Fantasía de un último deseo

El poder de Luna

Abrió los ojos después de haber dormido por casi catorce horas. La fuerte luz solar que entraba por la gran ventana la cegó por unos segundos.

Le dolía tanto el cuerpo que se mantuvo acostada por unos minutos más. Se preguntaba en qué lugar estaba. Las dos opciones que barajaba eran la casa de Axel o su propio hogar junto a su familia. Sin embargo, tras abrir los ojos vio que estaba en una habitación totalmente nueva para ella.

Era mucho más grande que cualquiera en las que ha estado antes. Contaba con su propio baño y la cama en la que estaba tendida era enorme. Desde su posición podía ver el exterior a través de la única ventana de la habitación. A casi cien metros de ella, se alzaba un muro perimetral. Estaba en un terreno de alguien con mucho dinero, no tenía dudas.

Tras sentirse en mejores condiciones, Luna pisó el suelo un tanto inquieta pensando que podría haber cualquier trampa esperándola en cada pisada. El silencio del ambiente la estremeció. ¿Dónde estaba?

Cruzó casi en puntillas la habitación hasta llegar a la puerta. Al ver que estaba trancada con llave, intentó abrirla de distintas formas, incluso usando su propio cuerpo para ver si podía derribarla, mas no tuvo resultado.

Giró sobre si misma para contemplar completamente irritada la ventana. Tampoco cedió a todos sus forcejeos. Tras tantos intentos fallidos, decidió ocupar su magia. Por alguna extraña razón, no era capaz de materializarlas por mucho que se esforzara. Sospechó que Balam había sido capaz de bloquear toda su Energía Espiritual.

Frustrada y desamparada, gritó con tanta fuerza que sentía que en cualquier momento sus cuerdas vocales se desgarrarían. Intentó volver a derribar la puerta, pero solo terminó con lastimaduras en el cuerpo.

Sin rendirse agarró la silla de un escritorio adyacente a la cama, para lanzarla hacia la ventana tantas veces que terminó agotada en la suave alfombra que cubría toda la habitación. Todo intento de escape era inútil.

Se recostó en la cama para mirar su cuerpo. Estaba arruinada y sucia por la pelea contra el profesor. Agradeció que siguiera con la misma ropa del colegio. Solo deseaba que ese monstruo no la tocase más.

No podía dejar de pensar en lo mucho que se equivocó al confiar en Axel. Se preguntaba una y otra vez en qué momento Balam se había apoderado del cuerpo de su amado, teniendo en cuenta que los profesores llevaban mucho tiempo engañando a la gente con su apariencia.

"¿Fue cuando lo conocí por primera vez en la primaria? ¿Cuándo se acercó más a mí? ¿Cuándo nos besamos por primera vez? ¡Cuándo!"

"Lo que llevo en el vientre... ¿realmente será un Invasor? ¡Tengo tanto miedo por todo esto! ¡No conozco nada sobre estos extraterrestres aparte de lo que me contó el Jefe cuando lo conocí! Pero yo siento que lo que tengo dentro de mí no es humano... tengo ese presentimiento y miedo a la vez".

Los minutos transcurrían como si fueran horas y ella no podía hacer nada. Solo quería arrancar de ahí. ¿Podrán encontrarla los Cazadores antes de que sea demasiado tarde? Ni siquiera sabía que pretendía Balam.

Pensó en todos sus amigos que de una u otra manera se habían vuelto parte importante de su vida. Al recordar a Alex no fue capaz de contener las lágrimas. Lo había despreciado y odiado a causa de Axel o Balam y también por ella misma porque en el fondo Alex la hacía sentir como nunca se había sentido y eso la incomodaba, subiendo su autoestima y llevándola a cometer errores de los que ya era tarde para arrepentirse.

Sabía que desde la pelea contra Alex su novio empezó a actuar muy raro. Consideró que, quizás, fue antes de esa batalla que Balam ocupó el cuerpo de Axel, deshaciéndose de su amado para siempre. Incluso, a partir de ese momento, sintió un miedo escalofriante cuando estaba cerca de su novio.

¡Qué horrible se sentía!

"Yo me busqué esto. Me las arreglaré para escapar de Balam como sea. No necesito que vengan a salvarme. Puedo hacer esto sola y si es necesario yo misma lo detendré".

Empezó a escuchar pasos que marchaban por el interior de la casa y se acercaban hasta la puerta. En el momento en que se abrió, Luna sorpresivamente lanzó a Balam todo objeto que encontraba en el cuarto.

―¡Maldito cerdo asqueroso! ―gritó Luna―. ¡No sé qué hiciste con mi Energía Espiritual, pero te mataré! ¿Qué ha pasado con Axel? ¡Responde!

―Cálmate, por favor. ¿Acaso olvidas que yo soy tu gran amor?

Balam extendió sus brazos solo con el deseo de abrazarla, pero ella lo empujó. Lanzó puñetazos al rostro del Invasor. Él los esquivó sin inconvenientes, burlándose de ella con su característica sonrisa.

―¡Cállate! ¡Yo no soy tu amor!

―Por lo que tengo entendido aún no has cortado conmigo, princesa ―dijo él.

―¡Cállate! ―vociferó Luna, repitiéndolo tantas veces que su garganta quedó desgastada. Cayó al suelo completamente devastada. ¿Que podría hacer para salvarse? Sin Energía Espiritual era una simple humana.

―Por favor. Escúchame atentamente. En breve, dejaremos este planeta. Necesito que estés preparada para todo lo que se avecina.

―¿A dónde me llevarás? ―dejó a un lado su berrinche de pendeja porque sabía que nada ganaría con esa actitud.

―A mi planeta, Inframundo. Será tu nuevo hogar.

Luna quedó impactada. Sabía que Balam hablaba en serio. Hace un tiempo atrás habría deseado irse a cualquier lugar que no fuera Lyon con tal de escapar de su familia. Siempre y cuando estuviera Axel a su lado todo marcharía bien. Sin embargo, ahora era todo tan distinto.

―¿Para qué? ¿Por qué razón me engañaste todo este tiempo? ¿Qué quieres de mí? ¿Qué hiciste con Axel? ―preguntó Luna llegando al límite de la cordura

―Ahora no lo entenderás. Solamente te diré que yo vine a la Tierra en busca de un poder necesario para controlar el orden en Inframundo ―se agachó para acercarse a Luna lo suficiente para sentir su respiración y luego besar sus mejillas con suavidad. A cambió recibió un empujón que solo lo impulsó para ponerse de pie. Desde la altura vio cómo Luna refregaba asqueada su cara con la polera del colegio para borrar todo rastro de él―. Cuando te vi por primera vez, logré apreciar en tu interior ese poder. Sin embargo, sabía muy bien que estaba muy escondido en ti y la activación de ello requeriría tiempo y paciencia. Creí que cuando despertaras tu poder corriente de Cazadora Espiritual, serías capaz de accionar el otro. Sin embargo, no fue hasta tu pelea contra el Emisario de la Muerte que lo pudiste lograr. En ese momento comprobé con mis propios ojos el potencial de todo lo que podría hacer con él si lo tuviera en mis manos. Sería capaz de solucionar todos mis problemas. El gran premio a mi esfuerzo por todos estos meses de espera.




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