Fantasía de un último deseo ll

El surgimiento de la Reina

Salió de la pequeña celda demostrando claramente su autoridad con cada paso que daba. Todos los empleados de aspectos humanoides que estaban cerca se inclinaban ante su presencia mientras miraban con odio a la humana que la seguía con muchas dificultades y sangraba abundantemente por la boca, dejando estropeado el suelo. Algunos osados solo anhelaban abalanzarse sobre Stella, pero Luna los mantenía alejados simplemente con su presencia.

Tras casi cinco minutos de caminata llegaron a la alcoba de la reina. Un lugar tan espacioso y del tamaño de una casa de doscientos metros cuadrados. Se acercó a Stella para curarle sus heridas con una poderosa aura mágica. Podía notar lo cansada que estaba y lo mal que se hallaba debido al consumo de agua contaminada y la poca alimentación que recibió en las dos semanas que estuvo encerrada.

―Ve al baño a limpiarte. Demora todo lo que quieras, pero no intentes escapar. Hay ropa que creo que te quedará bien a pesar de que has perdido mucho peso ―dijo Luna con tranquilidad, sentándose en una silla y masajeando su abdomen plano.

Aun le costaba acostumbrarse a la idea de que su hijo llevaba un mes de vida. La sensación de vacío en el abdomen era aterradora y a la vez la serenaba. Tanto dolor que tuvo que soportar y odiar a su hijo para al final sucumbir ante el instinto de madre y amarlo a pesar de ser un mestizo. Sin embargo, aquel sentimiento solo apareció cuando se convirtió en Invasora.

―Obedéceme ―dijo al ver que Stella solo la miraba confundida y desorientada. No quería mostrarse compasiva por lo que esta vez se rodeó completamente de Energía Espiritual tan oscura como se había convertido su corazón hacia su especie de origen.

Ella solo apretó las manos fuertemente, dentro de lo que se podía por su lamentable estado. Por un momento solo quería matar a Luna. Ya no era la misma que conoció aquel día en la casa del Jefe y el hecho de ser un enemigo de la humanidad le era suficiente motivo para querer hacerlo. Sin embargo, no era capaz de reunir Energía Espiritual y, pensando con calma, lo mejor era recuperar fuerzas para salir adelante.

Y Luna se dio cuenta de todo eso. Logró percatarse levemente de un destello de desafío en la mirada de Stella, pero prefirió no prestarle atención y pasarlo por alto. No tenía ganas de armar una pelea absurda y sin sentido alguno. Se sentía muy cansada después de haber recorrido las últimas semanas parte de las montañas aledañas y al fin haber respirado aire puro tras meses de encierro. Lo que más ansiaba era ver a su hijo que dormía plácidamente en el cuarto contiguo.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por sutiles golpes en la puerta. Luna solo dijo que pasara y la entrada se abrió lentamente. Una anciana ingresó. Sus ojos brillaron de alegría al ver a la reina sentada, llevando puesto un traje negro que se apegaba a su delgada figura. Estaba al tanto que a la Reina no le gustaba usar aquellos ostentosos trajes que lucía la realeza.

―¡Qué dichosa soy de volver a verla! ―exclamó la vieja abalanzándose sobre ella para darle un fuerte abrazo y beso en el pelo. Al notar cierta extrañeza en Luna no pudo evitar preguntarle―. ¿Se encuentra bien?

―Solo estoy un poco fatigada ―expresó con un resoplido que duró unos segundos. También había correspondido el abrazo de ella, aunque solo fue por un corto periodo de tiempo. Luego se levantó para tomar distancia―. Los últimos días han sido muy agitados. Al menos tuve éxito en mi misión

―Es normal que se sienta así. Cuesta tiempo adaptarse después de adquirir espíritus ―los ojos de la empleada se cristalizaron. Solo quería llorar―. Estoy tan emocionada... Cuando era joven me tocó atender a la anterior Invocadora. Estoy feliz de que haya vuelto a despertar después de tantos años de soledad. No digo que los anteriores meses me disgustaba su presencia, pero es mejor tenerla como una de nuestra especie.

―Lo sé. Me has contado esa historia tantas veces ―exclamó Luna sonriéndole―. Cambiando de tema. ¿Quién fue el que ordenó encerrar a la humana en una de las habitaciones de los condenados?

―Fue el señor.

―¿Balam?

―También fue quien atacó la Tierra hace unas semanas junto a un ejército de bestias y trajeron a esa inmundicia de humana. Por favor, tenga mucho cuidado con esa basura. El olor que desprende es aterrador. Por alguna extraña razón me eriza todo el cuerpo

―Cuando volví a la ciudad revisé los informes que había en mi despacho ―dijo Luna ignorando las últimas palabras de la vieja―. Arrasaron la mitad de una ciudad solo por ella. ¿No creen que exageraron un poco?

―Es lo que se merecen. Espero que pronto esté lista para arrasar a todas esas ratas asquerosas que se hacen llamar humanos. Además, sabemos que este mundo no aguantará lo suficiente a pesar de que hace meses cesaron completamente las batallas que amenazaban con destruir al planeta. El daño causado es irreparable. Necesitamos uno nuevo con urgencia.

―Trataré de que sea lo más pronto posible. Por mientras conversaré con la humana. Prepare comida para las dos. Quiero que esté en óptimas condiciones para cuando llegue Duriel.

―A las órdenes.

―Gracias por todo, Abrahel.

Estaba feliz por la compañía de ella. Ha sido casi una madre sustituta todo este tiempo. No tiene idea de cuántos años tiene, pero calcula que más de quinientos. A pesar de que le pidió que no se vistiera como sirvienta, ella estaba acostumbrada a esa vida y lucía jubilosa aquel traje blanco que cubría completamente su cuerpo y le ocultaba su cola. Trataba de no tratarla como tal, como muchos de aquel lugar lo hacían hacia los esclavos y siervos, e intentaba tener un trato más justo con ella, casi como si fuera su madre y a veces como hermana. Pese a ello, había ocasiones que le hablaba de una forma muy fría y autoritaria.

Es algo que no puede cambiar pues está dentro de su carácter. Se sentía perfecta siendo tan superior a los demás. Y realmente lo era. Con el poder de la Invocación en sus manos era capaz de dominar el universo entero si así lo quisiera.



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En el texto hay: extraterrestres, superpoderes, romance accion aventura

Editado: 09.07.2022

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