Fantasía de un último deseo

Diario de vida III

Lo que ocurrió creo que ha sido la peor emergencia que he visto en mis 18 años de vida. Nunca en Aurora ha pasado algo así y espero que nunca suceda. Pero en Lyon es otra cosa. Desde que vivo en esta ciudad, el ambiente ha sido muy extraño. Primero, la mínima aparición de Invasores. Luego esto, la repentina irrupción de un Invasor gigante. Medía, quizás, 40 metros. O incluso más.

Lo que me dio mucha pena fue ver morir a personas inocentes en la zona en la que cayó el Invasor. Sus casas quedaron completamente destruidas. Y el hermoso paisaje quedó devastado. Lo peor fue que no pude intervenir mucho. Solo ayudé a evacuar a los que se salvaron de milagro. Pero solo fue hasta que uno de los Cazadores Espirituales ―uno de los más rápidos― me hizo abandonar el lugar. Casi le dije que yo también era como él, pero preferí quedarme en silencio. Me quedé muy cerca, ocultándome de ellos y viendo todo lo que hacían.

Ni yo sabía cómo derrotar a esa cosa tan grande. Se me ocurrieron varios planes considerando mi poder, pero creo que ninguno iba a resultar.

Los Cazadores Espirituales de Lyon son un grupo formado por cinco personas (sin considerar al Jefe que pensé que aparecería. Ninguno de los presentes lo era porque todos eran jóvenes y mi entrenador me mencionó que el Jefe es un hombre de 30 años). Tres mujeres y dos hombres. El uso que cada uno le da a la Energía Espiritual es muy interesante. Sus poderes son muy distintos y dependiendo de la situación, pueden combinar sus técnicas resultando en ataques muy poderosos.

La mujer rubia y alta es capaz de usar la telequinesis. No me imagino el abanico de posibilidades que tiene solo con ese increíble poder. La mujer un poco más joven de pelo azul puede usar su energía para crear armas. Solo vi que ocupó un arco con flechas y un escudo, pero estoy segura de que es capaz de transformar su poder en distintas clases de armas. La última mujer del grupo, la de cara tierna e inocente (aunque me da la impresión de que solo lo es superficialmente) es capaz de usar hechizos mágicos. Su poder es muy parecido al mío. Aunque se notaba que era muy nueva. No tenía ni idea dónde estaba parada. Muchas veces miró alrededor sin saber qué hacer. El hombre con el pelo puntiagudo se mueve tan rápido como Flash. Lo noté muy impulsivo en muchos aspectos. Si el otro Cazador no lo detenía, era capaz de gastar toda su Energía Espiritual en ataques absurdos. Y me falta el hombre delgado de estatura mediana, el llamado Alex. Creo que de todos los Cazadores que he conocido es el que tiene el poder más sencillo. Usa su Energía Espiritual cubriendo sus manos dotándolas de una fuerza increíble. A pesar de la simplicidad de su poder es capaz de contrarrestarlo con agilidad, audacia e inteligencia.

Al principio estaba desesperada, no podían hacer nada y el Invasor avanzaba y avanzaba. Cuando vi que estuvo a punto de llegar a la calle, me iba a lanzar al ataque. Me daba lo mismo las estúpidas reglas de la Asociación. Pero después de que los Cazadores se reunieron, pasaron a un ataque combinado comandado por Alex. Estoy segura de que fue idea de él. Observó cada situación y cada poder de sus compañeros para armar un plan de ataque en solo unos minutos. ¡Maldito estúpido inteligente!

El ataque fue un éxito y el Invasor gigante fue completamente derrotado. Fue en ese momento cuando sentí una presencia muy fuerte. Había un hombre escondido, mirando cómo se desarrollaban los hechos. Hubo un momento en el que intercambiamos miradas. Me vio, de eso estoy segura. Pero no me prestó atención luego de divisarme. Sentí sus deseos de matar a los Cazadores Espirituales. Pero algo lo detuvo. De un momento a otro desapareció. ¿Quién habrá sido?

Luego de recuperar sus energías y que la maga curara las heridas de Alex, emprendieron rumbo. ¿A dónde iban? ¡A la casa del Jefe! ¡Era la oportunidad que había estado buscando durante estos meses que he estado en Lyon! Debido a que la alarma ha sonado muy pocas veces no he sido capaz de seguir a un Cazador para que me lleve donde el Jefe. No iba a desperdiciar la ocasión de saber al fin dónde tiene su casa subterránea.

Los seguí, evitando que me vieran. Pero creo que la mujer alta de pelo rubio me detectó. No lo sé completamente. Solo espero que, si me vio, no les haya dicho nada a los demás. Sería lo mejor para mí. No quiero tener ningún tipo de relación con los Cazadores de Lyon.

Después de caminar casi una hora, se detuvieron en un llano ubicado detrás del Hospital General. Una puerta ubicada en el suelo se abrió y todos descendieron. Iban a la casa del Jefe, no tengo dudas. Miré alrededor antes de irme. El extraño hombre no había vuelto a aparecer.

Esperaré unos días más para ir a ver al Jefe. Quiero vigilar un poco más para no encontrarme con ningún Cazador. Solo espero que tenga información sobre el desgraciado de Duriel. Cada vez que pienso en él, aumentan más mis deseos de matarlo.




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