La aparición de Luna

Era difícil para Alex entender los sentimientos que lo estaban atacando en ese momento. Quería reír y llorar al mismo tiempo y estaba seguro de que lo estaba haciendo al sentir su cara completamente humedecida y al relucir inconscientemente sus dientes con una sonrisa que no mostraba a menudo. La alegría de volver a verla era única.

Intentó avanzar tranquilamente hasta ella haciendo los esfuerzos necesarios para no perder el control de sus emociones, pero los nervios le jugaron en contra. Sus pies se enredaron entre sí y acabó tropezándose. El duro impacto contra el suelo lo recibió su hombro izquierdo.

"¿Por qué tengo que ser tan estúpido? ¡No podía faltar un papelón frente a ella como estaba acostumbrado!"

Luna ya estaba tan cerca que logró escuchar su risa festiva. Cautivado por aquella melodía que salía de la boca de ella, dejó de lado el hombro que le dolía para contemplar nuevamente aquella sonrisa que muchas veces, de solo recordarla, lo ayudó a seguir adelante y no rendirse jamás.

Su corazón latía con tanta fuerza que le hizo viajar por unos segundos a aquel día que se vieron por primera vez. Las sensaciones eran muy similares. Solo eso bastó para sentir que toda la pena acumulada en los meses anteriores había quedado atrás.

―¿Estás bien? ―preguntó ella en un tono serio haciendo sus esfuerzos para ocultar la risa burlesca que le fue imposible evitar en un principio.

Se sentía en el paraíso. No solo había podido ver la sonrisa de ella, también escuchó la suave y dulce voz que lo dejó atontado por varios segundos. Producto de la impresión no podía dejar de mirarla con la boca semiabierta. La tenía frente a sus ojos después de tantos meses soñando con aquel momento.

Era solo contemplar cada rasgo facial de ella para saber que se trataba de Luna sin ninguna duda. Su interior gritaba con júbilo por ver a la mujer que tanto ha querido.

"Sigo sin creerlo. En verdad es ella".

―¿Hola? ―insistió Luna ante la extraña forma en la que lo estaba mirando. Se estaba sintiendo muy incómoda y observó a sus compañeras buscando cualquier tipo de ayuda, pero ellas se mantuvieron alejadas ante el desconocido.

―Lo siento ―fue lo único que respondió Alex aun atónito. Deseaba abrazarla muy fuerte, pero su mente estaba tan alborotada en ideas que no sabía qué hacer.

Se quedaron mirando por varios segundos en silencio, pero pasado cierto tiempo, solo Alex seguía con la vista clavada en el rostro de ella. Esta solo quería abandonar el momento incómodo en la que se estaba viendo envuelta.

―¿Sucede...? ―quiso preguntar Luna, pero un abrazo sorpresivo de Alex le impidió terminar la pregunta.

―Estoy feliz de verte. Eso es todo. Luna, te he extrañado mucho... muchísimo ―exclamó sin poder dejar de llorar. A pesar de que su gesto no estaba siendo correspondido no le importó en lo más mínimo y solo la estrechó entre sus brazos con mucha más fuerza.

Creía que el momento de ser feliz había llegado, pero ella lo apartó con un fuerte empujón y así alargar la distancia entre los dos por casi cinco metros.

―No sé qué está pasando por tu cabeza, pero no te conozco. Es muy probable que me estés confundiendo con otra persona ―exclamó ella manteniendo el control de la situación. Al ver que Alex intentó acercarse alzó la voz con potencia―. ¡Aléjate!

Alex volteó a mirar a su alrededor completamente confundido. Se preguntaba una y otra vez si solo se trataba de una pesadilla más. Muchos que también transitaban por ese pasillo se acercaron para observar mejor lo que estaba sucediendo.

―Luna, soy yo. ¿Acaso no me reconoces? ―insistió con desesperación al ver que la situación se estaba descontrolando.

―Lo siento. Nunca te he visto en mi vida ―dicho eso, Luna le dio la espalda y avanzó rápidamente por el pasillo. Sus compañeras se habían quedado detrás para resguardarla de aquel extraño que, a vista de todos, solo estaba acosándola.

"No me recuerda. Esto no puede ser verdad".

―Debes tener cuidado con este tipo de personas. Nunca sabes lo que pueden pretender ―exclamó una de ellas, a lo que Luna asintió muy angustiada.

Alex estaba totalmente sorprendido ante la situación. Ni siquiera había previsto que algo así sucediera. Consideró que se trataba de una mala broma porque era imposible que no lo reconociera. Pese a que las compañeras la defendían logró acercarse, gracias a su agilidad, lo suficiente para poder tomarle la mano con suavidad.

"Es Luna, es imposible que me esté equivocando de persona".

―¿Qué te está pasando? Estás siendo demasiado cruel, aunque siempre has sido así conmigo.

―Hablas como si nos conociéramos ―ella se había volteado para verlo con odio y desprecio. Una mirada que fue como una bofetada para Alex recordándole el pasado―. No permitiré que sigas hablando mal de mí. Te he dicho que no te conozco. Lárgate de una vez.

―Soy Alex. ¿Cómo es posible que te hayas olvidado de mí?

―Ella ya fue muy clara contigo. ¿O quieres que te saquemos de una forma más desagradable? ―lo amenazó una de sus compañeras empujándolo con brusquedad hacia el exterior.

Lo único que le quedaba era tomar distancia observando con mucha pena como Luna se perdía en el edificio. La mayoría de los presentes lo siguió mirando de mala forma y lo increparon sin parar. Más de alguno le estaba tomando una foto, pero no le importó.

Completamente frustrado y desconcertado dio media vuelta rumbo a la salida. Ni los animales que se cruzaron en el camino, y que en un principio le habían causado temor, lo distrajeron de sus pensamientos y su total desconcierto.

"¿Qué está pasando aquí? ¡No entiendo nada! ¿Cómo es posible que no me haya recordado? ¿Acaso es una broma?"

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―¿Adónde ha ido Alex? ―insistió Yuuki. Era la tercera vez que se lo preguntaba a Max y ya se estaba cansando de que le respondiera con evasivas―. Esta vez quiero una respuesta sincera, por favor.