Fantasía de un último deseo ll

El fin de la batalla

El tiempo se había detenido para Stella mientras intentaba incansablemente tomar el control de su cuerpo que estaba a merced de las fuerzas internas del agujero.

Con su mirada podía observar la sonrisa de Duriel que se perdía a lo lejos y, desde el otro extremo, contemplar la Facultad de Medicina de la Universidad de Lyon y que, a la distancia, se veía completamente intacta.

La sonrisa de Duriel... Aquella sonrisa... le seguía causando fastidios desde la primera vez que la vio: el momento exacto en el que él le revelaba su verdadera identidad. Una sonrisa que ahora mismo no sabía cómo interpretarla. Lo más extraño de toda la situación era el hecho de que le había salvado la vida cuando, por órdenes expresas de Luna, debía morir como sea.

No tenía dudas de la maldad de Duriel, pero aquel comportamiento tan peculiar le hizo dudar de cuáles serían realmente las verdaderas intenciones de él.

"¿Por qué me salvó? No lo entiendo".

En fin... era algo que en aquel momento no quería seguir pensando y ya ni siquiera era relevante. Su mayor preocupación era llegar en el menor tiempo posible a la Facultad y evitar una desgracia, pero por mucho que intentara mover sus extremidades no lograba avanzar. La fuerza interna que ejercía aquel espacio – tiempo era tan inmensa que sentía que perdería la vida.

Aquel lugar era infinito, semejante a un universo expandible sin límite alguno y con millones de salidas hacia todas las direcciones.

Casi sin esfuerzo alguno, solamente impulsada por las fuerzas internas del agujero, logró acercarse a la salida que conectaba con la Facultad de Medicina. La veía desde una altura que superaba a cualquier montaña de la Tierra y le causaba vértigo y nauseas. De un momento a otro, sintió como algo la empujaba hacia el exterior. Intentó oponerse, pero la gravedad del planeta se sentía tan intensa que cayó hacia la tierra con facilidad.

En un principio la falta de oxígeno le hizo perder por unos segundos la conciencia, situación normal descendiendo desde los nueve mil metros de altura. Cuando faltaba menos de la mitad para llegar al suelo recuperó el conocimiento, logrando defenderse con su magia antes de impactar contra el suelo.

Sentía que la cabeza le taladraba sin parar, el dolor tan intenso asociado al movimiento involuntario de su alrededor le obligó a ponerse de cuclillas. Respiró una y otra vez hasta lograr tranquilizarse. Cuando el dolor cedió levemente, contempló el panorama desolador. Gran parte de la Facultad estaba destruida. En el único edificio de pie podía alcanzar a ver a Luna y Balam demostrando su poderío ante todos.

Lo peor estaba por venir. Alex apareció delante de Luna para abrazarla.  

―No... tengo que detenerlo, pero está muy lejos.

Logró incorporarse con mucho esfuerzo. Sin embargo, aún no se sentía en condiciones para moverse. Tras desplazar un pie hacia adelante cayó al suelo.

―Estoy muy mareada y me falta el aliento... Ay Alex... no la abraces. No seas idiota. Si lo haces...

Ya era demasiado tarde. Con lágrimas en los ojos e intentando apoyarse con los brazos, observó como Alex hacía caso omiso a sus suplicas internas y abrazaba con tanta fuerza a Luna que no sabía si la tristeza que la embargaba era por los sentimientos de él o porque sabía lo que le iba a suceder. En ese momento lo que menos entendía era lo que estaba sintiendo y por qué, desde la primera vez que lo vio el año pasado, le recordaba a alguien. Alguien a quien nunca había conocido en su vida.

Y todo parecía tomar sentido en el momento en el que la gruesa lanza de hielo atravesaba el pecho de Alex...

Se sintió invadida por una desesperación total. Quería gritar y correr para salvarlo, pero le era imposible. Aquella herida mortal la había dejado en shock.

La Facultad... Balam... Luna, todo parecía desvanecerse. De un momento a otro se vio envuelta en una oscuridad absoluta.

¿Cuánto tiempo había pasado? No lo sabía y ni tampoco podía despertar... estaba en trance. Y la voz de Alex resonaba en su cabeza diciéndole cientos de cosas que jamás había escuchado. Se preguntaba cómo era posible cuando solo habían intercambiado un par de palabras.

"―¿Qué haces aquí? ¡Te dije que te fueras! ¡Deja de ser una molestia!"

"―No me voy a ir sin ti".

"¿Qué hago aquí? ¿Por qué estoy encerrada? ¿Qué hace él en la puerta y por qué me dice que no se irá sin mí? Su voz... quiero tocar su mano... nuevamente... Nuevamente... ¿Cuándo lo hice? Siento que fue hace mucho o quizás... ¿estoy viendo el futuro?"

"―¿Por qué sigues insistiendo, Alex? ¡Quiero quedarme sola!".

"―No te iba a dejar morir en aquel lugar".

"―¡Por eso casi mueres! ¡Si sigues a mi lado vas a morir! No quiero que te pase eso, Alex... no te quiero perder... nunca más".

"Ahora estoy en un bosque... me trae tanta nostalgia... me hace sentir en paz y feliz. Y mis labios están humedecidos... creo que nos hemos besado...  Me siento tan bien al saber que Alex no me ha dejado sola".

"―Alex... cuando todo esto acabe podrás volver. Nos separaremos. Supongo que será el final".

"¿El fin de que? No lo sé, pero está a mi lado y puedo apoyar mi cabeza en su hombro... se siente tan bien... Me gustaría volver a repetirlo... No sé qué es todo esto, pero me hace sentir tan feliz y a la vez tan triste. ¿Qué es lo que va a pasar?"

"―Te llevaré conmigo... buscaré la forma de hacerlo. No debe ser tan complicado".

"Te llevaré conmigo... Sí... creo que recuerdo eso. Recuerdo aquellas palabras... Pero sabía que era imposible. Alex... No quiero que mueras, por favor... tengo que despertar... tengo que luchar... Y cada vez todo está más caliente. Pese a que tengo los ojos cerrados, todo a mi alrededor está anaranjado y ardiendo mucho... Creo que me voy a quemar... creo que voy a morir".



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En el texto hay: extraterrestres, superpoderes, romance accion aventura

Editado: 09.07.2022

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