlo. Si te duele dime  

Suspiró nervioso al verla al descubierto, rozó nuevamente su pene con su intimidad, para terminar metiendo con algo de fuerza.

Sentía algo grande en su interior, que choca frecuentemente con ella.




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