Fantasía de un último deseo ll

El regreso del Rey

Su rostro y torso estaban empapados en sangre. Se vio en la necesidad de sacarse la chaqueta de cuero para dejar al descubierto su tonificado cuerpo. Debido a todas las batallas en las que se ha visto envuelto en este último tiempo, había ganado mucha masa muscular.

La sangre discurría hasta sus piernas, dándole aspecto de un demonio infernal y más al saber que aquel tejido viscoso y rojo no era de él. Se quedó de pie, tratando de controlar su respiración acelerada. Continuamente intentaba secar el sudor de su frente y que descendía por su cuerpo mezclándose con la sangre.

Su mirada estaba atenta a los cuerpos humanos desparramados por todo el pueblo. Lamió la gota de sangre que le quedó en la mejilla derecha mientras contemplaba su obra de arte. ¡Qué satisfacción más grande! Después de meses conviviendo con aquellos detestables seres, ocultando su presencia en el cuerpo de Axel, al fin se sentía libre y poderoso. ¡Al fin podía hacer lo que tanto anhelaba!

Un niño pequeño se arrastraba por el suelo, dejando ensangrentado el camino de tierra. Solo podía usar los brazos y las manos para intentar movilizarse, pues tenía amputados sus miembros inferiores a la altura de la rodilla. Lloraba desesperado tratando de escapar de aquel demonio, pero no había salvación para él ni para nadie que se interpusiera en su camino.

―Pobre pendejo. Tu perdición fue provenir de este mundo como una especie despreciable. Si hubieras nacido en Inframundo, estoy muy seguro de que serías un guerrero formidable ―exclamó haciendo que una gruesa rama creciera en la tierra y atravesara al niño para que perdiera el último aliento de vida en su propia miseria.

De vez en cuando miraba a su alrededor con la habilidad de Percepción activada en caso de sentir Cazadores Espirituales cerca, aunque era muy poco probable. Sin embargo, sabía que en cualquier momento llamaría la atención las sucesivas muertes ocurridas en aquellos poblados de las islas que estaban al oeste y a cientos de kilómetros de Lyon. Eso sí, esperaba que fuera más tarde que temprano.

A pesar de estar muy feliz y emocionado, nada se comparaba a las sensaciones que tuvo hace dos semanas cuando atacó Aurora. Para él, aquel momento fue un éxtasis increíble. Disfrutó ver la cantidad de cuerpos despedazados e inertes por todos los rincones de la ciudad.

Aquellos sentimientos quiso volver a repetirlos y por lo mismo, por cuenta propia, decidió atacar otros lugares aislados y de baja población.

No estaba interesado en ir a su planeta. Su pueblo, Luna y Belcebú podrían esperar. En ese momento lo que más le preocupaba era la supervivencia de los habitantes en un mundo que estaba agonizando. Pronto se destruiría, así que por la misma razón estaba allanando el terreno para que los habitantes de Inframundo sobrevivieran en un lugar mejor. Un mundo lleno de carne humana crujiente.

―La Tierra es el lugar ideal para seguir viviendo. ¡Teñiré los mares, ríos y lagos con la sangre derramada de los despreciables humanos! ¡Los que sobrevivan vivirán de la misma forma con la que tratan a sus cerdos y pollos, se reproducirán solo para alimentarnos! ¡Haré que sus cuerpos sean abono de nuestros habitantes! ¡Será como vivir en Inframundo!

El principal problema eran los Cazadores Espirituales que podrían ofrecer resistencia y matar a muchos de su planeta con facilidad, como ya lo han estado haciendo durante años. Gracias a los contactos de Duriel, sabía que en ciertas ciudades había humanos con mucha fuerza que podrían arruinar sus planes. Una de ellas era Lyon, que contaba con el grupo de Cazadores que casi lo mataron. Y no debía olvidarse del Jefe que, a pesar de no haber participado mucho en ese combate, sus habilidades eran superiores a todos.

Sin duda, la presencia de aquellos super humanos era un problema grave y sabía que había llamado mucho la atención aniquilando la mitad de la población de Aurora. Una ciudad grande que albergaba a casi trecientos mil habitantes. Había despertado las alertas de los Cazadores Espirituales y por lo mismo, prefirió mantenerse escondido en las sombras. Esa fue la sugerencia que le dio el Vicepresidente de la Asociación de Cazadores, su tío y padre de Lilith, que se lo encontró antes de abandonar la ciudad. Cuando le contó que la Gran Invocadora había despertado se regocijó de placer, pues fue uno de los primeros en señalar que el camino para el éxito de los habitantes de Inframundo recaía en que el Rey estuviese junto a ella.

El ataque a Aurora fue mucho más simple de lo que creía. Comandó desde las sombras, siempre escondido como una rata, centenares de Invasores hambrientos. Contó con la presencia de uno de los más grandes comandantes de Inframundo, Baalcefon, para encargarse del secuestro de Stella.

La orden que le encomendó fue clara: dejar a la mujer encerrada hasta la llegada de Duriel. Y pasara lo que pasara, había que mantenerla con vida. Si perdía todo su espíritu de lucha y solo deseaba morir, había que evitar de cualquier forma que tratara de suicidarse.

No tenía idea del paradero de Duriel. Se habían separado antes del ataque a la ciudad, pero sabía que, a su modo, se enteraría de la captura de ella y vendría a buscarlo. Al fin y al cabo, fue idea de él. Aunque al principio estaba reacio y dubitativo solo por el cariño que sentía por Stella. Al final él tomaría todas las medidas necesarias por el bien de los Invasores.

Los Invasores... Su familia y las demás que estaban repartidas por las otras ciudades... Las bestias que a diario mataban a seres humanos y que luego eran asesinados por Cazadores Espirituales... Su planeta natal que estaba por destruirse... Como Rey de ellos era su deber buscar el camino hacia la salvación.

Todavía era capaz de recordar las emociones que lo embargaron aquel día de mediados de octubre en los que volvió a sus tierras y la sorpresa que tuvo cuando cruzó por primera vez el portal hacia su planeta. El cielo rojizo estaba mucho más intenso que otras veces y la toxicidad apenas dejaba ver solo tinieblas en el cielo. La tierra del desierto ardía y le causaba un malestar inexplicable.



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En el texto hay: extraterrestres, superpoderes, romance accion aventura

Editado: 09.07.2022

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