Fantasía de un último deseo ll

Desconcierto

―Miércoles 27 de marzo de 2019. A las diez de la mañana fuertes explosiones se percibieron en el edificio de medicina veterinaria, derrumbándose completamente. En total veinte personas fallecieron y un poco más de cien son los heridos. Aun se trabaja arduamente para encontrar los cincuenta individuos desaparecidos. En este punto, donde estoy parada, se encontró un charco de sangre con restos humanos. Aun no se logra identificar la causa de aquello.

Yuuki, con el control remoto en la mano, cambió de canal para escuchar otra cosa, pero en todos los noticieros solo hablaban del desastre acontecido.

―Un temblor de grado nueve en la escala de Richter afectó solo a la Facultad de Medicina. Posterior a ello, muchos edificios del campus se derrumbaron y se incendió junto a sus alrededores. Gracias a los protocolos de emergencia, la gran mayoría logró escapar. Los fallecidos ascienden a diez estudiantes y seis profesores y según reportes hay quince desaparecidos. ¿Un atentado terrorista? ¿Una fuga de gas? Aun no se sabe la causa del siniestro y se está trabajando en ello. Lamentablemente los bomberos tampoco fueron capaces de llegar a tiempo. Estamos hablando de un siniestro que se expandió muy rápido y acabó con todo en tan solo cinco minutos. Posterior a ello, se desvaneció misteriosamente.

―Ha pasado muchas cosas extrañas en estos últimos meses ―dijo la tía de Yuuki viendo como ella apagaba el televisor―. Recuerdo que una de las primeras cosas que sucedió fue el atentado en las montañas y después ocurrió lo del hospital militar. ¿No lo encuentras extraño?

―Sí ―expresó Yuuki cabizbaja. Las ojeras de sus ojos reflejaban que no había podido dormir la noche anterior.

―¿Qué te pasa?

―Es todo lo que ha sucedido. Tenía muchas ilusiones de seguir estudiando. Ahora no sé qué va a pasar con todos los alumnos. Me alegro haber escapado a tiempo de aquel lugar.

Una mentira a medias. En el fondo se preocupaba por otras cosas.

―Voy a caminar. No me esperes para almorzar.

―Por favor, ten cuidado. No sabemos que puede ocurrir.

Al abrir la puerta de la casa se sorprendió ver el cielo completamente despejado. Desde la avenida principal podía ver hacia el centro de la ciudad. El humo tóxico que provenía de la Facultad de Medicina se había disipado durante la noche. 

Aquella angustia se intensificó aún más cuando pasó al lado de la parada donde se juntaba con Alex y sabía que ya nada volvería a ser como lo era antes. Tampoco lo deseaba. Reprimió cualquier sentimiento que ahora encontraba absurdo y siguió adelante hacia la casa del Jefe.

Lo que había sucedido ayer y cómo se sintió era algo que no podía sacar de su cabeza. Las emociones que la embargaron mientras estaba en la Facultad de Veterinaria y se enteró de la posible muerte de Alex, el dragón en el cielo que solo parecía destruir todo a su paso y luego saber que el hombre que amaba había sobrevivido gracias a una chica llamada Stella...

―Ya la había mencionado antes. Estoy muy segura de eso. Y el estúpido de Max solo hablaba maravillas de ella: que era alguien muy fuerte, muy valiente, con mucho poder, que intimidaba a cualquiera con su presencia y blablablá. ¿Acaso ese imbécil se enamoró de esa mujer?

Recordaba a la perfección el momento en que vio a Alex cruzar la puerta de la casa del Jefe. La hizo estallar de alegría y de llorar por la felicidad de verlo con vida. Sin embargo, contuvo y retuvo en su interior aquellos sentimientos.

Su cuerpo quiso engañarla. Por un segundo estuvo cerca de ir a abrazarlo, pero al apretar fuertemente sus manos contra cada brazo hizo desaparecer aquel deseo. Aunque estuviese en contra de todos sus sentimientos verdaderos no caería ante ellos con facilidad. No lo permitiría.

"Simplemente decidí ignorarlo y hacer como si no existiera... Me fui sin más, sin despedirme de nadie. Y hoy es muy probable que vuelva a verlo. ¿Para qué voy a la casa del Jefe si no quiero ver a Alex? Lo mejor es que entrene en un mundo virtual aparte".

Agarró un mechón de su largo pelo. Estaba arrepentida de llevar aquel color violeta. Extrañaba el azulado que la mantenía con más vida y alegría. Alex había sido la razón por la que se le había cambiado. Mantenerlo ya no le veía ningún sentido. Quizás había llegado la hora de un nuevo color.

Lamentó que al final todo girara en torno a Alex.

"No sé por qué el Jefe nos pidió que le ocultemos la verdad de quien lo salvó... No tiene ningún sentido. ¿Por qué no puede saberlo? No entiendo... ¿Quién es realmente Stella? ¿De dónde salió?"

Max abrió los ojos, un tanto temeroso y asustado por lo que podría ocurrir. Suspiró profundamente por varios segundos hasta cerciorarse de que estaba solo en la cama y en la habitación. Pero su preocupación era absurda al recordar que antes de encerrarse había dejado con llave.

Quedó sentado en el blando colchón de la cama. Hace años que no lo cambiaba, y sentir los resortes con cada movimiento le indicaba que debía hacerlo pronto.

Volvió a suspirar, deseando que lo que hubiese tras la puerta era solo su imaginación o producto de una mala pesadilla.

Creía que los problemas que tenía con Nora se solucionarían. Creía que todo acabaría después de la conversación que habían tenido en la casa del Jefe...

"Pero estaba equivocado, los problemas no han hecho más que comenzar... Lo que hay fuera no es una pesadilla... es la maldita realidad".

Salió de la habitación descalzo y de puntillas para evitar hacer ruido innecesario. Miraba con temor la puerta del otro cuarto. Su mente solo le gritaba que en cualquier momento se abriría.

"Debo llegar a la cocina para agarrar un pan y largarme de aquí. Si lo hago antes de que despierte... ¿Es que soy idiota? Puedo usar la teletransportación. Tantos nervios hicieron que me olvidara de ello y me comportara como un simple humano".



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En el texto hay: extraterrestres, superpoderes, romance accion aventura

Editado: 09.07.2022

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