Fantasía de un último deseo ll

Prólogo

Todo a mi alrededor está oscuro, ni siquiera soy capaz de verme. No siento mi cuerpo y no sé si estoy de pie o tumbado. Las tinieblas que me rodean se han llevado todos mis sentidos. De lo que puedo estar seguro es que he fallecido.

Esta situación no debería estar aconteciendo. Nunca creí que llegaría tan pronto mi muerte ni mucho menos a manos de la persona que amo.

Aún recuerdo muy bien los hechos que me llevaron a despertar en este panorama devastador.

Estábamos en la Facultad de Veterinaria cuando los Invasores aparecieron en ese lugar y nos vimos en la necesidad de luchar. Habíamos ido todos, incluida Naomi, a comprobar un hecho que el día anterior me había dejado boquiabierto. Luna estaba ahí, sana y salva, llevando una vida normal. Sin embargo, no recordaba a ninguno de nosotros. Creo que lo que más llamó nuestra atención era que no poseía Energía Espiritual de Cazadora. Era una humana normal. Hasta podríamos considerar que era otra persona si no fuera por la apariencia física exacta de ella. Sigo preguntándome qué está pasando porque algo no tiene sentido.

Lo peor vino después. El Viejo nos llamó para avisarnos que estaban atacando la Facultad de Medicina. ¡Lo que nos faltaba! Pareciera que los Invasores habían planeado un ataque conjunto en distintas áreas de la ciudad. ¡Quizás cuántos lugares más fueron afectados!

Nos vimos en la necesidad de dividirnos. Max y yo fuimos a tratar de salvar la otra Facultad, mientras Yuuki y Naomi se quedaron a resguardar el lugar y proteger a Luna que estaba muy confundida por todo lo que sucedía a su alrededor. 

Recuerdo como chillaba la alarma fuertemente a cada momento. El hecho de que estuviera haciendo constante ruido significaba que estaban apareciendo Invasores unos tras otros. Incluso en la oscuridad puedo escucharla como un zumbido perpetuo del recuerdo de mi caída. La remembranza de mi estupidez por haber bajado la guardia.

El Viejo había sido capaz de contener la situación, pero se vio abrumado ante la cantidad de Invasores que aparecían a cada segundo. Se podían escuchar los constantes rugidos llenos de furia de los extraterrestres con distintas formas de animales y algunos humanoides que no querían dar tregua. A pesar de nuestros esfuerzos, tampoco fuimos capaces de dominar la ola de Invasores. Tras cinco minutos de batalla, apenas podíamos mantenernos de pie.

Max que estaba a mi lado también colapsó. Su Energía Espiritual disminuyó rápidamente de tantos Invasores que matamos. Creo que solo yo, eliminé a más de cien extraterrestres en aquel intervalo de tiempo. Y seguían apareciendo a cada segundo. Era algo de nunca acabar. No era capaz de comprender por qué estaban cayendo tantos del cielo.

Destruían con facilidad todos los edificios de la Facultad de Medicina y me apenaba mucho. Hace solo un mes atrás empecé las clases y había aprendido tantas cosas. ¡Siento que todo fue para nada! ¡Me siento peor porque no fui capaz de defenderla! ¡Cómo Cazador Espiritual fui una mierda!

Los alumnos y académicos salían corriendo horrorizados por los acontecimientos. No sé realmente que habrán estado mirando, pero vi como algunos nos observaban y otros venían a atacarnos. En aquel momento comprendí que muchos Invasores estaban de incógnito, haciéndose pasar por alumnos.

Muchas vidas se salvaron gracias al Viejo que seguía batallando; sin embargo, otras fueron acabadas a manos de los Invasores.

No fui capaz de aguantar más. Caí de rodillas al suelo, exhausto y casi sin Energía Espiritual. Max trató de levantarme mientras me gritaba tantas cosas que no entendí debido a mi confusión. Al igual que yo, también se desplomó en el duro cemento.

Estábamos siendo rodeados completamente cuando una extraña fuerza invisible nos enterraba aún más en el suelo. Nos mantenía inmóviles, aplastándonos. Podía sentir el sabor del hormigón y cómo mis huesos se querían romper debido a la presión.

―Esta Energía Espiritual... la conozco ―exclamó Max casi en un murmullo. Su boca estaba enterrada en la superficie, por lo que apenas podía hablar―. No puede ser... Es...

Una voz familiar se escuchaba sobre nuestras cabezas. Tan conocida que me irritó de solo pensar quién era. Balam estaba vivo. ¿Cómo era posible? ¡Daba por hecho de que el desgraciado se había pulverizado! ¿¡Cómo sobrevivió a nuestro ataque y a su propia explosión!?

Alcé la vista para verlo. Seguía usando el cuerpo de Axel. Estaba sobre el techo de un laboratorio adyacente. Él era el causante de todo este alboroto. Tenía que matarlo, debía proteger a la Universidad y defender a todos los humanos a como dé lugar. Intenté levantarme, pero la voz del Invasor me dijo una y otra vez que era en vano. Se había vuelto más fuerte. De eso no tengo dudas. En cambio, yo me he debilitado con el paso del tiempo. Buscar a Luna me hizo más frágil y vacilante.

El resto de los Invasores que nos rodeaban se arrodillaron ante la aparición de Balam, junto a muchos compañeros de carrera y alumnos de la Facultad.

¡Pedazos de basura que nos engañaron con tanta facilidad! ¡Ni el nuevo dispositivo del Viejo pudo detectarlos! Intenté gritar, pero fue en vano. La conmoción me lo impedía.

Y fue cuando mi mirada se congeló estupefacto e incrédulo por lo que veía. Aun no lo puedo creer. Luna estaba al lado de Balam.

No podía ser, la había visto hace unos minutos en la Facultad de Veterinaria. Sin embargo, tenía una fuerte corazonada que la mujer que tenía frente a mí era la verdadera porque podía ver su Energía Espiritual.

Mi mayor deseo al fin se había cumplido. Era ella. No tenía ninguna duda.

Era Luna. Mi Luna.

No podía entender realmente la situación. ¿Qué hacía al lado de ese imbécil? No lo supe en aquel momento y creo que algo entiendo ahora que ya estoy muerto. Solo quería y deseo estar con ella otra vez. Lo sé, sigo siendo un estúpido.



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En el texto hay: extraterrestres, superpoderes, romance accion aventura

Editado: 09.07.2022

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