Fantasía de un último deseo ll

Una ciudad destruida

Estaba agotado. Solo quería llegar a su casa para descansar y no preocuparse por más nada. Después de matar con mucho esfuerzo a los últimos Invasores que aparecieron durante el día, acompañó a Yuuki hasta su casa. Max había decidido tomar otro camino para no interferir entre los dos, pero antes de que eso sucediera sentía que los estaban vigilando. Pese a que en varias ocasiones volteó a mirar, no encontraba rastro de nadie.

Aun no completaba una semana reintegrándose como Cazador Espiritual. Le costaba mucho acostumbrarse al ritmo de vida de antaño y que lo llevó a enfrentarse a seres sobrenaturales. No podía entender cómo era posible que hubiese perdido tanta práctica. 

"Solo es cuestión de tiempo para recuperar mi nivel".

Se repetía la misma frase con cada paso que daba rumbo a su hogar. ¡Yuuki era una mujer maravillosa! ¡Cómo se divertía con ella y le alegraba el día con su sonrisa! Estaba fascinado. Cada vez que pensaba en ella, sonreía. Se preguntaba si poco a poco se estaba sintiendo atraído por ella.

Tras llegar a la casa, Rex lo saludó empujándolo con sus sucias patas delanteras. Acarició la cabeza del animal con alegría. Toda su mano quedó mojada por la húmeda lengua del perro. El cielo aún tenía destellos azulados pese a que el sol ya estaba descendiendo hacia el oeste. Sin mirar la hora podía calcular que faltaban treinta minutos para que anocheciera. Decidió aprovechar lo poco que quedaba de día para salir a caminar un rato con él. Por alguna extraña razón sentía que no lo vería durante varios días y quería aprovechar al máximo el tiempo con su mascota.

A pesar de que había sido su primer día en la Facultad y que el ambiente universitario era estupendo, la angustia por la desaparición de Luna lo atormentaba a cada minuto. Agradecía contar con Yuuki para sentirse mejor.

Mañana tendría su primera evaluación de Anatomía. ¿Qué tenía en mente el Jefe? Al parecer solo torturar a sus alumnos. No tenía ganas de estudiar por mucho que trataran de motivarlo.

Lo primero que hizo tras volver del paseo fue encender la computadora portátil, pero tras quince minutos de mirar esquemas del cuerpo humano y no entender absolutamente nada, la dejó de lado para lanzarse a la cama y no despertar hasta el día siguiente.

"Si llegara a sonar la alarma y estoy solo voy a intentar atravesar el portal. Tengo que aprovechar cada segundo. Me arrepiento haberle contado a Yuuki. Probablemente debe pensar que estoy fuera de mis cabales y hará lo posible por evitar que cruce el agujero".

Creía que podría descansar en paz y soñar tranquilamente que estaba con Luna como le era costumbre. Sin embargo, estaba equivocado. Volvió a abrir los ojos en un mundo que era totalmente desconocido, pero que en reiteradas ocasiones ya había estado ahí.

―¿Cómo te tratan los demás? ¿Te acostumbras a la vida que llevamos aquí? ―preguntó un joven sentado a su lado. Lo que más destacaba eran sus gruesos lentes ópticos y su largo pelo castaño que lo llevaba amarrado a una cola que reposaba en su espalda―. Yo quisiera saber... ¿De dónde eres? Me lo he preguntado todo este tiempo desde que te encontré inconsciente en el bosque y gritabas sin parar.

―Bien. Aún todo es muy extraño y nuevo. Aquí la gente es agradable y muy buena a pesar de que soy un desconocido ―dijo Alex―. Quisiera saber qué estaba gritando cuando me encontraste. No lo recuerdo.

―"Luna. ¿Por qué lo hiciste? ¿Qué pasará con mis amigos?". Por eso te pregunto, realmente... ¿quién eres? Sé que te llamas Alex Steiner. Lo otro que quisiera saber es... ¿quién es Luna?

―Te parecerá una locura, pero yo no pertenezco a este mundo. Aún recuerdo lo que sucedió. Todo. Sinceramente no sé qué hago aquí. Creí que había muerto, pero veo que no. A menos que todo esto sea un sueño o esté en el paraíso.

"Despierta".

―No creo que este sea el paraíso que tanto ansías. El fin del mundo se aproxima. No tengo dudas. Ellos nos destruirán como lo han estado haciendo en el pasado ―se mantuvo unos segundos en silencio, contemplando a la distancia el frondoso bosque en donde había encontrado a Alex. Volvió a hablar, mirándolo con alegría―. No entiendo muy bien tu situación, pero cuentas conmigo para lo que necesites. Te conozco poco y aun así te has vuelto muy cercano para mí.

"Despierta, ella te necesita".

―Gracias por tu amabilidad.

"Despierta, hijo de puta. No me dejas otra opción..."

Una intensa opresión en el pecho hizo que la escena cambiara bruscamente. Estaba en su habitación y por alguna extraña razón no podía respirar. Se tocó el torso sin distinguir que sucedía en realidad. Un punzante dolor le impedía expandir con normalidad su tórax. Max estaba a su lado moviéndose de un lado a otro. Siempre que lo veía se comportaba muy inquieto como si de un niño pequeño se tratara, pero esta vez se notaba mucho más impaciente.

―¿Qué pasó? ―preguntó recuperando el aliento lentamente y masajeando la zona del pecho donde le dolía. Aun así, el malestar persistía.

Ya entendía la situación. Max lo había golpeado para despertarlo. Se sentía muy molesto. Era la segunda vez en el día que Max aparecía de sorpresa. Por culpa de la primera ocasión su frente había quedado adolorida por golpearse fuertemente contra la pared del baño de la Facultad.

¿Tanto te gusta llamar la atención? Se preguntó mirándolo de reojo. El reloj de pulsera marcaba las once de la noche. Quería volver a dormir y averiguar más sobre los extraños sueños que estaba teniendo. Ya eran tan seguidos que era imposible no prestarles atención. Podía trazar en su cabeza una línea de tiempo que conectaba todas sus fantasías, podía ver algo extraño... una conexión entre todo aquello.

"¿Qué significarán? Quiero respuestas... Aunque lo más importante es saber qué habrá sucedido para que Max tuviese que venir tan desesperado".



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En el texto hay: extraterrestres, superpoderes, romance accion aventura

Editado: 09.07.2022

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