PRÓLOGO

Hoy se cumple un año desde que conocí a Aurora. La vi por primera vez en aquella discoteca y hace apenas dos meses presencie su funeral. Del que solo tengo fragmentos incompletos que llegan a mi mente cada vez que creo verla en el sofá leyendo, o cuando, en el silencio, casi puedo escuchar su voz hablarme.

A veces su aroma se desliza entre la multitud y entonces es como si aún siguiera entre nosotros, aquí en FISM. Pero estas visiones no son más que recuerdos que me distraen de la verdad.

Aurora está muerta.

Quizás soy el único que la recuerda con amor y orgullo. No pienso unirme a lo que piensan los demás de ella.

No era una asesina, jamás podría haber hecho daño a nadie. Al contrario, fuimos nosotros quien la herimos una y otra vez.

Yo... nunca podré perdonarme que su ilusión haya terminado así...