Fantasía de un último deseo ll

¿Nos volveremos a ver?

En el momento en el que Axel usó su poder para encerrarlos, para Max se habían acabado todas las chances de combatir o ayudar en algo. Ni siquiera podía acumular Energía Espiritual después de haber usado tanta y haber entrado en Fase Límite. Lo peor es que estaba pensando seriamente que era su fin y, sobre todo, el de Alex.

Solo una cosa lo hizo reaccionar: ver a Nora de pie tras Luna. Le gritó que huyera, le advirtió como sea que ella no podía hacer nada. Solo quería que se salvara. Sin embargo, ella no daba ni un paso atrás. Estaba dispuesta a luchar sí o sí .

"¿Qué es lo que pretende? ¿No se da cuenta que no tiene el poder necesario para frenar a Luna? Nora, por muy pesada y loca que seas, por favor... huye. Tienes que sobrevivir".

Cuando los dedos de Nora tocaron la frente de Luna, Max sentía que su corazón estallaría solo por los nervios. No dudaba ni un segundo de que Nora estaría muerta en los siguientes segundos.

La sorpresa de todos fue evidente. Luna caía del edificio sin oponer resistencia. Max se preguntaba qué era lo que estaba pasando. El grito de Axel lo sobresaltó. Jamás lo había visto así, corriendo desesperado para intentar socorrer a su amada.

A su lado, Stella golpeaba desesperada la prisión de piedra. Esta se sentía mucho más ligera y hasta creía que podría romperla. Y así lo hizo. No supo cuánto tiempo pasó, pero Stella alcanzó a proteger a Alex, siendo ambos eyectados muy lejos de la ciudad.

Tras haber dejado inconsciente a Luna, el dragón en el cielo no había dejado rastros de su presencia. Había funcionado. Lo que hubiese hecho Nora había dado resultado.

Axel alcanzó a sostener a Luna entre sus brazos antes de que impactara contra el suelo. La agitaba fuertemente para hacerla despertar. Tenía los ojos entreabiertos, con la mirada totalmente perdida y sin reaccionar a nada.

―¡Despierta! ¡Que te está pasando? ―gritó Axel. Acarició su cabeza, casi llorando por la consternación. No sabía explicar lo que le estaba sucediendo. No se había desmayado ni por cansancio ni falta de Energía Espiritual. Podía escuchar su corazón latir con normalidad y también respiraba―. Estabas bien segundos antes... ¿Qué fue lo que te hizo esa mujer? ¡Tú! ―miraba a Nora con mucha repugnancia y rencor―. ¡Lo vas a pagar!

"Va a lastimar a Nora... ¡Maldición!"

Desde la terraza del edificio Nora intentó ponerse en guardia, pero se vio en la obligación de sentarse. Sus piernas no la sostenían. Casi toda la Energía Espiritual la había utilizado en su técnica especial.

"No puedo hacer nada por ella. Soy un inútil".

―¡Vamos, Max! ―gritó el Jefe.

Max se sobresaltó por el alarido. Aún seguía muy desorientado. Lo que ocurría a su alrededor no tenía explicación. ¿Qué había sucedido con Alex y Stella? ¿Seguían vivos? ¿Cómo es posible que Luna sea una Invasora? ¿En qué momento Nora se convirtió en una Cazadora Espiritual?

Su cara se llenó de un polvillo fino. Tras mirar atentamente de que se trataba, se dio cuenta que era porque la prisión de piedra se había deshecho. Observó al Jefe que estaba listo para entrar en combate. Se preguntaba con qué Energía podrían enfrentar a Balam. Pero tenía que intentarlo. De un momento a otro tenían rodeado al único enemigo que quedaba de pie.

―Te tenemos acorralado ―exclamó Max tratando de concentrarse apretando fuertemente los manos, pero aún seguía muy confundido.

Axel no tenía intenciones de pelear y aquello lo podía percibir Max. Ni siquiera había adoptado una pose de batalla. Lo único que hacía era intentar despertar a Luna, sacudiéndola cada vez con más violencia.

Max aprovechó la oportunidad para atacarlo de frente, pero Axel lo esquivó con facilidad sin la necesidad de contraatacar.

―¡Imbéciles! ¡No tienen la Energía suficiente para pelear contra mí! ¡Ahora mismo son unos simples humanos! ―señaló Axel con los ojos enrojecidos.

―¡Voy a matarlos! ―prosiguió Balam, fracasando en su intento por tomar el control del cuerpo.

"¿Qué fue eso? Por un segundo su voz fue un poco distinta. Casi como si fuera otra persona".

―Suelta a Luna ―ordenó el Jefe, que se mantenía atento para atacar y a la espera de poder acumular un poco de Energía Espiritual.

―Tenemos que matarlos. ¡Es nuestra oportunidad! ―vociferó Balam―. ¡Si perdemos esta oportunidad Luna te odiará!

―¡No estamos en condiciones para preocuparnos por eso ahora! Luna puede morir en cualquier momento. Necesita ayuda urgente de Inframundo ―expresó Axel.

―¡Dame el maldito control del cuerpo, no lo repetiré otra vez!

―¡No te daré nada!

Max y el Jefe se miraban entre sí completamente extrañados. No entendían muy bien lo que estaba pasando, pero si tenían una teoría que muy probablemente era cierta.

―Axel sigue vivo... Parece que ambos están ocupando el mismo cuerpo ―murmuró Max.

―Tenemos que detenerlo. Recuperemos a Luna.

Le hubiese encantado decirle al Jefe que por nada del mundo intentaría rescatar a Luna, no después de todo lo ocurrido. Si fuera por él, que se pudriera en Inframundo. Sin embargo, no podía evitar sentir pena por ella.

"Si reamente es una Invasora debió haber sufrido mucho antes de convertirse en algo así".

Intentó detener a Axel, pero este había usado su poder para desaparecer ante la vista de todos, incluso Luna se había hecho invisible. Max entró en desesperación. Iban a escapar, y aunque quería evitarlo, no podía hacer nada. Solo se quedó asombrado como en el cielo se formaba un agujero negro.

―¿En qué momento aprendiste a hacer eso? ―preguntó Balam totalmente sorprendido, cuando ni siquiera él era capaz de usarlo. Siempre tenía que depender de Duriel o de otros para moverse por el agujero. Estaba furioso por dentro, no era capaz de tomar el control del cuerpo para pelear contra los Cazadores.

Sin que pudiera verlo, sabía que en el momento en el que el agujero se había cerrado, Axel se había llevado a Luna de regreso a Inframundo.



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En el texto hay: extraterrestres, superpoderes, romance accion aventura

Editado: 09.07.2022

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