Fantasía de un último deseo

Visiones

Todo comenzó la última semana de marzo del año 2018. Desde aquel momento, la vida de Alex Steiner cambió completamente.

Como todos los días, Alex se encontraba entrenando en la pista atlética de su ciudad. Desde hace mucho tiempo que practicaba atletismo de forma diaria. Había empezado desde los doce años trotando por su cuenta. Cuando cumplió los catorce, decidió ingresar al taller de atletismo de su escuela. Tras competir representando a su colegio por varias temporadas, decidió el año 2017 ―a los 18 años―, formar parte del club atlético de la ciudad de Lyon y así poder participar en carreras de alto nivel. Amaba ese deporte con todo tu ser. De vez en cuando lo mezclaba con subidas en cerro y largas salidas en bicicleta para complementar y lograr un equilibrio en el entrenamiento.

Aquel miércoles ―28 de marzo―, el entrenamiento se había extendido por más de cuatro horas, cuando por lo general duraba solo tres. Y hubiera seguido si el entrenador no le hubiera dicho que se detuviera, porque el recinto debía ser cerrado.

Luego de cambiarse de ropa ―por lo tarde que era decidió ducharse ya llegado a su hogar―, salió rápidamente del recinto con su compañero de club, Charles. Fueron al paradero de buses para irse lo más rápido posible para sus casas. No quería llegar tarde y así evitaría problemas con sus padres.

El viaje era largo. Comúnmente tardaba una hora en llegar a su hogar. Pero ese frío día la congestión vehicular estaba en su punto máximo, tardando el bus muchos minutos en recorrer apenas una cuadra.

―¡Diablos, esto sí que va lento! ―reclamó Alex.

Su compañero se mantuvo en silencio, distraído y despreocupado del sosegado paso del bus.

Alex, ante el sigilo de Charles, desvió la mirada hacia la ventana para observar el exterior. Autos por doquier. Avanzaban incluso más lento que el bus. Las luces de todos ellos se prendían y apagaban constantemente. Las bocinas retumbaban en el cristal.

La cabeza de Alex empezó a hacer movimientos involuntarios. Y sintió que todo brillaba en ese espectáculo de luces, con las bocinas como orquestas. Y el cielo...

Y el cielo estaba oscuro, cubierto dispersamente por una gran nube. Las estrellas apenas se vislumbraban.

Alex dormitaba...Y el cielo estaba oscuro.

Pero no era una oscuridad normal. Ésta brillaba. Una oscuridad que resplandecía en su interior.

Se apagaba y prendía. Se prendía y se apagaba. Era como el latido de un corazón, contrayéndose y relajándose constantemente.

Y brilló. Brilló tan intensamente que Alex se sobresaltó. Pero siguió dormitando, admirando en ese estado lo que la naturaleza le enseñaba sólo a él y a unas pocas personas más.

Del centro del cielo oscuro que brillaba, comenzó a expulsar ―no, estaban saliendo por cuenta propia― ¿Monstruos? ¿Fantasmas? ¿Extraterrestres? Debido a lo lejos que se encontraba no logró ver con claridad qué era.

Y eso lo hizo saltar de su asiento. Miró incrédulo. ¿Era real o solo su imaginación? No lo sabía. Pero, sin dudas, estaba ahí.

―¡Hey! ¡Charles, mira eso! ―dijo Alex a su compañero, que en aquel momento se encontraba mirando a una hermosa mujer que estaba en el asiento contiguo.

―¡No molestes, Alex! Deberías mirar lo que yo estoy contemplando ―exclamó Charles, extasiado por una sensación única―. ¡Es un ángel! Tengo pensado hablarle, es mi oportunidad de demostrarte cómo se conquista a una mujer. ¡Obsérvame bien, que el campeón saldrá al campo de batalla!

Alex, curioso, miró a la mujer. Los largos cabellos rubios llegaban a la mitad de su espalda. Por delante, dos colas cruzaban paralelos por sus firmes pechos de tamaño llamativo. A pesar de que estaba sentada, vio que sus piernas eran delgadas y largas. Su cara tenía un aspecto angelical y con lentes le daba un aire intelectual. No alcanzó a distinguir el color de sus ojos, pero pareciera que fueran azules. ¿O verdes? Leía un libro titulado "Amor de demonios", de un autor de nombre extraño

Desde hace varios segundos, un sonido de alarma venía de la chaqueta de la mujer, pero ella lo ignoraba.

Su compañero tenía razón. Era hermosa. Pero lo que estaba afuera, en el cielo, lo preocupaba y eso era más importante que una muchacha sacada de una revista de modelos.

―¡Hazme caso! ¡Mira esa luz de allá arriba! ―insistió Alex.

Agarró a Charles de la cabeza y se la apegó a la ventana del bus.

―¿Qué haces, hombre? ¡No hay nada! ―respondió Charles que trató de zafarse de las manos de Alex.

―¡No, mira bien! ¡Ahí! ―exclamó Alex con euforia, señalando la luz que aun veía (y que lentamente se desvanecía), pero las cosas extrañas que salían de ella ya no estaban.

―No veo nada ―dijo Charles enojado. Se dio la vuelta en el asiento para seguir en lo suyo―. Te dejó mal el entrenamiento. Bueno, a cualquiera, si estuviste cuatro horas dándole duro al cuerpo. ¿Acaso no te cansas?

―Pero si es verdad, hay algo allá en el cielo ―volvió a concentrarse en el exterior, pero ya no veía nada. Estaba todo normal. Todo oscuro, sin brillo―. ¿Qué sucede? No entiendo. Hace unos segundos había algo. ¡Yo lo vi! ―se tocó la barbilla con la mano, pensando.

Apegó la cabeza al cristal de la ventana, creyendo que de esa manera podría buscar de mejor forma lo que había estado viendo, pero aquella extraña visión había desaparecido.

―¡Estás loco!

Charles volvió a mirar a la mujer del asiento de al frente. Ésta había abandonado la lectura y miraba a Charles. O eso creía él.

―Mira Alex, la tengo loca, ¡me está mirando! ―le dijo en su oído―. Iré a hablarle. Recuerda muy bien este momento.

―¡Haz lo que quieras!

Mientras Charles se levantaba galantemente del asiento para ir hacia la mujer, Alex seguía pensando en lo que había visto. Volvió a mirar el cielo, pero reinaba la oscuridad. No había ninguna luz extraña.

"¿Qué había sido todo eso? ¿Imaginaciones mías? Supongo. El entrenamiento de hoy estuvo muy exigente y estoy cansadísimo. Debe ser por eso. Tal vez por el agotamiento, me habré quedado dormido unos breves minutos y soñé todas esas cosas. Además, últimamente estoy viendo muchas series animadas, también me debe estar afectando eso... Pero no creo... Ahora que lo pienso, la semana pasada también..."




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