Fantasía de un último deseo ll

La Reina en peligro

Desde lo alto del muro, un guardia alzó la voz con potencia. Fue tan intensa que Axel estaba seguro de que se escuchó en toda Pandemonium.

―¡Los reyes han regresado! ¡Abran ahora mismo!

"Los Reyes han regresado... acabados. Eso hubiese estado mejor que dijera. El resultado es totalmente desgarrador: miles de bestias perdidas y sin ser capaces de haber matado a los Cazadores Espirituales. Ni siquiera a uno. Seamos sinceros, no conseguimos nada importante... y si Luna no logra despertar... no me lo perdonaré jamás".

La gran puerta se abrió lentamente. Fue ahí cuando se percató de que estaba seriamente magullada, lo dejaba claro el ruido a metal oxidado que la acompañaba y además dos marcas de puñetazos. Alguien, probablemente de los que atacaron y de un tamaño considerable, había sido el responsable.

Concentrado al ver como se abría la entrada, no se percató que Belcebú estaba a su lado, acariciando el pelo de Luna.

―¿Qué le ha pasado a mi madre? ―preguntó el niño. Su rostro, más pálido de lo habitual, estaba inundado de tristeza―. ¿Quién le hizo daño? ¿Acaso fue alguno de sus amigos? ¿Fue Alex?

"¿En qué momento se colocó junto a mí? No me percaté de nada... Este niño me da miedo. Tiene una Energía Espiritual muy intensa y anómala. ¿Cómo es eso posible a su edad? ¿Solo se puede explicar por la combinación genética entre un humano y un Invasor o significará algo más?"

―No. De hecho, ese imbécil debería estar muerto.

Era lo que esperaba. Dios... era lo que más deseaba. Miraba al cielo rogando que el último ataque de Bahamut hubiese desintegrado a Alex. Pero sabía que era solo un deseo absurdo mientras Stella estuviese ahí, cuidándolo y protegiéndolo hasta el final.

―¿Quién fue? ―insistió Belcebú dejando en claro su malestar. Su Energía Espiritual se había intensificado de tal manera que los cadáveres que estaban a sus espaldas fueron eyectados y alejados varios metros de la ciudad.

Axel tragó saliva. No entendía por qué tenía tanto miedo. ¿Era el hecho de la incertidumbre de lo que podría pasarle a Luna o era por la batalla pérdida? ¿O...?

―Una mujer que no conocíamos ―fue la respuesta de Axel sin dar más detalles al respecto.

Aquella mujer.... Luna quería matarla, pero Balam pensó que podría ser útil al ser una Cazadora Espiritual. Si todo hubiese sido distinto, otra cosa podría contar. ¿Era culpa de Balam? ¿Era culpa de Luna de no haberla matado en aquel momento?

―¿Cómo es posible que no hayas sido capaz de defender a mi madre? ¿Cómo es posible que le haya pasado esto con el poder que lleva en su interior? ¡Es la Reina de Inframundo y la Invocadora!

Aquellas palabras fueron un cachetazo tanto para Axel como para Balam. Belcebú estaba en lo cierto. Había fallado rotundamente en proteger a Luna. No solo iba a cargar con eso, sino que también con el hecho de haber huido como un cobarde. Ella no se lo perdonaría. Estaba seguro de ello.

Desde el tiempo que han estado en Pandemonium, el orgullo y ego de Luna se había enaltecido. Las circunstancias de la vida la habían hecho más fuerte y engreída. Aunque lo entendía. De la noche a la mañana se convirtió en lo más importante para un planeta entero. En la única esperanza para sobrevivir.

"―Si te hubieses quedado a pelear... ¿Por qué huiste? ―preguntó Balam que hasta ese momento se había quedado en silencio―. Yo habría luchado hasta el final. Los teníamos acorralados. ¿Te das cuenta del error que cometiste?".

Obviamente que Axel lo sabía. No tenía que decírselo su compañero Invasor para convencerse de que había sido un cobarde. El Jefe y Max estaban sin Energía Espiritual... Alex, pese a estar estable, con un golpe moriría. Stella... el problema era ella. Con solo unos segundos de combate y una simple técnica mágica lo había dejado ciego. Luna tuvo que quitarle el hechizo para poder seguir luchando. Si no hubiese huido... ¿Cómo esperaba enfrentarse a ella?

Pero no. No. Luna era lo más importante en su vida. No podía permitir que le ocurriese algo. Verla en aquel estado... fue la reacción del momento y un deseo innegable de salvarla. ¡Que le reproche todo el mundo! ¡Su amor por Luna era mucho más importante que cualquier otra cosa!

Observó el rostro de ella, apartando con delicadeza los mechones negros que le ocultaban parte de su hermosura. Para Axel era la más bella del universo. Pero su condición era preocupante. Si no respirara, pensaría que estaba muerta.

Tuvo que hacer muchos esfuerzos para ocultar una lágrima que le caía por el ojo derecho. La presencia de Belcebú y las decenas de personas que estaban congregadas tras la puerta, lo obligaba a mantenerse fuerte.

Sentía cientos de ojos observándolo con atención. A cada segundo la muchedumbre crecía, a tal punto que no había hueco para avanzar. Observó atentamente como, los más rezagados, subían por los edificios para observarlos desde las terrazas y ventanas. Podía notar la mirada temerosa de muchos, otros de sobresalto, pero la gran mayoría de completa extrañeza al ver a la Reina, inconsciente y en brazos del Rey.

Los murmullos no se dejaron esperar. Pudo oír claramente como algunos mencionaban que habían perdido, qué cómo era posible aquel resultado. Pero ninguno se atrevió a decirlo en voz alta.

La vergüenza por la derrota paralizó a Axel, y sabía que Balam se sentía mucho peor. En su interior podía escuchar con claridad los insultos y lamentos de una batalla que debió haber sido victoriosa para el bando de los Invasores.

Volvió a observar el rostro de su amada para armarse de valor, alzar la vista y avanzar con orgullo. Tenía que llevar a Luna rápidamente con algún médico de confianza para que la revisara.

Fue solo cuestión de dar un paso para que la población estallara en gritos y llantos desesperados. Era algo esperable. Ser atacados por el enemigo y luego ver entrar al Rey y a la Reina en mal estado, no auguraba esperanza para el futuro.



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En el texto hay: extraterrestres, superpoderes, romance accion aventura

Editado: 09.07.2022

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