Fantasía de un último deseo

Alex vs Max II

La clase de ciencias había acabado. Se le había hecho una eternidad, no por la materia que el profesor entregaba, sino porque su mente no dejaba de pensar en lo ocurrido hace dos horas. Alex se le había declarado, algo que esperaba que no sucediera, aunque lo sospechaba.

En el momento en el que él le pidió hablar en privado y al ver que se estaba poniendo nervioso, ya veía venir lo que le diría, pero estaba deseando que no sucediera. Lastimarlo era lo que menos quería. Creía que había sido capaz de llevarlo bien y no dejarlo muy herido tras la declaración.

Y a pesar de que había sido clara con Alex, se sentía nerviosa al recordar lo sucedido.

Ahora iba rumbo a la casa del Jefe, para entrenar y despejar su mente. Esperaba no encontrarse con Alex. No tan pronto después de lo sucedido. Verse frente a frente, solo lo dejaría más herido. 

Luna nunca se había declarado a alguien, así que no imaginaba cómo se estaba sintiendo su compañero de equipo. Pero, sin duda, sabía que le dolía, porque lo notó en sus ojos cuando le dio la respuesta. Eran unos ojos sin esperanza y perdidos en el espacio.

Su cabeza daba vueltas en el asunto, aunque trataba de no pensar en eso. ¿Había llevado una buena relación con Alex hasta ahora? ¿No le había dado algún indicio de que le diera esperanza a los sentimientos de él? No, era igual con todos los hombres. Solo con uno ella era distinta. Solo con su compañero de curso llamado Axel.

Ella sabía muy bien lo mucho que le gustaba. Aún no eran novios oficialmente, pero faltaba poco para que sucediera eso. En el último mes han estado teniendo un gran número de citas. Tarde o temprano serían pareja y esperaba no lastimar más a Alex.

Ya estaban ubicados en la superficie. El día estaba nublado. El viento soplaba con tal intensidad que los árboles perdían las pocas hojas que les estaban floreciendo tras el crudo invierno. Alex y Max se miraban tratando de ver quién sería el primero que atacaría. Estuvieron más de un minuto así, aguardando.

El Jefe activó la barrera y luego se acercó a Yuuki y a Naomi.

―Este duelo va a ser espectacular ―dijo.

―Max ha entrenado muchísimo luego de la primera pelea con Alex ―dijo Naomi.

―Así es. Pero en ese entonces, Alex estaba recién empezando, pero ahora...

―Ahora se ha hecho fuerte y sabe usar muy bien sus habilidades.

El Jefe asintió.

En ese momento, Luna venía llegando ―esperanzada de no encontrarse con Alex― con las intenciones de entrenar. Pero al verlo afuera, junto a los demás, se sintió nerviosa. ¿Por qué la presencia de Alex la hacía sentir tan inquieta? Estaba muy segura de que no tenía sentimientos por él. 

―¿Qué sucede? ¿Por qué están todos afuera? ―preguntó Luna, sorprendida―. ¿Hay una nueva amenaza?

―No. Es solo que Max y Alex van a pelear ―respondió Naomi.

―¿Por qué? ¿Cuál es la necesidad? ¿Es un entrenamiento?

―Cuando Alex se hizo Cazador Espiritual, Max no lo aceptó porque creía que era muy débil. Tuvieron un duelo y ambos quedaron inconscientes. Al final el duelo quedó como un empate. Y Ahora ese combate va a continuar ―dijo el Jefe, que estuvo unos segundos en silencio y luego continuó―. La verdad es que yo pensé que este duelo sería más adelante, pero no sé qué le pasó a Alex. Llegó a mi casa con muy mala cara y no dijo nada. Parecía que algo malo le había pasado. Tenía una mezcla de enojo con tristeza. Max trató de animarlo y Alex reaccionó mal. Ahí está la razón.

Luna no preguntó nada más. Entendía porque Alex estaba así y desde el fondo de su corazón se sentía culpable. Pero había sido sincera con él. ¿Qué más podía hacer? No era culpa de ella que Alex se comportara de forma tan inmadura.

―¿Quién crees que gane Jefe? ―preguntó Naomi.

―No lo sé ―respondió―. Max ha mejorado muchísimo este último mes. Las debilidades que tenía antes ya nos las tiene. Alex tuvo una gran mejora hasta la pelea con el Invasor gigante. Después de eso su avance ha sido muy lento. Nunca me dijo nada, pero parecía que tenía algunos problemas personales. Lo he notado muy callado y serio últimamente.

―Alex ganará ―dijo Yuuki―. Yo creo en él. Es muy fuerte e inteligente. Es capaz de superar cualquier cosa.

Aún seguían en la misma posición, esperando que uno de los dos hiciera el primer movimiento. Max estaba con la guardia baja, moviendo sus piernas con ligerezas, solo apoyadas con la punta de los pies, listo para salir impulsado con toda la potencia en cualquier momento. Se sentía con confianza y capaz de derrotar a Alex. Pero no quería confiarse, sentía la presión, tenía que evitar a toda costa ser golpeado por uno de los golpes de su rival, o sino ya estaría en desventaja.

Alex tenía la guardia alzada hasta la altura de los ojos, con los puños cargados de Energía Espiritual.

"Si no me hubiera declarado... no estaría pasando por este dolor. Es todo culpa mía. Ya me pasó una vez y me vuelve a pasar. ¿Pero es que yo no aprendo la lección? ¿Tan estúpido soy?".

De pronto, tras un arrebato de rabia y dolor, Alex arremetió con furia contra Max. Este último se movió rápido y llegó a la izquierda de Alex, tratando de sorprenderlo lanzándole un golpe, pero Alex se dio cuenta de inmediato de lo que quería hacer Max y alcanzó a desviar el golpe con su brazo. Todo fue gracias a que estaba utilizando la Percepción Espiritual.

Max trató de distanciarse un poco, pero Alex lo seguía con insistencia. Lanzó golpes desde distintos ángulos, pero todos fueron esquivados por Max fácilmente. Aprovechó que Alex tenía un espacio en su guardia y lo golpeó en la barbilla. Por una extraña razón no pudo hacerle daño. Esta vez le dio dos golpes en el estómago, pero tampoco tuvo resultado. Decidió alejarse un poco y pensar mejor en como atacarlo.

Alex recibió aquellos golpes sin daño alguno debido a que estaba usando la Defensa Espiritual. Volvió a cargar contra Max que, por un error de este último, fue capaz de alcanzarlo y le lanzó una ráfaga de golpes. Max esquivaba cada uno de ellos. Y decidió también lanzar una lluvia de puñetazos que eran mucho más veloces que los de Alex. Todos impactaron en el cuerpo de su compañero. Sin embargo, no hicieron daño porque Alex usó de una manera perfecta su Defensa Espiritual. Alex volvió arremeter con golpes muy poderosos, pero ninguno llegaba a su rival. A pesar de eso siguió haciendo lo mismo y gastando una gran cantidad de energía a cada segundo.




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