Falsa emperatriz

Celos de una amante

Al día siguiente como si el asesinato no hubiera pasado, ambas nobles se presentaron radiantes ante todos, para saber que toda aquella magia en elegancia solo era una bil mentira.

Habían despertado con un mal humor, no habían dormido bien, lo que las estaba llevando a un momento de desesperación e ira

Tan cansadas estaban que sus ojos pesaban frecuentemente, en especial en las horas de la tarde, donde el clima no colabora y juraban que pronto se quedarían dormidas. 

Eran las cuatro de la tarde, el cielo nublado y oscuro daba la sensación de que una tormenta se acercaba.

El estómago de la emperatriz gruñó y a su boca llegaron los deseos de probar algo dulce, con algo salado. 

Un antojo muy extraño que no entendía que era, deseaba comer chocolate o un postre con este ingrediente, pero su parte salada le pedía carne con verduras. 

Era extraño sentir esos antojos, en especial porque aún no estaba en el segundo mes, o al menos había pasado el primer trimestre. 

Eso no pasó en su primer embarazo. 

Sujeto su vientre analizando todo. 

«Retomando lo sucedido, con la primera persona con la que me acosté fue con Adrián, yo cometí adulterio con él, luego de que se fuera, tuve relaciones con Bennett, un mes después, nos enteramos de la noticia del embarazo. Es posible que este niño no sea hijo de Bennett, de hecho es lo más seguro» analizó recordando todo con temor 

Ahora solo quedaba la duda, se dirigió a la biblioteca guiada por la curiosidad donde busco el libro bestias divinas. 

Abrió con fuerza el libro buscando la página 65, que tenía titulado "Los embarazos de las bestias" un capítulo que tenía gráficos y dibujos sobre las mujeres que  quedaban embarazadas de estas criaturas.

La primera página sólo tenía una pequeña introducción de un párrafo, la segunda contenía la información. 

—”Cuando la mujer está en el primer mes, aumentan los mareos, el vómito y los antojos, es raro decir todo esto, pero cuando su primer mes llega los antojos suelen ser frecuentes. Me asombra decir que los embarazos de estas criaturas son realmente extraños, en vez de ser los nueve meses normales, en esta cultura pasan diez, donde cada cinco meses el feto cambia —la lectura tomó otro rumbo y sus ojos se posaron en la tercera hoja donde había un dibujo de una mujer con el vientre partido en dos, el lado izquierdo tenía una esfera brillante, en el derecho la figura del bebé —,es decir, se vuelve un animal. La primera vez que vi el bebé de una mujer de esta cultura se trataba de una serpiente gigante, como si fuera adulta, pero solo se trató de un bebé en su forma animal a sus ocho meses de nacido” —termino de leer toda la información cerrando el libro 

Debía admitir que fue algo perturbador tener que leer eso, pues imagino que si ese bebé era el hijo de Adrián entonces tendría a un zorro creciendo en su interior.

«Matenme» fue su último pensamiento 

*** 

Eileen que caminaba feliz por el palacio escuchó los rumores de las sirvientas. 

—¿Cómo creen que sea el bebé de su majestad? 

—Oye, la emperatriz aún no tiene seis meses de embarazo y tú ya estás pensando en la apariencia de su bebé

—Claro, no debe ser tan difícil, además nuestra emperatriz lo merece, ya perdió un bebé y la llegada de uno nuevo es simplemente gratificante, ¿no lo crees?

—Cuida tus palabras insolente, puedes poner celosa a otra —una de ellas se dio cuenta que Eileen las estaba mirando 

Esta misma chica se acercó a ella con dominancia y superioridad.

—Que lastima que el emperador ya no te vuelva a mirar —pensó que con sus palabras la lastimaría, pero no fue así

—¿Y tú qué sabes?, mientras ustedes piensan que él está con la emperatriz en realidad está conmigo. ¿Cómo crees que estoy embarazada? —comentó con una sonrisa 

Las chicas al escucharla no lo podían creer, en sus mentes querían que esas palabras no fueran reales, deseaban a toda costa que solo fuera una mentira.

Solo una de ellas tuvo el valor de enfrentarla 

—¿Qué estupideces estás diciendo? No puedo imaginar que una concubina tan básica pueda llevar el hijo del emperador en su vientre —empujo a Eilleen llevada por la ira, haciendo que se golpeara contra la pared

De sus labios se escapó un chillido de dolor.

—No eres más que una puta, todo el palacio sabe lo que eres —comentó tratando de pegarle, pero su mano fue sujetada por Catalina 

Las chicas al verla estaban dudando sobre qué pasaba con ella.

La fuerza que ejercía contra su muñeca la estaba lastimando, y esa mirada fulminante que le decía que la iba a matar, la intimidaron.

Se puso delante de Eileen, protegiéndola con su cuerpo 

—Deberían tener cuidado con el tesoro del emperador, ¿qué se creen? ¿Nobles, subordinadas del emperador? No olviden su nivel, esclavas —comentó Catalina con un tono superior

Tomó a Eileen de la mano llevándola con cuidado, la pelirroja se sobaba su brazo mientras Catalina la observaba con discreción.




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