Falsas Promesas

1. LA CHICA DE LA NOCHE.

Alexander.

Estaba muy nervioso, estaba en el auto atravesando la ciudad junto con mi padre para irme a vivir con él y mis hermanos, y cursar mi último año de instituto.

Por asuntos de negocios mi madre tuvo que viajar este año completo.

Mis padres están separados desde que tengo 10 años. ¿Razón? No tengo ni la más remota idea.

Nunca quisieron hablarnos al respecto, y eso nos generó a mis hermanos y a mi un cierto de rencor. Pero igual los amamos y ya todo está medianamente "normal".

Tengo mi brazo apoyado en la puerta del auto mientras miro el paisaje.

—¿Emocionado?— Dice mi padre con una sonrisa de boca cerrada.

—Más bien, nervioso.

—Es normal. No quería presionarte, quería que pasaras tú último año allá pero por-

Lo interrumpo. —Por los viajes de negocios de mamá tengo que venir contigo ya que no puedo quedarme solo— Termino por él. —Si papá, me quedo claro.

Suspira. —En cinco minutos llegamos.

Me limito a asentir vuelvo mi vista hacia la ventana.

Para el auto en la entrada de la urbanización y baja en vidrio.

Pasa su tarjeta para que el portón se abra y nos permita el acceso al lugar.

Pasamos dos calles y finalmente aparca. La casa queda en una esquina, y realmente agradezco por eso.

Me bajo y la puerta de la casa se abre.

Mi hermano, el idiotita.

Está apoyado en el umbral de la puerta con sus brazos cruzados.

Me dirijo hacia la parte de atrás del coche para recoger una maleta y un bolso gigante. Mi padre se encarga del resto.

Mi hermano me da paso para entrar a la casa y reposo mis cosas en el suelo para darle un gran abrazo a Axel.

Cómo lo extrañé.

—Yo también te extrañé, insecto.

Río ante ese apodo y mi padre entra con el resto de las cosas.

—Tienen unos apodos muy raros... ¿Insecto? ¿Idiotita?— Axel y yo reímos.

—¿Dónde está Lía?

—Durmiendo. Ya sabes cómo es.

Es domingo, así que no me sorprende. Lía es mi hermana pequeña, la amo con todo mi corazón.

 

෴۝෴

 

Luego de poner mis cosas en el suelo de mi habitación bajo para sentarme en el sofá con Axel.

Reímos, jugamos un rato y nos pusimos al día con cosas del instituto, ect.

—Entonces... ¿No has conseguido novia?

El idiotita se sonroja. SEÑORES MI HERMANO ESTÁ ENAMORADO.

—No.

Oh, falsa alarma.

—¿Qué pasa, bro?— Le sonrío burlonamente. —¿Te dan miedo las chicas?

—Es complicado. Me hago el interesante pero no cae, y-

—Eso te vuelve loco—. Asiente. —Las chicas son así, ignoralas un poco y verás como caen.

—No soy tu, Alex. Funcionará para ti, pero no es mi caso—. Baja la mirada, ¡Qué adorable!

—Solo ignorala, me lo agradecerás después—. Sonrió con aires de grandeza.

Una almohada impacta en mi rostro y me quedo quieto unos segundos.

—Eso funciona con todas, cretino—. Una voz femenina me hace sonreír y quito la almohada de mi cara.

Le lanzo a Lía la almohada y la esquiva con agilidad.

Mi hermanita, Lía. Cómo la extrañé.

Se abalanza sobre mi para darme un abrazo y yo le correspondo.

—Como te extrañé, me hacías falta, bichito.

—Yo también te extrañé, musaraña.

Mi padre no mentía cuando decía que nos poníamos apodos raros. Realmente es algo de nosotros.

Un día, estábamos discutiendo en broma y nos salieron esos apodos, desde entonces se quedaron para siempre.

—¿A dónde fue papá?— Lía mira hacia la cocina.

—Fue a comprar pizza— Los ojos de Lía se iluminaron junto con una cara de cachorrito.

—Es broma, sabes que mi padre no compraría pizza los domingos aunque le paguen.

Lía le lanza un cojín a Axel.

—Estupido, mis sentimientos, idiota—. Se cruza de brazos como niña chiquita. Se ve tan adorable como Axel.

Me río a carcajadas al ver la expresión de Lía.

Ambos son dos años menor que yo, o sea tienen quince a punto de cumplir dieciséis y ambos son gemelos. Cualquier acción hace que me recuerde al otro.

Pasamos más dos horas hablando de cualquier cosa.

La cena que trajo mi padre estaba deliciosa y luego de lavar los platos cada quien se fue a su habitación.

Me acosté en mi cama cansado. Me levanté a las seis de la mañana para venir aquí.

Si, levantarme a esa hora un trasnocho para mí.

Tan pronto como me acosté, me quedé profundamente dormido.

El pitido del celular me sacó de mi sueño profundo y hago caso omiso. El sonido se volvió insistente y no me quedó otra que contestar.

¿Hola?

Alexander Clarke, ¿por qué rayos no me avisaste cuando llegaste?

¿Huh? ¿Alexia?— Oh fuck, olvidé decirle a mi novia que había llegado.

Estaba preocupada, no sabía de ti desde ayer. ¿Quieres vivir preocupándome?

Lo siento, cariño. De verdad no me dió tiempo de tomar el celular hoy.

Da un largo suspiro. —Lo siento. En serio estaba asustada. Estaba a punto de llamar a Lía.

Tranquila, cariño. Estoy bien.

Gracias a Dios por eso— Hace una pausa. —Te dejó descansar, te amo Alex—. Lanza un beso y yo sonrío.

Yo también, cariño—. Cuelgo y pongo el celular en la mesa de noche.

Miro la hora. 2:13am

Bajo cuidadosamente hacia la cocina y me sirvo un vaso de agua.

Algo capta mi atención afuera y me acerco al gran ventanal que está frente al fregadero.

Una chica pasaba frente a mi casa, con mallas negras, shorts bastante corto y una sudadera. La capucha le cubría la cabeza. Todo era de color negro

¿Y si era un ladrona?

Estaba vestida de negro, a lo mejor era para esconderse mejor. Uno nunca sabe.

Dios mío, qué imaginación tengo.

¿Y si entra a la casa?

Por Dios, cómo si no pudiera con una chica.

El viento fuerte hizo que la capucha que volviera hacia atrás, dejando ver su largo cabello cobrizo. Mientras, se acomodaba sus auriculares.



#16129 en Otros
#2527 en Humor
#25899 en Novela romántica

En el texto hay: traicion, amoradolecente, cliche juvenil

Editado: 03.12.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.