Fantasía de un último deseo ll

El sufrimiento de Luna

 

Luna... Ese es mi nombre. El nombre que me dieron mis padres, incluso antes de mi nacimiento. Y ahora último se ha perdido con los nuevos títulos que me han puesto, como Invocadora o Reina de Inframundo... Y eso es lo que soy ahora... Desde el momento en que pisé este planeta. No... desde antes. Este siempre ha sido mi destino.

Pero en el fondo, sigo siendo Luna. La misma que todo el mundo conoció en la Tierra, la misma que creció junto a su familia... la misma que se convirtió en Cazadora Espiritual.

Luna... Luna... Luna...

Tengo frío... tengo miedo... Lo único que veo son solo recuerdos... a cada segundo, hora, día y quizás semanas.

¿Qué fue lo que me hicieron?

Aunque cierro los ojos, las imágenes siguen ahí... como una película que se repite una y mil veces.

Mientras avanzaba el tiempo viviendo en Inframundo sentía que poco a poco mi identidad como humana iba quedando en el pasado. A cada segundo me volvía más Invasora.

No lo digo simplemente porque me convertí en una como tal, sino por el hecho de que veo a mi familia borrosa e incluso a mis amigos de la infancia y del colegio. Es que creo que ya ni siquiera soy capaz de recordar exactamente como eran. Los estoy perdiendo y para siempre...

―Ya no eres una humana... Deja el pasado atrás... Tienes que ser dura... cruel... despiadada...

Y yo sabía que esto me pasaría desde antes que me convirtieran en invasora. Lo podía ver en Axel... Su parte humana se perdió completamente en la maldad de Balam. Al menos su amor por mí se ha mantenido y creí que aquello me ayudaría a salvarlo, pero los días pasaron y no fui capaz. Y así mismo, yo me dejé llevar por ellos.

Ay Axel... Mi querido Axel... El príncipe de mis sueños... Lo conocí cuando íbamos juntos en primaria. Conversábamos poco y por lo general casi siempre se burlaba de mí junto al resto de sus amigos. Lo recuerdo con claridad... A él si soy capaz de verlo de forma nítida... y hasta siento que puedo tocarlo. No entiendo por qué será...

La niñez dio paso a la adolescencia. Axel se convirtió en un hombre alto, musculoso y con mechones rubios muy lindos. Y mi corazón latía con fuerza cada vez que lo veía. Me fascinaba tanto. Siempre bien vestido y con una sonrisa capaz de devorar al mundo. Sé que el sentía lo mismo por mí. A veces veía aquella mirada que tienen todos los hombres cuando ven a la mujer que tanto desean... Se le notaba que quería hacerme suya y viendo los recuerdos queda en evidencia.

¿Si no hubiera aparecido Balam que tan distinto habría sido lo nuestro? ¿Habría sido capaz de confesar todo lo que sentía por mí? A vece lo dudo. Se veía muy indeciso e inseguro. Creo que, por lo que me contó, la primera vez que me invitó a salir ya estaba bajo el control de Balam.

¡Maldito parásito! ¡Al menos te veo de forma borrosa! ¡Si te divisara con claridad vomitaría del asco!

Tengo que ser sincera... Balam me importa una mierda. Si no lo he matado es porque aún puede ser útil en mis objetivos como Invasora. De él no me interesa más nada que verlo muerto y juro que seré yo quien acabe con su vida... cuando corresponda. El problema es lo que pueda llegar a pasarle a Axel. El miedo me frena. Temo perderlo si lo intento.

Del amor entre él y yo... nació nuestro hijo... nuestro querido Belcebú. Aunque nunca ha reconocido a Axel como su padre y eso me duele mucho.

Pese a que no hemos pasado el tiempo necesario, amo a mi hijo con toda mi alma. Por él lo daría todo. Creció tan rápido que todavía no lo puedo creer, nunca lo amamanté y creo que las veces que lo cargué entre mis brazos son contadas con los dedos de una mano.

Lo extraño... extraño a mi hijo... pero no sé cuándo volveré a verlo. Me siento encerrada, me siento agobiada dentro de mí misma.

He intentado comunicarme con mis Espíritus de Invocación, pero ninguno logra escucharme... O yo soy incapaz de oír sus voces. Hefesto siempre me acompañaba en los momentos más duros, pero su voz la perdí cuando me convertí en Invasora. De seguro está muy enfadado conmigo y hasta decepcionado. Al menos sigue obedeciéndome.

De vez en cuando siento murmullos que vienen de muy lejos. Siento la calidez tanto de Axel como de Belcebú, pero no logra llegarme completamente.

Quiero moverme, quiero gritar con todas mis fuerzas. Quiero...

―Me gustas...

Aquella voz... ¡Cómo olvidarla! La recuerdo muy bien y aquel momento... siempre lo he atesorado en mi corazón.

―Siempre he querido decírtelo... desde que te conocí... desde la primera vez que te vi.

Es tan real... que siento que puedo tocarlo... siento que puedo abrazarlo... Y perderme en sus brazos, en su aroma. Alex...

―¿Qué haces aquí?

Casi puedo escuchar como su voz responde que es solo un recuerdo. Y mi corazón me duele, me duele acordarme de este momento y saber que nunca más volverá a suceder.

―No te vayas... Quédate conmigo. Hazme compañía.

Se lo suplico cada vez que aparece, pero siempre se va. Siempre desaparece entre mis brazos.

Tengo que dejar el pasado atrás... pero cuesta tanto.

Debo confesar que cuando Alex me dijo sus sentimientos, yo estaba muy confundida y contrariada. Mi corazón pertenecía a Axel. No tengo ninguna duda de que en aquel momento era así.

Recuerdo bien cuando vi a Alex por primera vez. Se trataba del mejor amigo de mi hermana y de vez en cuando iba a visitarnos y compartía con nosotros, pero tal parecía que para sus ojos yo era un fantasma. Solo intercambiábamos un par de saludos y nada más. Y jamás me llamó la atención. De hecho, mi primera impresión de él fue que era muy feo y tampoco se esforzaba en mejorar su propia imagen. Es más, solo la empeoraba vistiéndose con ropa que nunca combinaba.



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En el texto hay: extraterrestres, superpoderes, romance accion aventura

Editado: 09.07.2022

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